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El Barroco español y el género fluido emociona al público del Teatro Real con ‘Aquiles en Esciros’

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MADRID, 17 (EUROPA PRESS)

El Teatro Real ha acogido este viernes 17 de febrero un nuevo estreno entre el aplauso unánime del público a la ópera ‘Aquiles en Esciros’, de Francesco Corselli, que ha traído a las tablas madrileñas una obra del barroco español con identidades sexuales cruzadas y ambigüedad en el género de los personajes. Todo ello de la mano del director musical Ivor Bolton.

El público ha vitoreado y aplaudido al finalizar la obra cerca de cinco minutos al elenco, encabezado por el español Gabriel Díaz (Aquiles/Pirra), quien ha sustituido de manera correcta la ausencia por enfermedad de Franco Fagioli. El elenco lo completan Tim Mead (Ulises), Francesca Aspromonte (Deidamia), Sabina Puértolas (que interpreta travestida al príncipe Teagene), ovacionados por el público, que ha obligado a salir al director musical, Ivor Bolton y a la directora de escena, Mariame Clément para reconocer su buen trabajo al frente de la obra.

‘Aquiles en Esciros’ es una obra desconocida que ha renacido 278 años después de su estreno en Madrid, cuando se representó para festejar el casamiento de la Infanta María Teresa de España, hija de Felipe V, en el Coliseo del Buen Retiro de Madrid en 1744.

La puesta en escena de Mariame Clément–presente en el estreno y acogida con aplausos– acompaña la idea de Corselli. La trama de la ópera se sitúa en una gruta “encantada” de perfume rococó, que evoca las falsas ruinas de los jardines. La cueva puede tener funciones diferentes, el espacio claustrofóbico de la isla, de donde no se puede escapar, pero también, con esos colores rosáceos puede parecer un vientre maternal donde Aquiles se siente protegido.

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La ópera cuenta el capítulo de la vida de Aquiles al que su madre, Tetis, envía a la isla de Esciros para evitar que participe en la guerra de Troya, donde, según el oráculo, perderá la vida. Allí se hace pasar por mujer para ocultarse. La interpretación de papeles femeninos por hombres y viceversa era muy común en el barroco.

‘Aquiles en Esciros’ es la muestra de que la ópera inventó lo “queer”, como dijo en rueda de prensa Clément, ya que el héroe de la guerra de Troya aparece disfrazado de mujer. Además, otro hombre está atraído sexualmente por este héroe, un hombre que está interpretado por una mujer.

“Se puede resumir en que una mujer que interpreta a un hombre se siente atraída sexualmente por un hombre disfrazado de mujer, que encima interpreta un contratenor”, aclaró en rueda de prensa la directora de escena.

La ópera comienza con tintes cómicos por las confusiones de género de los artistas, especialmente en el primer acto, pero conforme avanza la trama la libertad veneciana desaparece para dejar paso a unos roles de género más estrictos.

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En un momento de la representación, en el segundo acto, aparecen cuatro esculturas de Hércules, mientras Ulises entona estrofas para herir el orgullo de Aquiles, escondido entre las ruinas y en su papel de Pirra.

Esta fórmula servirá para que Aquiles vuelva a retomar la espada y el escudo para honrar a su tierra.

Ya en el cuarto acto, la última escena alude al casamiento dinástico y responde a una especie de ‘éducation sentimentale’ para la infanta María Teresa, a quien los personajes durante toda la representación de la obra le enseñan aspectos relevantes sobre el amor y los sentimientos.

UNA OBRA EXHUMADA Y CONGELADA DESDE LA PANDEMIA

Al inicio de la ópera, el Teatro Real, a través de la megafonía, ha asegurado que dicha opera posee un “gran valor símbolico”, al recordar que ‘Aquiles en Esciros’ se iba a representar en marzo de 2020 pero tres días antes de su estreno se decretó el confinamiento por la COVID-19 y obligó a que el escenario se quedase montado durante tres meses.

Ahora, tres años después, se ha logrado encontrar un hueco para una ópera que iba a ser de las grandes obras de la temporada 2019-2020.

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“Quedó de guardia, inmóvil y en silencio. Sin embargo, figurará para siempre en el Real como señal y recuerdo de un tiempo durísimo que hemos podido superar”, se ha comentado.

El texto original se ha recuperado gracias al Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU). La búsqueda del texto, según recordó el director artístico del Real, Joan Matabosch en rueda de prensa, era un deseo expreso de Ivor Bolton que, cuando fue nombrado director musical del Teatro Real en 1994, comentó que quería examinar en profundidad las óperas principales del barroco español para encontrar “una joya extraordinaria que tuviera sentido exhumar”.

Para esta ocasión, el Teatro Real ha puesto en práctica, por primera vez en una ópera, el uso digital de los materiales musicales gestionados a través del proyecto DEePMusic (Digitalización del Ecosistema del Patrimonio Musical). La Orquesta Barroca de Sevilla, bajo la batuta del director musical del Teatro Real, Ivor Bolton, ha interpretado la partitura de Francesco Corselli utilizando soportes digitales de última generación.

Esta ópera tendrá cuatro funciones más hasta el 25 de febrero, en una nueva producción del Teatro Real en coproducción con el Teatro de Viena, y recupera su horario habitual de las 19.30 horas.


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