VALÈNCIA, 16 (EUROPA PRESS)
‘Cómo cambiar tu vida con Sorolla’ es el título de la biografía en la que el periodista César Suárez combina ensayo y ficción para “traer a día de hoy” a la persona que fue Joaquín Sorolla, cuya pintura continúa, en el año en el que se conmemora el centenario de su muerte, “transmitiendo mucha energía”. Para el autor, “es necesario que alguien reivindique su figura”. “Debemos hacerlo nosotros, los ciudadanos que creemos que el conocimiento y la cultura nos hace mejores, y no las instituciones”.
Así lo asegura a Europa Press César Suárez, que presenta en València esta obra publicada por Lumen. Se trata de un libro que muestra una visión “audaz” de Joaquín Sorolla y de su tiempo y que, además, hace un recorrido por “escenas de la vida del artista que, tal vez, podrían servirnos de inspiración para la nuestra”.
El autor espera que los lectores de ‘Cómo cambiar tu vida con Sorolla’ descubran mucha información sobre el creador, al igual que le ha sucedido a él.
“Lo primero que me atrajo de su vida cuando empecé a investigar más a fondo es precisamente eso, que tuvo una vida apasionante pero poco conocida por muchos, al contrario que su pintura, que sí es más reconocible y admirada. Espero que los lectores descubran la personalidad de Sorolla, con sus cualidades y sus defectos, y a personajes reales fascinantes, como su mujer, Clotilde, o su mejor amigo, Pedro Gil Moreno de Mora, que le conecta con los círculos de los grandes artistas, marchantes y compradores de arte de París”, relata.
Además, añade, el volumen “quiere ser también una inmersión en esa época tan atractiva para curiosos de todo tipo que Sorolla habitó, porque estuvo además en los principales escenarios donde había que estar”.
Entre los mayores hallazgos personales que Suárez destaca en la redacción de la obra, subraya las cartas que Sorolla escribió a su mujer, Clotilde. “Ella ha sido mi mayor descubrimiento, –reconoce– por su generosidad, por su inteligencia para entender el genio y las manías del artista, por su dedicación (se ocupó del tema financiero, de la organización de sus exposiciones y viajes, de sus catálogos…). Hay dos tomos de cartas que son un disfrute porque Sorolla se expresa de forma sincera, coloquial, prosaica, y dan la verdadera medida de lo que pensaba. Se quisieron mucho, y esta parte de su vida, así como el sufrimiento final, con Clotilde a su lado, es muy emocionante”.
El periodista cultural recuerda que, pese a su éxito, Sorolla fue criticado por algunos miembros de la que más tarde fue llamada Generación del 98 porque les parecía que su pintura reflejaba “una España irreal”. Según Unamuno, sobre todo, la situación del país y sus gentes era desastrosa, pero Sorolla pintaba escenas optimistas en vez de reflejar las calamidades.
“Sorolla no era un necio y se daba cuenta de esto, pero decía que no podía ir contra su afán de optimista. Más que optimismo, tal y como se entiende hoy, yo creo que a él le apasionaba reflejar la vida, el esfuerzo cotidiano del pueblo por vivir y disfrutar de la vida a pesar de las penalidades. Su obsesión era reflejar ‘la verdad’, y lo que él veía era esto. En una conversación que ficciono con Galdós, con quien sí tuvo afinidad, hablan de esto”, explica.
TÓPICOS Y ETIQUETAS
En esta biografía se pretende asimismo ir más allá de “los tópicos, etiquetas y catalogaciones” que han rodeado al pintor valenciano. “Creo que son clichés circunstanciales. En cuanto quieres conocer un poco más, y salirte de esos territorios comunes, te olvidas de las etiquetas. Con este libro quiero también evitar prejuicios y traer a día de hoy a la persona que fue Sorolla, porque creo que su pintura y su carácter siguen transmitiendo mucha energía a día de hoy, cien años después de su muerte”, asevera.
“SIEMPRE AÑORÓ VALÈNCIA”
Sobre su ciudad natal, el autor asegura que Joaquín Sorolla “siempre añoró Valencia, recordaba su tierra constantemente y su gran sueño era regresar algún día y construir una casa con estudio enfrente de la playa, para salir a pintar cada día”. Pero a la vez, apunta, su ambición le llevó a vivir en Madrid, porque sabía que era el camino para triunfar en la pintura y dar el salto a París y los salones internacionales.
“Pudo vivir en París también, pero cualquier ciudad grande le parecía una olla de grillos, salvo su querida Valencia. En los últimos años, cuando pinta los paneles para la Hispanic Society y está buscando localización en Valencia, no tiene claro dónde pintar, y cuenta que en un camino entre huertas escuchó a unas mujeres cantando una canción en valenciano que le recordó a su infancia, y se echó a llorar y pintó ‘Las grupas’, que está en la Hispanic Society”, concluye.
- Te recomendamos -
