MADRID, 07 (SERVIMEDIA)
Países industrializados y prósperos contribuyen significativamente a la contaminación de ecosistemas remotos como el Ártico porque hasta allí llegan residuos plásticos procedentes de naciones ricas como Alemania, por ejemplo.
Los desechos plásticos son un problema global al que incluso la naturaleza deshabitada del Ártico no es inmune, pues se han observado cantidades considerables de residuos de ese tipo flotando en ese océano.
Sin embargo, no estaba claro de dónde provenían. Un proyecto de ciencia ciudadana liderado por el Instituto Alfred Wegener, del Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina (AWI, por sus siglas en alemán), ofrece una primera información al respecto en un estudio dado a conocer este martes.
“En 2016 comenzamos a trabajar con ciudadanos para investigar la composición de los desechos plásticos en las costas del Ártico”, apunta Melanie Bergmann, del AWI, a quien se le ocurrió la idea del proyecto junto con la guía turística y escritora Birgit Lutz.
En estrecha colaboración con las empresas que ofrecen viajes al Ártico, los turistas participantes se reunieron y registraron los desechos de plástico arrojados a las costas del archipiélago noruego Svalbard entre 2016 y 2021.
Un tercio de los desechos plásticos que aún tenían huellas o etiquetas que permitían determinar su origen en Europa. “Hemos ido un paso más allá e investigamos de dónde procedían los restos que aún tenían marcas, etiquetas o huellas”, indica Bergmann. “Nuestro análisis encontró que, en un 80%, la gran mayoría eran desechos plásticos”, agrega Anna Natalie Meyer, también del AWI.
DEFICIENTE GESTIÓN DE RESIDUOS
Aunque la mayoría de los artículos podrían clasificarse como provenientes de la pesca, no se pudo identificar su punto de origen. En un 1% de los residuos aún se podían reconocer etiquetas o huellas, principalmente de los países árticos, en particular Rusia y Noruega.
“A partir de estudios anteriores y modelos informáticos, sabemos que la contaminación plástica proviene de fuentes locales y remotas por igual”, recalca Meyer, quien agrega: “Los residuos plásticos llegan al océano desde los barcos y desde las comunidades del Ártico con sistemas deficientes de gestión de desechos”.
“En cuanto a las fuentes remotas, los desechos plásticos y los microplásticos son transportados al océano Ártico desde el Atlántico, el Mar del Norte y el Pacífico Norte por varios ríos y corrientes oceánicas”, apostilla.
Los expertos incluso encontraron residuos provenientes de lugares tan distantes como Brasil, China y Estados Unidos en la costa de Svalbard. Pero los desechos plásticos de Europa, especialmente de Alemania, también terminaron en el Ártico, lo que representa un 8% del total.
“Teniendo en cuenta que Alemania es el ‘campeón europeo’ tanto en términos de producción de plástico como de exportación de residuos, este porcentaje comparativamente alto no es tan sorprendente”, precisa Bergmann.
Según el estudio, una comparación de los nuevos datos con los de trabajos de campo anteriores realizados en la superficie del mar y en las profundidades del fondo del océano muestra que se acumulan muchos más residuos en las costas del Ártico, lo que las convierte en una especie de “sumidero final”.
Estos desechos plásticos plantean desafíos adicionales para los ecosistemas del Ártico, que ya están sobrecargados por el cambio climático. Después de todo, se trata de una región que se está calentando a una tasa cuatro veces mayor que la media mundial.
“Nuestros resultados destacan que incluso los países industrializados prósperos, que pueden permitirse una mejor gestión de los residuos, contribuyen significativamente a la contaminación de ecosistemas remotos como el Ártico”, destaca Bergmann.
Esta investigadora señala que abordar este problema supone que no solo es necesario mejorar la gestión local de residuos, especialmente en los barcos y en la pesca.
“Es igualmente importante que la producción mundial de plástico se reduzca masivamente, especialmente en los países industrializados de Europa, América del Norte y Asia, ya que aproximadamente un 11% de la producción mundial de plástico llega a nuestras vías fluviales. Esto subraya una vez más la necesidad urgente de un Tratado de Plásticos de la ONU ambicioso y jurídicamente vinculante, que se está negociando actualmente y que entrará en vigor en 2024”, concluye.
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