MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
Un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia y la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS Europa) ha concluido que el uso de la inteligencia artificial (IA) en los servicios de salud mental y la investigación tiene “potencial”, pero actualmente presenta “deficiencias significativas” que pueden indicar una “introducción demasiado acelerada de nuevos modelos de IA que aún deben ser evaluados como viables en el mundo real”.
En 2021, más de 150 millones de personas en Europa vivían con una enfermedad mental. En los últimos años, la pandemia de COVID-19 ha empeorado la situación. Las personas han tenido menos posibilidades de acceder a los servicios, y el aumento del estrés, las condiciones económicas adversas, los conflictos y la violencia han puesto de manifiesto lo vulnerable que puede ser la salud mental.
Paralelamente, la IA ha estado dando lugar a una revolución en la medicina y la atención sanitaria. La IA se considera una herramienta novedosa en la planificación de servicios de salud mental, así como en la identificación y seguimiento de problemas de salud mental en individuos y poblaciones.
Las herramientas basadas en IA pueden utilizar datos sanitarios digitalizados (disponibles en diversos formatos, como historias clínicas electrónicas, imágenes médicas y notas clínicas manuscritas) para automatizar tareas, apoyar a los médicos y profundizar en la comprensión de las causas de trastornos complejos.
“Dado el creciente uso de la IA en la atención médica, es relevante evaluar el estado actual de la aplicación de la IA para la investigación en salud mental para informar sobre tendencias, brechas, oportunidades y desafíos”, ha explicado el español David Novillo-Ortiz, asesor regional de Datos y Salud Digital de OMS Europa y coautor del estudio.
Su investigación analizó el uso de IA para estudios de trastornos de salud mental entre 2016 y 2021. En su trabajo, descubrieron que el uso de aplicaciones de IA en la investigación de la salud mental está “desequilibrado” y se utiliza principalmente para estudiar trastornos depresivos, esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
“Esto indica una laguna importante en nuestra comprensión de cómo pueden utilizarse para estudiar otras afecciones de salud mental”, ha destacado Ledia Lazeri, asesora regional de Salud Mental de OMS Europa.
El estudio detectó “fallos importantes” en la forma en que las aplicaciones de IA procesan las estadísticas, una validación de los datos “poco frecuente” y “escasa” evaluación del riesgo de sesgo.
Además, hay otros aspectos “preocupantes” para los investigadores, como la “falta de transparencia en los informes sobre los modelos de IA, que socava su replicabilidad”. Según el estudio, los datos y los modelos “siguen siendo en su mayoría privados, y la colaboración entre investigadores es escasa”.
“La falta de transparencia y los fallos metodológicos son preocupantes, ya que retrasan la aplicación práctica y segura de la IA. Además, la ingeniería de datos para los modelos de IA parece pasarse por alto o entenderse mal, y los datos no suelen gestionarse adecuadamente. Estas importantes deficiencias pueden indicar una promoción demasiado acelerada de nuevos modelos de IA sin detenerse a evaluar su viabilidad en el mundo real”, ha explicado Novillo-Ortiz.
Antonio Martínez-Millana, profesor ayudante doctor de la Universidad Politécnica de Valencia y coautor del estudio, ha añadido que “la inteligencia artificial se erige como piedra angular de la próxima revolución digital”.
“En este estudio hemos podido vislumbrar lo que está por venir en los próximos años y que impulsará a los sistemas sanitarios a adaptar sus estructuras y procedimientos para avanzar en la prestación de servicios de salud mental”, ha remachado.
El estudio fue presentado en un evento organizado por OMS Europa el 7 de diciembre que expertos de toda Europa para debatir cómo utilizar de forma realista modelos de IA en la planificación de servicios de salud mental, así como factores de seguridad y éxito, como la participación de personas con trastornos mentales en el proceso de desarrollo.
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