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Más de la mitad de los presos consumieron drogas en su último mes en libertad y casi el 17% en los últimos 30 días en prisión

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MADRID, 05 (SERVIMEDIA)

Más de la mitad de los presos, en concreto el 53,5%, consumieron drogas en su último mes en libertad y el 16,8%, en los últimos 30 días en la cárcel.

Así lo desvela la última Encuesta sobre Salud y Consumo de Drogas en Población Interna en Instituciones Penitenciarias, que publica cada cinco años la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas para obtener datos sobre características sociodemográficas, de salud, consumo de drogas, prácticas de riesgo y tratamiento por consumo de drogas en la población penitenciaria en España y cuya nueva edición se basa en entrevistas a un total de 5.512 internos.

Según el estudio, además, el consumo declarado de todas las drogas ilícitas en los últimos 12 meses es “claramente superior” en la población penitenciaria privada de libertad antes de su ingreso que en la población general de 15 a 64 años, “destacando” las “diferencias” en el consumo de cannabis y cocaína.

Asimismo, la población penitenciaria se inicia en el consumo de drogas a una edad “más temprana” que la población general de 15 a 64 años, el cannabis es la droga ilegal más consumida tanto en prisión como en libertad y el tabaco, entre las sustancias legales.

En paralelo, la prevalencia del consumo de drogas tanto legales como ilegales tanto en prisión como en libertad es “mayor” entre los hombres y el 75,1% de la población carcelaria reportó haber consumido alguna droga ilícita “alguna vez en su vida en libertad” , al igual que el 58,9% en el último año en libertad.

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Al entrar en prisión, la prevalencia del consumo de drogas disminuye para todas las drogas, siendo el descenso “más llamativo” en el consumo de alcohol y cocaína y las mujeres muestran una “mayor reducción” en la prevalencia de consumo de todas las drogas al ingreso en prisión, excepto en el caso del tabaco que, al igual que en el caso de los hombres, incrementa su consumo entre rejas.

Según la encuesta, de 2006 a 2022 se observa una “tendencia a la baja” en la prevalencia de uso en prisión en los últimos 30 días para la “mayoría” de las drogas ilícitas y el cannabis muestra una “clara tendencia a la baja”, cayendo su consumo a “un tercio” de lo que era en 2006.

La única sustancia que muestra una “tendencia al alza” en prevalencia de consumo son los tranquilizantes sin prescripción médica desde 2011, aunque los valores alcanzados en 2022 son “inferiores” a los observados en 2006, cuando se registró el “pico” de la serie histórica.

SOBREDOSIS

Las sobredosis no mortales entre la población penitenciaria son “más frecuentes” en libertad (18,9% del total) que dentro del penal (4,1% del total) y, cuando ocurren en libertad, son “más frecuentes antes del primer ingreso”.

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En 2022, el 15,3% de la población penitenciaria se había inyectado drogas alguna vez en la vida, valor que se ha mantenido “estable” en los últimos 10 años y la misma tendencia se observa para la inyección de drogas en los últimos 30 días en libertad. La inyección de drogas en los últimos 30 días en prisión “disminuye” con respecto a la inyección de drogas en libertad, y se mantiene “estable” en toda la serie histórica con valores “cercanos” al 1,3%, mientras el 1,1% de la población carcelaria total informó haberse inyectado por primera vez en prisión.

El 21,2% de la población penitenciaria conoce la existencia del Programa de Intercambio de Jeringas Penitenciarias, cifra que se eleva al 52,8% de la población penitenciaria que se ha inyectado alguna vez en su vida, y el 1,1% de la población penitenciaria total ha utilizado el programa en el último mes de prisión.

TRATAMIENTOS

Por su parte, el 20,8% de los consultados recibía tratamiento para “detener o controlar” el consumo de drogas en el momento de su ingreso actual, el 31,2% admitió haber recibido tratamiento en libertad en algún momento de su vida para detener o controlar su consumo de drogas.

A su vez, el 24,1% refirió haber recibido tratamiento en prisión en algún momento durante algún ingreso y el 50,6% que se encontraba en tratamiento en libertad afirmó haber continuado recibiendo tratamiento al ingreso.

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Por lo que se refiere a la percepción sobre su estado de salud, el 20,7% consideró que es “mejor cuando está en prisión”, cuando en 2016 ese porcentaje se situaba en un 15,1%, y el 34,8% confirmó haber sido diagnosticado, alguna vez en la vida, de algún trastorno mental o emocional y hasta un 22,6% ha dado positivo en covid-19.

Entre quienes se han hecho la prueba del VIH o de la hepatitis y conocían el resultado, el 4,6% es VIH positivo, el 13,6% es hepatitis C positivo y el 1,1% es hepatitis B positivo, si bien desde 2011 se observa un “descenso” de la prevalencia de enfermedades infecciosas tanto en la población total de reclusos como en los inyectores.

Los resultados de esta encuesta, que cuenta con la colaboración de la Subdirección General de Salud Penitenciaria de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior, la Generalitat de Cataluña y el Gobierno Vasco, serán analizados el próximo jueves en el XIII Encuentro Ágora de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas, titulado ‘Drogas y adicciones en el ámbito penitenciario’ y en el que participarán expertos de Instituciones Penitenciarias, el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones y la Red de Atención a las Adicciones.


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