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La asiduidad y fatalidad de los ataques de carnívoros es mayor en los países con menos ingresos, según un estudio

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MADRID, 1 (EUROPA PRESS)

Los ataques de carnívoros son más habituales y fatales en los países con menos ingresos, según concluye un estudio internacional liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC) junto al Science Museum (MUSE) de Trento (Italia).

La investigación evidencia que la situación socioeconómica como ambiental de los países influye en los patrones de los ataques de los carnívoros contra el ser humano.

El trabajo, que ha sido publicado el 31 de enero en la revista PLOS Biology, ha analizado más de 5000 informes y centró su labor en las informaciones sobre ataques registrados entre 1970 y 2019 de 12 especies de carnívoros de tres familias (osos, felinos y cánidos). A su vez, los investigadores han identificado 5.089 ataques de grandes carnívoros, de los cuales el 32% resultaron fatales y afectaron casi a 1630 personas.

Esto ha permitido, en primer lugar, llegar a la conclusión de que en los países con mayores ingresos los ataques se producen en momentos de ocio y resulta menos probable que sean fatales. Por su parte, en los países con menos recursos económicos, se concentran la mayor parte de los ataques totales, en concreto, India registró el 72% y el sureste africano el 14%.

Además, la mayoría (90%) de los que tienen lugar en países menos favorecidos se producen durante actividades relacionadas con la subsistencia –pesca, agricultura y ganadería– y su desenlace suele ser más grave.

“Hemos observado que entre 1970 y 2019, el número de ataques informados aumentó, particularmente en los países de bajos ingresos. Sin embargo, desde principios de la década de los 90, los informes de ataques disminuyeron en los países con mayor proporción de bosques”, ha aclarado el investigador del MNCN Vincenzo Penteriani.

Los registros han evidenciado que la motivación de los ataques es diferente según los carnívoros. En concreto, los cometidos por felinos y cánidos salvajes guardan relación con la depredación, mientras que en el caso de los osos, los ataques se producen al defender a sus cachorros o al ser sorprendidos buscando comida.

En este sentido, Penteriani ha indicado que, para poder reducir los ataques de grandes carnívoros, los planes “deben adaptarse al contexto socioeconómico” de cada lugar. Así, los países de altos ingresos deben orientar sus campañas a educar los comportamientos de alto riesgo. En cambio, en aquellos con bajos ingresos donde se produce una gran coexistencia con grandes carnívoros resulta necesario realizar una ordenación del territorio que separe al ser humano y a su ganado del hábitat de los grandes carnívoros, la expansión de las áreas protegidas y la restauración de la conectividad de los hábitats .

“Estas medidas preventivas pueden ser difíciles de implementar a medida que crece la población mundial, pero cuando las actividades humanas recreativas o de sustento se superponen con áreas de distribución de grandes carnívoros, reducir el riesgo de ataques es crucial”, ha concluido la investigadora del Science Museum Giulia Bombieri.


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