MADRID, 31 (SERVIMEDIA)
Las aguas que rodean Baleares registraron cinco olas de calor marinas entre mayo y diciembre del año pasado debido al aumento de las temperaturas del Mar Balear, lo que puede tener graves consecuencias sobre los ecosistemas y su funcionamiento, y puede repercutir en la economía y las condiciones de vida humana.
Así se recoge en el ‘Informe Mar Balear 2022’, liderado por la Fundación Marilles y en el que participaron otras nueve instituciones científicas. El trabajo fue difundido este martes.
El informe recopila información actualizada sobre indicadores de calentamiento global, como el nivel del mar; la temperatura del agua y la del aire sobre el mar; las presiones náuticas y humanas y turísticas, y la respuesta social a estas presiones.
Las aguas de Sa Dragonera (oeste de Mallorca) llegaron este verano a 33,3 grados, la mayor temperatura jamás registrada en ese lugar. También se midió el mayor valor térmico promedio superficial del Mar Balear: 29,2 grados.
Además, la temperatura del aire sobre tierra mostró un incremento de 0,25 grados por década entre 1979 y 2021, casi un 40% superior a la media global. Y la superficial del agua ha aumentó 0,36 grados por década en ese periodo.
Con respecto a la temperatura del aire y su relación con la temperatura del mar, el informe incluye datos hasta agosto del año pasado y destaca el singular comportamiento térmico del verano.
Este aumento de las temperaturas es una de las causas de la subida del nivel del mar, que se prevé que pueda aumentar entre 55 y 77 centímetros a final de siglo, y entre 87 y 129 centímetros en 2150, lo que supondría un retroceso de las playas de Baleares de entre 7 y 50 metros, según el informe.
De hecho, la subida del nivel del mar en el Mediterráneo occidental se ha acelerado en las últimas décadas al aumentar 1,32 milímetros anuales en los últimos 136 años, con un incremento acumulado de 17,9 centímetros durante este periodo. El incremento fue de 2,91 milímetros anuales en los últimos 41 años y de 3,08 milímetros anuales en los últimos 28 años.
PRESIÓN TURÍSTICA
Mientras el mar y el aire se calientan, la presión turística sigue aumentando. Así, el Indicador de Presión Humana (IPH) batió el año pasado récords en las islas de Mallorca y Menorca. En septiembre se habían superado los 14,3 millones de turistas.
La presión náutica en los cinco puertos principales de Baleares también ha crecido en las últimas décadas, concretamente un 56% más entre 1992 y 2019, un 42% menos entre 2019 y 2020 por la pandemia de la covid-19, y una recuperación del 30% en 2021.
Las Pitiusas tienen un volumen de navegación 10 veces superior al resto del archipiélago balear por el gran número de ferris y de transporte de carga horizontal que conectan Ibiza y Formentera. Alrededor de estas islas también se ha medido el ruido submarino, el cual se triplica durante el verano, atribuido principalmente a los desplazamientos de la flota recreativa y a una mayor cantidad de ferris que conectan ambas islas.
Por otro lado, el Servicio de Vigilancia Posidonia contribuyó a que el año pasado se recogieran 20 toneladas de residuos marinos con 22 embarcaciones, 17 toneladas menos que en 2021 por falta de patrones.
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