MADRID, 30 (SERVIMEDIA)
Un equipo de ecólogos, liderado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), propone que las pardelas chica y pichoneta sean declaradas especies en peligro de extinción y no vulnerables, catalogación que tienen actualmente en España.
A pesar de que las pardelas incluyen algunas de las aves marinas mejor estudiadas (por ejemplo, la pardela pichoneta, la pardela cenicienta o la pardela de Tasmania), el conocimiento sobre la historia natural de algunas de sus especies es bastante limitado.
La contaminación lumínica afecta a los primeros vuelos de los pollos desde sus nidos hasta el océano en más de 70 especies de aves marinas en todo el mundo. Esto provoca una alta mortalidad y, sin la intervención humana, se supone que la mayoría moriría. Para evitar la mortalidad, se organizan campañas de rescate para dar una segunda oportunidad a las aves afectadas.
La mayoría de las pardelas anidan bajo tierra, visitan colonias por la noche y sus colonias suelen criar en lugares remotos e inaccesibles (islotes, acantilados o montañas), lo que dificulta estimar el tamaño y las tendencias de la población.
Los datos de las campañas de rescate proporcionan información sobre la supervivencia de especies raras, las ubicaciones potenciales de sus colonias de reproducción y para inferir el tamaño de la población reproductora y las tendencias de la población.
Actualmente, conocer los tamaños de población y las tendencias de la población es crítico, pues las pardelas se encuentran entre los grupos de aves más amenazados del mundo.
DECLIVE DESDE 1990
En un estudio reciente, investigadores del Grupo de Ornitología e Historia Natural de las Islas Canarias (Gohnic), del Cabildo de Tenerife y del Departamento de Ecología de la UAM han utilizado el número de pollos rescatados anualmente por el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre La Tahonilla durante 32 años (1990-2021) en la isla de Tenerife, la más grande y poblada de Canarias, para evaluar las tenencias poblacionales de cuatro especies de pardelas.
Los datos indican que las poblaciones de pardela pichoneta y pardela chica están declinando desde la década de 1990. Estas dos especies catalogadas como vulnerable, según el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, no cuentan aún con sus respectivos planes de conservación, documentos que establecen objetivos y líneas estratégicas para garantizar la conservación de las especies amenazadas.
La redacción y ejecución de esos planes son obligatorios según la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad y deben basarse en tres puntos: control (o erradicación cuando sea posible) de depredadores introducidos en colonias como gatos, hurones, ratones y ratas; identificación y evaluación de otras amenazas, y caracterización de la distribución y el tamaño de la población para evaluar su dinámica demográfica a largo plazo.
“Ambas pardelas deberían pasar de Vulnerable a En Peligro de Extinción (la máxima categoría de protección en la legislación española) y ser consideradas una prioridad para su financiación en el marco del programa LIFE de la Unión Europea. Todas estas acciones ayudarían a una mejor gestión de estas especies raras y amenazadas, minimizando el riesgo de otra extinción en Canarias”, afirman los investigadores.
HÁBITAT AMENAZADO
Canarias conforma una de las áreas más importantes para las pardelas en Europa, con siete especies reproductoras y la única área de cría de dos de ellas en España.
A pesar de su pequeño tamaño, este archipiélago constituye uno de los ‘puntos calientes’ de biodiversidad más importantes de la UE. Actualmente, un 40% del territorio canario está protegido por Natura 2000, pero Canarias cuenta con una de las densidades más altas de Europa (304 habitantes por kilómetro cuadrado) y la industria del turismo (principal actividad económica) aumenta la presión con 13 millones de visitantes cada año.
“El estado ambiental de Canarias es deplorable. De hecho, casi dos tercios y alrededor de un 13% de la avifauna endémica y nativa se han extinguido desde la llegada de los humanos a las islas hace aproximadamente 2.500 años, incluyendo dos especies de pardelas endémicas: ‘Puffinus olsoni’ y ‘Puffinus holeae’”, concluyen los investigadores.
- Te recomendamos -