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Yolanda Díaz define a Feijóo como “el alumno del partido del odio” por vincular islam y terrorismo

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MADRID, 27 (SERVIMEDIA)

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, afirmó este viernes que la contraposición que hizo el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, entre el terrorismo que protagonizan algunos yihadistas y los católicos que supuestamente no lo hacen desde hace siglos “demuestra que es el alumno del partido del odio”.

En un acto de su plataforma Sumar en Palma de Mallorca, Díaz no olvidó referirse a la derecha y aseguró que “lo que tenemos enfrente es la barbarie”. A partir de aquí expresó “lástima” por haber oído a Feijóo esa reflexión, y la atribuyó a que “tiene un problema con la Constitución”, pues “parece desconocer que la voluntad del constituyente fue que vivimos en un país aconfesional en el que practicamos libertad de culto y respetamos a las personas que profesan algún tipo de religión”.

Seguidamente coligió que su contraposición “demuestra que es el alumno del partido del odio”, como Díaz suele aludir a Vox pero no sólo a él, y aseguró que pactar con dicha formación “es la única posibilidad para que el señor Feijóo gobierne”. En esta línea, censuró al Gobierno de Castilla y León, no sólo por su protocolo antiaborto sino por la supresión del Serla como servicio de mediación, y advirtió de que, si ganan en España, lo de esa región será “solamente el aperitivo”.

Díaz arrancó su intervención anunciando que se había reunido con el juez José Castro, el que condenó a Iñaki Urdangarin en el juicio del ‘caso Nóos’, y lo presentó como “gran referente ético” por trabajar por hacer “un país muchísimo mejor”. También quiso recordar al cineasta balear recién fallecido Agustí Villaronga, por llevar al centro lo que a menudo se ha situado “en los márgenes”.

Seguidamente dio las gracias a miembros del Gobierno balear pertenecientes a Podemos como Juan Pedro Yllanes y Mae de la Concha, por su modelo de producción agrícola y comercio local, por la agencia pública de energía balear y por multiplicar por 10 el autoconsumo. Después defendió sus “políticas específicas para Baleares”, que reconoció haber legislado por la dependencia de esta región del turismo, hasta el punto de que el 40% de los trabajadores del archipiélago llegaron a estar en ERTE.

“Hemos decidido que queríamos salvar a los trabajadores de Baleares”, proclamó. También recordó que la mesa del diálogo social arrancó con una reunión en esta comunidad, algo que presentó como una “vocación personal”, y ensalzó que en Baleares el 70% de los contratos ya son indefinidos (frente al 45% en España). Y, ya trascendiendo el ámbito regional, reivindicó haber devuelto la dignidad a las camareras de piso, las trabajadoras del hogar y las personas de la cultura (con el Estatuto del Artista).

En materia económica, remarcó que el artículo 135.3 de la Constitución, el que consagró el equilibrio presupuestario, “tiene que ser expulsado” de la Carta Magna, pues “tiene que ver con la Europa del sufrimiento”. Y reiteró su empeño en subir el salario mínimo interprofesional y el de los funcionarios, con quienes se solidarizó frente a los recelos de otros sectores sociales: “No es verdad que seáis unos privilegiados”.

Asegurando que el PP y Vox, si gobernaran, nunca subirían el salario mínimo ni las pensiones, ni aprobarían ERTE ni la ley de eutanasia ni la ley trans, porque van a Europa “a decirle que nos rescate, que nos recorte”, y “son los que quieren que sigáis teniendo dolor”, embocó en la crítica a las palabras de Feijóo sobre el atentado de Algeciras.

ARTÍCULO 49

En otro orden de cosas, la vicepresidenta se congratuló de que se va a reformar el artículo 49 de la Constitución, suprimiendo el término “disminuidos”, lo que “tiene que ver con el reconocimiento pleno de las personas que tienen algún tipo de discapacidad” y de las asociaciones que les representan. PSOE y PP llegaron el pasado miércoles a un preacuerdo para consumarlo.

A partir de ahí, Díaz sostuvo que donde ha actuado el Gobierno “con contundencia” ha “mejorado la vida de la gente”, pero, como otras veces, reconoció dos temas pendientes: la vivienda y la alimentación. Del primero abogó por restringir la compra de vivienda a extranjeros como en Canadá y Nueva Zelanda, además de por “actuar con carácter inmediato limitando los precios del alquiler”, prohibir los desahucios y obligar a los fondos de inversión a construir viviendas sociales.

Sobre la alimentación, denunció que con la guerra en Ucrania “alguien está haciendo negocios” ya que “los márgenes empresariales se han multiplicado por siete”, y que “los productores no pueden vender por debajo del valor de la producción y eso en nuestro país no está pasando”, lo cual implica dudar de la eficacia de la Ley de Cadena Alimentaria. En esa línea juzgó que las grandes distribuidoras “tendrían que dar un paso al frente” y ofrecer una cesta de la compra asequible.

Díaz también insistió en una “reforma fiscal profunda” porque “si los que más tienen más aportan, a los que menos tienen les vamos a poder bajar sus impuestos”, y terminó definiendo una vez más el objetivo de Sumar como “mejorar la vida de la gente” y “lo cotidiano”, no las “batallas culturales”, y, políticamente, postuló de nuevo su plataforma como “la llave para que tengamos un Gobierno progresista durante la próxima década”.

“No somos un partido político”, puntualizó frente a la etiqueta tradicional que le quiere asignar Podemos, pero a la vez reconoció que “sólo si sumamos vamos a evitar que gobierne el partido del odio”, un propósito en el que ella prometió que se va “dejar la piel”. Referencias todas ellas que parecen confirmar que Díaz se presentará como candidata a la Presidencia del Gobierno aunque todavía no lo haya anunciado formalmente.


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