MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Alrededor de 37 miembros de la comunidad fulani murieron el martes a causa de la explosión de una bomba en una zona situada entre los estados nigerianos de Nasarawa y Benue (centro), según las autoridades locales.
El gobernador del estado de Nasarawa, Abdullahi Sule, ha precisado que un total de 37 personas murieron tras la explosión en Kwatiri, según el diario ‘Punch’. Horas antes, el portavoz de la Policía de Nasarawa, Ramhan Nansel, había cifrado en 27 el balance a la par que había subrayado que las autoridades están investigando para intentar esclarecer lo sucedido y arrestar a los responsables.
Asimismo, Nansel ha detallado que todos los muertos son pastores fulani y ha hecho un llamamiento a la calma a esta comunidad –también conocida como peul–. “Expreso mis simpatías a la comunidad fulani en nombre del gobierno estatal por la muerte de su gente a manos de un terrorista desconocido. Quiero garantizar el compromiso de las autoridades estatales para que los responsables de este acto hagan frente a todo el peso de la ley”, ha subrayado.
Sin embargo, Nansel ha subrayado horas después que la explosión podría haber sido causada por un ataque aéreo. En este sentido, ha afirmado que los pastores habían acudido a Benue para pagar multas para recuperar cabezas de ganado incautadas cuando tuvo lugar el suceso, según la agencia nigeriana de noticias NAN.
“Mientras estaban cargando algunas vacas en los vehículos en la aldea de Kwatiri, una localidad fronteriza entre Benue y Nasarawa, algo parecido a un dron o un avión sobrevoló el lugar y les atacó”, ha manifestado, sin dar más detalles al respecto.
Por su parte, el portavoz de la Asociación de Criadores de Ganado Miyetti Allah de Nigeria (MACBAN), Muhammad Nura, ha condenado lo sucedido y ha subrayado que “es la tercera vez que pasa algo así. “MACBAN describe lo sucedido no sólo como algo condenable, sino como un crimen de guerra bajo la Convención de Ginebra”, ha zanjado.
Ahmed Sarki-Usman, presidente del área general de Doma –donde se encuentra Rukubi–, ha advertido de que “el acto podría causar problemas” y ha apuntado a que se ha debido a “actividades de malos elementos”. “Quiero dar las gracias a los fulani por mantener la calma y permitir al gobierno y las agencias de seguridad gestionar el caso. Les garantizo que llegaremos al fondo del asunto”, ha apostillado.
Nigeria ha sido escenario de un repunte de las tensiones intercomunitarias durante los últimos años debido a las disputas en torno a territorios y recursos, especialmente ante el impacto de la sequía. La mayoría de estos enfrentamientos han estado protagonizados por pastores fulani, mayoritariamente musulmanes, y agricultores asentados en el centro del país, principalmente cristianos.
Los fulani denuncian su marginación en Nigeria y otros países de la región, mientras que otras comunidades les acusan de ser miembros de grupos yihadistas que operan en la zona debido a que estos –incluidas las filiales de Al Qaeda y Estado Islámico– han aprovechado el descontento de los peul para engrosar sus filas. Esto ha derivado además en denuncias sobre abusos por parte de las fuerzas de seguridad contra esta comunidad.
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