MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
El Real Madrid venció (91-86) este jueves al Barça en la jornada 21 de la Euroliga, de menos a más como fue el WiZink Center en un Clásico blanco que se decidió en la prórroga, con la reacción liderada por Sergio Llull para los locales y sentenciada por Musa, para quedarse en lo alto de la máxima competición continental.
Los de Chus Mateo cocinaron a fuego lento el duelo ante el eterno rival, un Barça que pecó de falta de pegada cuando tuvo a su rival tocado. El Madrid resucitó a lomos de Llull, se sostuvo con el carácter de Rudy Fernández, Tavares y Deck, y mató en la prórroga con los puntos de Musa. Un combo blanco para poner el 14-7 y dejar atrás a los catalanes en busca de afianzar el proyecto.
El cuarto Clásico en cuatro meses pilló a más de uno sin la intensidad que tocaba. Incluso al público madrileño le costó entrar en ambiente, seguramente pillado por el cambio de horario después de trabajar y con esa sensación de que van mil batallas. Con el honor del Palacio en juego, tuvo que ser Rudy, de los pocos que se lo puede permitir, quien llamara la atención de la grada.
Fue cerca del descanso, cuando el Madrid parecía tomar la medida al partido y el ruido se dejó notar en la cancha. Los de Mateo funcionaron con la garra del balear y el paso adelante en defensa, con la dirección de Sergio Rodríguez y con un Tavares difícil de parar por dentro. El Barça empezó mejor, con un Satoransky ya entonado tras su lesión, aprovechando las pérdidas locales (6-18).
Ni siquiera Mirotic escuchó el habitual sonido de viento, pero a los de ‘Saras’ les faltó colmillo para sacar tajada de un Madrid grogui. Musa, Deck y Tavares salieron al rescate, mientras Sanli perdonaba un ataque visitante tras otro. El acierto de Abrines supuso otro escollo para los blancos, cuando Rudy se dirigió a la afición y cumplió con su parte con un triple importante (26-30).
Con más corazón que juego se mantuvo el Madrid. El Barça, con un Higgins despistado, no tuvo continuidad y se enredó también en pérdidas, pero un par de triples, Satoransky y Laprovittola, le dejaron al mando al descanso (32-39). El acierto exterior marcó el regreso de vestuarios, con el Barça dominando también esa faceta.
EL MADRID TIRA DE LLULL
Kalinic metió dos seguidos, otro ‘Sato’, y el Madrid sufrió otra desconexión que no mató el cuadro visitante. La defensa de Nnaji sobre Tavares comenzaba a funcionar y el guion tomaba color azulgrana con Mirotic poniendo el acierto que no sonreía a ‘Lapro’ (45-55). Los de Mateo volvieron a la lucha de Rudy, también con acierto como su mayor compañero de aventuras, un Llull y su mandarina.
El ’23’ apretó el marcador en el inicio del último cuarto con una de sus canastas lejanas y encendió la reacción local con los ataques a medias del Barça (57-61). Con las defensas ya a pleno rendimiento, cada canasta fue un mundo en los últimos siete minutos. A sus 35 años, Llull demostró fuerza y calidad para no cansarse de pelear Clásicos y dio la primera renta a los suyos (69-67).
Mirotic hizo dobles y pasos en dos ataques decisivos y Llull enchufó otra que no valió porque el árbitro pitó falta antes. El de Mahón lo igualó a 73 desde el tiro libre, 15 puntos en el último cuarto marcó, y cometió pasos en la última. El Barça tuvo la posesión para ganar pero el Clásico se pidió una prórroga para recordar que, por muchos que haya, es un partido especial.
Musa se adueñó del tiempo extra, sin energía en los de Jasikevicius ni acierto, solo el cuentagotas del tiro libre. El bosnio culminó la efervescencia del Madrid y el Palacio, que terminó botando, para dar confianza a Chus Mateo en que puede armar otro equipo campeón. Mirotic, pese a todo, terminó como el mejor de un Barça que, siendo mejor muchos minutos, se dejó comer la tostada.
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