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Claudia Piñeiro advierte del intento de “cargarse” derechos de las mujeres y LGTBI+: “Son tiempos perversos”

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La escritora argentina regresa a las librerías con ‘El tiempo de las moscas’

VALÈNCIA, 25 (EUROPA PRESS)

La escritora Claudia Piñeiro advierte de que los actuales son “tiempos perversos”, ya que, al mismo tiempo que “se avanza en el reconocimiento de los derechos de las personas, de las mujeres, de los grupos LGTBI+, después viene alguien a quien se le ocurre empezar a esgrimir palabras como, entre comillas, ‘valores’, ‘familia’ o ‘moral’ para cargarse eso que ha costado tanto conseguir”.

A su parecer, esto “tiene que ver con la pugna política”. “A algunos de esos sectores políticos que filtran esos discursos se les da visibilidad, aparecen en los noticieros… no es tanto, por ejemplo, que el derecho al aborto esté en peligro en España, sino que esta pelea absolutamente innecesaria genera pérdida de tiempo y energía”.

Así lo sostiene Piñeiro, en una entrevista con Europa Press con motivo de la presentación en València de su última obra, ‘El tiempo de las moscas’ (Alfaguara), donde le sigue los pasos a la protagonista de una obra anterior, ‘Tuya’, 15 años después de su encarcelamiento por asesinato.

La escritora comenta que la idea partió del escritor Guillermo Martínez, quien la animó a continuar con la historia de este personaje. La idea fue creciendo en la mente de Piñeiro durante el confinamiento por la pandemia de covid y, finalmente, decidió enfrentar a su protagonista, “muy machista y con unos parámetros muy conservadores de lo que es ser mujer”, a un mundo en el que todo ha cambiado y mucho más todo aquello referente a las mujeres, que ha evolucionado “a la velocidad de un rayo”.

El feminismo es, por tanto, una de las cuestiones presentes en la novela. La autora avisa de la necesidad y la dificultad para conservar las conquistas sociales y recuerda las palabras de Virginia Woolf en las que hacía notar que basta cualquier crisis para que alguien quiera despojar de derechos a las mujeres. “Hoy podríamos añadir a los grupos LGTBI”, dice Piñeiro, que insiste en que estos ataques son “algo histórico”.

“Cada tanto viene el ramalazo de un lado, lo cual es ridículo porque deberían ser derechos transversales a todos los partidos. Parecería que pedir que seamos todos de la misma categoría no debería entender de izquierdas o derechas, pero la política se vale de estas armas que me parecen un poco sucias”, reflexiona.

Para la autora, “las sociedades igualitarias se generan con democracia, con leyes que sostengan esas igualdades y con conciencia”. Y en este último aspecto, apunta, es muy importante el lenguaje.

“El lenguaje –prosigue– refleja lo que está pasando. En este momento hay una incomodidad con ciertas palabras y con el uso del universal del masculino porque muchas mujeres y grupos no binarios no se sienten representados. El lenguaje es algo vivo, en movimiento, que no depende de las academias, sino que estas vienen a posteriori a decir si algo está bien o está mal. Nos dicen que está muy bien el uso de neologismos para hablar, por ejemplo, de la tecnología, pero en lo que tiene que ver con los derechos de las personas parece que les cuesta más, no sé por qué, genera virulencia”.

En este sentido, la escritora argentina manifiesta que “los usos alternativos del lenguaje vienen a marcar esa incomodidad y sensación de borrado”. “El futuro dirá cómo lo resolvemos”, apostilla.

“PARA CONTAR IDEAS HAY QUE CONTAR LOS CRÍMENES”

Por otro lado, Piñeiro reivindica el carácter social de la novela negra. “Para contar nuestras ideas hay que contar los crímenes y para contar un crimen hay que contar en qué sociedad se ha cometido”.

“De hecho, –expone– si escuchamos una noticia que habla de un hombre que agarra un arma y mata a toda la gente que está en un aparcamiento pensamos en Estados Unidos porque allí, no es algo normal, por supuesto, pero cada tanto, una persona lo hace, seguramente por la posibilidad en esa sociedad de que tantas personas tengan en armas. En Argentina hubo 30.000 desaparecidos y niños apropiados, algo que le resultará difícil de comprender en Noruega en Suecia, y quizás en España, que pasó la Guerra Civil, se pueda entender más”.

Por ello, cree relevante “analizar en qué sociedad se da determinado crimen para ver cuáles son ‘tolerados’, no porque parezcan bien, sino porque acontecen”. Sin duda, es uno de los rasgos “más explícitos” de una sociedad, concluye.


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