MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
Las autoridades de Burkina Faso han asegurado que no mantienen lazos con el Grupo Wagner, propiedad de un oligarca cercano al presidente de Rusia, Vladimir Putin, tras reclamar a Francia la retirada de sus militares y en medio de las denuncias sobre la presencia de mercenarios rusos en el país africano.
La ministra de Exteriores burkinesa, Olivia Rouamba, ha trasladado a un enviado de República Checa que Uagadugú busca “una solución endógena para luchar contra la inseguridad”. “Nuestras fuerzas de seguridad, nuestros ‘voluntarios’, son el Wagner de Burkina Faso”, ha dicho.
Asimismo, ha destacado que las autoridades están comprometidas a impulsar una transición en línea con las reclamaciones de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), según ha informado el Ministerio de Exteriores burkinés a través de su página web.
Las acusaciones contra Burkina Faso por el presunto empleo de mercenarios rusos fueron formuladas en diciembre por el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, quien afirmó que “hay mercenarios rusos en la frontera norte (de Ghana)”, antes de agregar que “Burkina Faso ha alcanzado un acuerdo para unirse a Malí a la hora de emplear a fuerzas del Grupo Wagner”.
Las palabras de Rouamba han llegado después de que el portavoz del Gobierno burkinés, Jean Emmanuel Ouédraogo, confirmara que Uagadugú había reclamado a París la retirada de las tropas francesas, al tiempo que solicitó “apoyo material” a los “amigos” del país para reforzar las operaciones contra el terrorismo en el país africano.
“La visión de la transición es que sean los propios burkineses los que lleven a cabo el sacrificio para la liberación de nuestro territorio, la reconquista de la integridad del territorio y la refundación”, dijo, al tiempo que recalcó que Burkina Faso quiere “contar con sus propios medios para ganar la guerra”.
Por otra parte, las autoridades han anunciado la neutralización de “varios terroristas” y la destrucción de sus bases en operaciones llevadas a cabo entre el 15 de diciembre y el 15 de enero. Asimismo, han dicho que también murieron dos soldados, según ha recogido la agencia estatal burkinesa de noticias, AIB.
Burkina Faso, gobernado por una junta militar desde el golpe de Estado de enero de 2022 contra el entonces presidente, Roch Marc Christian Kaboré, ha experimentado un aumento de la inseguridad desde 2015. La junta está ahora encabezada por Ibrahim Traoré, quien protagonizó en septiembre una asonada que fue considerada un ‘golpe palaciego’ contra el hasta entonces líder, Paul-Henri Sandaogo Damiba.
Los ataques, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a ‘voluntarios’. El deterioro de la seguridad ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.
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