MADRID, 22 (SERVIMEDIA)
Unidas Podemos ha alcanzado su máxima estimación de voto de toda la legislatura, un 14,2%, y la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, se consolida a ojos de los votantes del espacio político como su líder, según el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al mes de enero, que se publicó este miércoles.
La estimación del 14,2% significa una subida de 1,8 puntos respecto a la de noviembre, y supera el 13,7% que el CIS asignó al espacio confederal en diciembre de 2021 y el 13,6% de noviembre de ese año y de febrero de 2022, hasta ahora las mejores expectativas adjudicadas por un Barómetro a la candidatura eventualmente liderada por Díaz. Cuando el referente del espacio era el exvicepresidente y ex secretario general de Podemos Pablo Iglesias, el CIS también le pronosticó un 13,6% en febrero de 2020, la primera encuesta tras la formación del Gobierno de coalición con el PSOE.
Por el contrario, Unidas Podemos tocó fondo en sus perspectivas con un 9,6% en marzo de 2021, días antes de que Iglesias anunciara que abandonaba el Ejecutivo para presentarse a las elecciones de la Comunidad de Madrid, y el pasado mes de mayo. Sin embargo, desde julio se mantiene sólidamente por encima del 12% y en el tercer puesto tras PSOE y PP y por delante de Vox.
Este pronóstico del 14,2% les ha parecido excesivo, a tenor de los propios datos sobre los que se trabajó la elaboración del Barómetro (un 9,9% de intención directa de voto, desglosándose con un 4% que respondió espontáneamente Podemos, un 2,4% Sumar, otro 2,2% Unidas Podemos, otro 0,7% IU, un 0,6% Los Verdes y otro 0,1% En Comú Podem) al propio Iglesias, según confesó él mismo en una intervención en la radio, y a otro experto en demoscopia del espacio confederal consultado por Servimedia. Pero, aun restando ese posible exceso, la situación de Unidas Podemos parece óptima al inicio del año electoral en el que tendrá que reconfigurarse, en una o varias candidaturas, con el despliegue de la plataforma Sumar de Díaz, y después de dos meses de tensiones entre este proyecto y el partido Podemos.
La vicepresidenta parece haber salido indemne del conflicto que visibilizó Iglesias en su intervención el 6 de noviembre en la clausura de la llamada Universidad de Otoño de Podemos, cuando exigió a su sucesora respeto a la formación y a su militancia y tachó de “reaccionario” su desprecio explícito por los partidos políticos tradicionales. En las semanas siguientes, el eco de su discurso se solapó, además, con los primeros ataques a la ministra de Igualdad, Irene Montero, por las rebajas de penas en virtud de la ley del ‘sólo sí es sí’, y sectores de Podemos reprocharon a Díaz no defenderla suficiente.
Antes de estos enfrentamientos, el Barómetro de octubre reflejaba que los encuestados que en las últimas generales votaron la candidatura liderada por Iglesias valoraron a Díaz con una puntuación media de 7,48, y el 48,1% la nombraron a ella cuando el CIS les preguntó a quién querían ver como presidente del Gobierno.
En el de noviembre, cuando aproximadamente la mitad de los encuestados tuvieron que pronunciarse justo después de haber tenido noticia de la diatriba de Iglesias contra Díaz (el trabajo de campo se realizó entre el 1 y el 10, y el 6 fue domingo), la puntuación media de la segunda entre los exvotantes del primero se mantuvo exactamente igual, en el 7,48, mientras que el porcentaje de quienes la querían como presidenta descendió ligeramente, hasta el 46,3%.
IRENE MONTERO PRESIDENCIABLE
En diciembre, la valoración de la vicepresidenta entre los votantes de Iglesias bajó levemente, hasta el 7,35, y el porcentaje de ellos que la señalaron como su presidenciable preferida también se redujo en una pequeña proporción, hasta el 44,3%. Al CIS le dio por incluir por primera vez a Montero en el abanico de supuestos presidenciables que se abría ante los encuestados, porque Podemos parecía promoverla como candidata ante una eventual ruptura con Díaz. Pero sólo un 2% de los antiguos electores de su pareja la señalaron como su inquilina preferida del Palacio de la Moncloa.
Finalmente, con el nivel de tensión interna muy rebajado en el último mes, el Barómetro de enero ha vuelto a elevar la puntuación media de Díaz por los votantes de Unidas Podemos en 2019 al 7,44, y el porcentaje de quienes la señalan como su candidata predilecta para el Palacio de la Moncloa ascendió al 49,7%, por encima de la encuesta de octubre previa a que se desatara la guerra interna. Ya apenas un 1,3% mencionaron a la titular de Igualdad.
Una segunda comparación se puede establecer entre las ministras de Unidas Podemos cotejando la valoración que hicieron de ellas como tales sus propios votantes en octubre y la que han hecho en enero (el CIS sólo pregunta individualmente por los miembros del Gobierno una vez cada tres meses). Y en este sentido Díaz también demuestra no haberse visto menoscabada por las guerras internas.
En octubre, los votantes de la candidatura liderada en 2019 por Pablo Iglesias puntuaron con un 6,09 de media a Belarra, con un 6,23 a Montero y con un 7,69 a Díaz. En enero, la vicepresidenta y ministra de Trabajo ha bajado ligeramente, hasta el 7,56, pero se mantiene muy por encima del 6,46 de la secretaria general de Podemos y del 6,30 de la titular de Igualdad, quien, curiosamente, ha visto cómo se elevaba su popularidad tanto entre los votantes de UP como en el conjunto de España pese a la polémica de las rebajas de penas a agresores sexuales.
Con el liderazgo de Díaz aparentemente asentado y la ventaja de hallarse en una buena perspectiva electoral, los partidos de Unidas Podemos y sus posibles aliados en una hipotética candidatura única a las generales, como Más País y Compromís, serán primero rivales en las elecciones autonómicas y municipales de mayo, para las que la vicepresidenta ya advirtió hace meses de que no le daría tiempo a completar el proyecto de Sumar.
Por esa competencia electoral, hay quien cuestiona en el espacio la idea que la semana pasada lanzó el coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, de convocar lo antes posible una mesa de partidos para ir negociando la hipotética coalición. Por el contrario, otros sostienen que las posiciones tendrán que irse acercando antes de los comicios de mayo si se quiere tener alguna esperanza de que la izquierda concurra unida en los de diciembre.
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