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Un estudio revela el papel de las proteínas en la latencia del VIH

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MADRID, 10 (EUROPA PRESS)

Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ottawa (Canadá) han revelado el papel de las proteínas en la latencia del VIH, lo que podría allanar el camino para la cura del virus.

Comprender la latencia del VIH a nivel molecular es crucial para los esfuerzos por eliminar el azote vírico que causa el sida. Los reservorios latentes de células infectadas, donde el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se esconde y persiste en el organismo de los pacientes infectados en una especie de modo de espera silencioso, son la razón por la que los tratamientos antirretrovirales nunca acaban con el virus. En pocas palabras, estos reservorios latentes del VIH actúan como el mayor obstáculo para curar la enfermedad.

Los hallazgos, publicados en la revista científica ‘Nature Communications’, demuestran que una familia de proteínas del huésped que durante mucho tiempo se consideraron puramente antivirales a veces también ayudan al VIH latente a encontrar un refugio seguro en el organismo de los pacientes.

Utilizando tecnología de vanguardia y ensayos metódicos en este proyecto iniciado en 2016, los investigadores describen el impacto de unas proteínas codificadas en el huésped denominadas APOBEC3 (A3). Estas proteínas poseen la capacidad de mutar potentemente el ADN viral y restringir retrovirus como el VIH, así como otros tipos de virus. Pero los últimos hallazgos de este equipo sugieren que estas proteínas también pueden desempeñar otro papel fuera de su función evolutiva tradicional, y no siempre a favor del paciente.

“Estamos mostrando un nuevo mecanismo por el cual el VIH puede hacerse latente, y puede hacerse latente a través de la acción de las proteínas de nuestro huésped que están ahí para protegernos. Pero, de hecho, estas proteínas pueden acabar ayudando al virus a mantener su sigilo en el organismo. Se trata de un hallazgo importante, porque siempre se ha considerado a estas proteínas como protectores que estaban de nuestra parte. Pero nuestro trabajo demuestra que hay casos en los que parecen tener consecuencias no deseadas, y una de estas consecuencias no deseadas es ayudar al VIH a hacerse latente. Y la latencia del VIH es el mayor obstáculo para la curación”, ha comentado el líder del estudio, el virólogo Marc-André Langlois.

Esto plantea grandes interrogantes: ¿Es la acción de estas proteínas en última instancia más beneficiosa o más contraproducente en el caso del VIH, un virus que favorece un fenotipo de latencia? ¿Puede desarrollarse más adelante un fármaco que impida la acción de las proteínas A3, de modo que se reduzca el reservorio celular y anatómico de células infectadas latentes?

Este es el tipo de exploraciones que el doctor Langlois y su equipo examinarán en el futuro. “Sí, podemos mantener el VIH bajo estricto control con fármacos antirretrovirales, y esos fármacos funcionan de maravilla. Pero no son una cura. Nos esforzamos por conseguir una cura, y pensamos que parte de las contramedidas tras una exposición consistirán en bloquear la actividad de las proteínas A3 para inhibir la latencia del VIH”, ha comentado el doctor Langlois.

Para este estudio, los investigadores se centraron en experimentos de infección. Proporcionaron muestras a colaboradores de la Universidad de Ontario Occidental, que aportaron la experiencia de la “secuenciación viral profunda” para cartografiar dónde se inserta el virus en el genoma humano tras la infección.

Una vez demostrado ‘in vitro’ en el laboratorio y, hasta cierto punto, en muestras de pacientes, Langlois quiere pasar al siguiente nivel con modelos animales. Y aunque por el momento no está claro el impacto global de la influencia de las proteínas A3 en los perfiles de los lugares de integración del VIH, su equipo de investigación se ha comprometido a explorar posibles respuestas.

Es mucho lo que está en juego en esta investigación. Desde su aparición como nuevo síndrome de inmunodeficiencia a principios de la década de 1980, el VIH-sida ha sido uno de los problemas sanitarios más graves del planeta.

Aunque se ha avanzado notablemente en la lucha contra el virus, hay más de 38 millones de personas seropositivas en todo el mundo y decenas de millones de personas han muerto por enfermedades relacionadas con el VIH desde el inicio de la epidemia.


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