MADRID, 09 (SERVIMEDIA)
Alrededor de cinco millones de niños murieron antes de cumplir cinco años y otros 2,1 millones de chavales entre cinco y 24 años fallecieron en 2021, unas cifras que ponen de manifiesto que se produjo un óbito de personas pertenecientes a este segmento de la población cada 4,4 segundo el año pasado, según las cifras publicadas este martes por el Grupo Interinstitucional de la ONU para la Estimación de la Mortalidad Infantil (UN IGME, por sus siglas en inglés).
Del mismo modo, 1,9 millones de bebés nacieron muertos en 2021, unas muertes, que según el UN IGME, “podrían haberse evitado con un acceso equitativo y una atención de salud materna, neonatal, adolescente e infantil de alta calidad”.
Ante esta situación, la directora de la División de Análisis, Planificación y Monitoreo de Datos de Unicef, Vidhya Ganesh, subrayó que “una tragedia tan generalizada y prevenible nunca debe aceptarse como inevitable”, y apuntó que “el progreso es posible con una voluntad política más fuerte y una inversión específica en el acceso equitativo a la Atención Primaria de la salud para todas las mujeres y niños”.
UN IGME también destacó algunos datos positivos relacionados con la mortalidad infantil y juvenil, como la reducción en un 50% de la tasa mundial de mortalidad de menores de cinco años desde el comienzo del siglo, la caída en un 36% de las tasas de mortalidad en niños mayores y jóvenes y la minoración en un 35% de la tasa de mortinatalidad, lo que “se puede atribuir a más inversiones en el fortalecimiento de los sistemas de salud primaria para beneficiar a las mujeres, los niños y los jóvenes”.
ODS
A pesar de ello, llamó la atención de que los avances en estos campos “se han reducido significativamente” desde 2010, como lo atestigua que 54 países no vayan cumplir la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para la mortalidad de cinco años, lo que se traducirá en que casi 59 millones de niños y jóvenes morirán antes de 2030 y alrededor de 16 millones de bebés se perderán por muerte fetal.
En ese sentido, el director de Maternidad, Recién Nacido, Niño y Salud Adolescente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Anshu Banerjee, indicó que resulta “sumamente injusto que las posibilidades de supervivencia de un niño puedan depender únicamente de su lugar de nacimiento, y que existan desigualdades tan grandes en su acceso a los servicios de salud que salvan vidas”.
A su juicio, “los niños de todo el mundo necesitan sistemas sólidos de Atención Primaria de la salud que satisfagan sus necesidades y las de sus familias para que, sin importar dónde nazcan, tengan el mejor comienzo y esperanza para el futuro”.
AFRICA SUBSAHARIANA Y ASIA
Los datos publicados por UN IGME evidencian que el 56% de las muertes de menores de cinco años se produjeron en el África subsahariana y que, a su vez, tienen 15 veces más posibilidades de morir que sus pares de Europa y Norteamérica, mientras que el sur de Asia soporta el 26% de los fallecimientos de estos chavales.
Del mismo modo, el 77% de los mortinatos habidos en 2021 se concentraron en África subsahariana y el sur de Asia, poniéndose de manifiesto que el riesgo de que una mujer subsahariana tenga un bebé muerto es siete veces mayor al de sus equivalentes en Europa y América del Norte.
El director global de Salud, Nutrición y Población del Banco Mundial y director del Fondo de Financiamiento Global, Juan Pablo Uribe, atestiguó que “detrás de estos números hay millones de niños y familias a quienes se les niegan sus derechos básicos a la salud”, por lo que “necesitamos voluntad política y liderazgo para la financiación sostenida de la Atención Primaria de la salud, que es una de las mejores inversiones que puedan hacer los países y los socios para el desarrollo”.
UN IGME subrayó que “el acceso y la disponibilidad de atención médica de calidad sigue siendo una cuestión de vida o muerte para los niños en todo el mundo”, y expuso que “si bien la covid-19 no ha aumentado directamente la mortalidad infantil, ya que los niños enfrentan una menor probabilidad de morir a causa de la enfermedad que los adultos, la pandemia puede haber aumentado los riesgos futuros para su supervivencia”, como consecuencia de “las interrupciones en las campañas de vacunación, los servicios de nutrición y el acceso a la Atención Primaria de la salud”.
Por todo ello, el director de la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (UN DESA, por sus siglas en inglés), John Wilmoth, adujo que “sólo mejorando el acceso a una atención médica de calidad, especialmente en el momento del parto, podremos reducir estas desigualdades y terminar con las muertes prevenibles de recién nacidos y niños en todo el mundo”.
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