MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
La guerra de Ucrania y las consecuencias que esta ha traído aparejadas han provocado un nuevo récord de personas necesitadas de ayuda humanitaria en el mundo de cara a 2023, con un total de 339 millones en esta situación en 69 países, 65 millones más que en 2022.
El aumento de las necesidades, debido a la persistencia de conflictos como los de Siria o Yemen y el recrudecimiento de otros como el de República Democrática del Congo (RDC), hace que también aumenten los fondos para poder afrontarlas. Así, la ONU ha pedido para este año 51.500 millones de dólares, un 25% que hace un año.
A continuación, repasamos por orden alfabético las crisis humanitarias a las que hay que prestar especial atención:
AFGANISTÁN
El año arranca con la incertidumbre de cómo afectará la decisión de los talibán de prohibir a las mujeres trabajar para organizaciones humanitarias, dado que estas representan un elevado porcentaje de trabajadores y son las encargadas de atender a mujeres y niños, siempre entre los más vulnerables.
Tras la llegada de los talibán al poder, el número de personas necesitadas de ayuda ha aumentado, hasta alcanzar los 28,3 millones –en 2021 había 18,4 millones–. Pese a que el nivel de violencia ha disminuido, aunque hay frecuentes ataques de Estado Islámico, la grave sequía ha tenido un fuerte impacto en la población, que también se enfrenta a una grave crisis económica.
BIRMANIA
El país atraviesa una crisis sin precedentes a nivel político, de Derechos Humanos y humanitaria. El golpe de Estado militar de 2021 ha recrudecido los conflictos con algunos grupos armados étnicos, provocando un aumento de los desplazamientos. Actualmente hay 1,4 millones de desplazados, un millón más que hace un año, y 17,6 millones de personas necesitadas de ayuda.
Por otra parte, la crisis de los refugiados rohingya en el vecino Bangladesh sigue sin resolverse. Casi un millón de personas de esta minoría perseguida en Birmania viven en pésimas condiciones en los campos de refugiados de Cox’s Bazar. En las últimas semanas se han intensificado las llegadas por mar tras peligrosas travesías de rohingyas a las costas de Indonesia.
ETIOPÍA
La conjunción de una grave sequía con el impacto del conflicto en Tigray (norte) y la violencia en otras zonas del país y el consiguiente desplazamiento ha dejado a 28,6 millones de personas necesitadas de asistencia.
El acuerdo de paz alcanzado entre el Gobierno etíope y el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF) ha permitido aliviar en cierta medida la situación en esta región, pero ahora existe el temor al estallido de un nuevo conflicto en la región de Oromía, la más poblada. La ONU no espera que la situación mejore en 2023 debido también a las malas previsiones de lluvias.
HAITÍ
El país caribeño se enfrenta a un cóctel de crisis política, económica y humanitaria a la que en los últimos meses se ha sumado la inseguridad provocada por la actividad de bandas armadas, además de un nuevo brote de cólera. Como resultado, 5,2 millones de los 11,7 millones de habitantes del país requiere asistencia.
El precio de la canasta básica ha subido un 63% en un año y se estima que la mitad de la población pasa hambre, con unos 1,8 millones en circunstancias particularmente graves y algunas zonas en las que podría estarse produciendo hambruna. De producirse el despliegue de fuerzas internacionales solicitado por el Gobierno, la OCHA cree que se podría mejorar la situación, aunque admite la dificultad de hacer pronósticos en un país en el que las crisis se suceden.
LAGO CHAD
Un total de 11 millones de personas necesitan asistencia en esta crisis que tiene como epicentro el noreste de Nigeria y que también afecta a zonas de Camerún, Chad y Níger bañadas por el lago. La violencia obra principalmente de Estado Islámico en África Occidental (ISWA) y de los remanentes de Boko Haram no ha remitido sino que parece extenderse hacia otras zonas, sobre todo en Nigeria, antes inmunes.
Según la ONU, hay 5,6 millones de personas en inseguridad alimentaria grave, incluidos 300.000 niños con desnutrición severa, y 2,9 millones de desplazados internos, 2 millones de ellos en Nigeria, además de 624.000 refugiados.
LÍBANO
La crisis económica y financiera sin precedentes, con una depreciación histórica de la libra libanesa, ha traído aparejado un aumento de las necesidades humanitarias que se ha visto plasmado en la petición de 600 millones de dólares, un 59% más que en 2022. A esto se suma la persistente inestabilidad política, con la falta de presidente desde noviembre.
Según el PMA, la canasta básica cuesta un 1.700% más que en octubre de 2019 y el salario medio solo cubre el 24% de las necesidades alimentarias básicas, frente al 93% en 2021. En este contexto hay 2,3 millones de personas que necesitan ayuda, entre libaneses y refugiados palestinos y sirios.
REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO
La ONU ha hecho su mayor petición fondos para el país hasta la fecha, con 2.300 millones de dólares, un 20% más que en 2022, lo que demuestra el aumento de las necesidades debido al deterioro de la situación, principalmente en el este, donde la violencia de dos grupos armados –el M23 y las ADF, que actúan como filial de Estado Islámico– se ha exacerbado.
Uno de cada cuatro congoleños se enfrenta a inseguridad alimentaria –26,4 millones de personas– y hay 6,4 millones cono desnutrición aguda, principalmente menores de 5 años, pese al gran potencial agrícola del país. De los 109 millones de habitantes, 60 viven en extrema pobreza. A esto se suman los 5,7 millones de desplazados internos, la cifra más alta en África.
SAHEL
La situación en el Sahel central se ha ido deteriorando a medida que la amenaza yihadista se ha ido extendiendo desde el norte de Malí hacia el sur, afectando a la vecina Burkina Faso y el oeste de Níger y amenazando los países del golfo de Guinea.
En la actualidad, 14,4 millones de personas requieren asistencia en estos tres países, con Burkina Faso como el más afectado ya que uno de cada cuatro habitantes precisan ayuda. En la región hay ya 2,3 millones de desplazados internos, 1,7 millones de los cuales están en este país, y 4,4 millones en situación de inseguridad alimentaria.
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