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El Zoo de Madrid dedica un cuidado especial en invierno a las 76 especies habituadas a climas cálidos

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MADRID, 31 (EUROPA PRESS)

El Zoo Aquarium de Madrid dedica un cuidado especial cada invierno a las 76 especies habituadas a climas más cálidos, protegiéndolas de temperaturas que durante bastantes días de estos meses no suben de los 10 grados en la capital de España.

Este es el caso de los pelícanos grises, que cada mañana a las 11 acuden puntuales a su cita con el desayuno. Son como un reloj y, al igual que los humanos, ellos también se rigen por unos horarios estrictos y saben a la perfección cuándo les toca comer.

Se alimentan de pescados bien descongelados suplementados con vitaminas. Los cuidadores, tal y como explican a Europa Press, tratan de identificarlos por su nombre y plumaje para que todos reciban la ración que les corresponde.

Esta especie proveniente del continente africano presenta pocos problemas para adaptarse a las bajas temperaturas. Tienen un refugio con calefacción por las noches, que también les hace de cobijo cuando las temperaturas son bajo cero. No obstante, pasan la mayor parte del día en el exterior, sobre todo si el tiempo acompaña.

LOS GORILAS, MUY SENSIBLES AL FRÍO

La adaptación al frío se presenta más difícil para los gorilas. Son muy sensibles al frío y durante el invierno pasan la mayor parte del tiempo en espacios de interior con el suelo calefactado para proporcionarles una temperatura idónea, similar a la de su hábitat.

Sólo los días más agradables de invierno se les da la posibilidad de salir al exterior, pasando la mayor parte del tiempo resguardados del frío. En sus comportamientos hacen gestos que recuerdan a los de los humanos.

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Los cuidadores les dejan comida y montañas de virutas de papel para que se entretengan con ellas, construyan sus propios nidos y estén más confortables, señalan.

Pero cuando los gorilas llegan a la sala priorizan lo importante: recolectar la comida que hay repartida por el espacio, visibilizando un característico sentido de la posesión y la propiedad.

Al igual que los gorilas, los koalas, provenientes de los bosques tropicales de Oceanía, son un tipo de mamífero aún más sensible a las bajas temperaturas del invierno madrileño. Tienen una instalación interior climatizada, con temperaturas que rondan los 22 grados.

Para garantizar su confort y salud, también poseen lámparas ultravioletas que compensan la falta de vitamina D que podría causar sus pocas salidas al exterior, además de ayudar a la fijación del calcio.

LOS KOALAS, EXQUISITOS CON SU DIETA

Los koalas son igualmente exquisitos con su dieta y el zoológico de Madrid les proporciona un plan alimenticio a base de seis tipos distintos de eucalipto, provenientes de la provincia de Huelva. Del eucalipto, los oceánicos ingieren sólo los brotes de las plantas más jóvenes.

En una de las salas dedicadas al cuidado de las aves del zoológico, se encuentra un pollo de cacatúa galerita de tan sólo dos meses de edad. Convive con los veterinarios de la instalación y se arrima a ellos buscando comida, protección o incluso cariño.

Según explican a Europa Press sus cuidadores, su evolución desde que rompió el cascarón ha sido espectacular, aunque su plumaje aún no ha terminado de desarrollarse.

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Al igual que los pelícanos, este ave habituado a las zonas tropicales del planeta tampoco presenta problemas para adaptarse a la climatología invernal de la Península ibérica. Su alimentación se conforma de frutos secos y otras frutas como la uva o la piña.

ESPECIES PROTEGIDAS, UN VALOR ESENCIAL

Algunas de las especies inquilinas en el zoológico de Madrid tienen un valor especial. Son especies protegidas, en peligro de extinción por la acción del ser humano y la desaparición de sus ecosistemas naturales. Por este motivo, la conservación y reproducción de estas especies, aunque sea cautividad, se torna en una tarea vital para garantizar su preservación.

Uno de estos casos es el de la gacela dama, proveniente de las zonas desérticas del norte del continente africano. Su existencia peligra debido a la caza furtiva y la destrucción de su hábitat. Con ella se desarrolla un programa de reproducción cuyo objetivo es introducirla de nuevo en la naturaleza.

El propósito de estos programas no es solamente la reintroducción de las especies, sino también garantizar la recuperación del ecosistema del que provienen.

Una de las piezas clave de este programa es el cuidado de los ejemplares acogidos en el Zoo de Madrid. En esta línea, hay que tener en cuenta que la gacela dama es especialmente sensible a los ambientes húmedos.

Por ello, cuando son pequeñas hay que mantenerlas en espacios de interior calefactados, hasta que poco a poco vayan integrándose en el resto del grupo. En invierno, incluso con frío, se les deja la opción de salir al exterior, siempre con la posibilidad de volver a su refugio.

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ÚLTIMOS DÍAS DE UN GRAN ANIVERSARIO

El Zoo Aquarium de Madrid ha celebrado durante 2022 sus 50 años de vida. Poco o nada tienen que ver las instalaciones actuales con las que disfrutaron sus primeros visitantes hace medio siglo.

Pese a que las especies que lo habitan están en cautividad, los trabajadores afirman que los distintos espacios, dietas y rutinas de los animales están diseñados para preservar su bienestar físico y psicológico.

A la vista está que en condiciones adversas como puede ser el invierno o el verano extremo madrileño, las especies reciben un cuidado a medida para que se sientan ‘como en casa’, pese a estar a miles de kilómetros del hábitat al que pertenecen.

El equipo de trabajadores que forman parte del Zoo Aquarium de Madrid no ve este tipo de espacios como un negocio basado en el simple visionado de las distintas especies animales, algo que lo que acusan a estos centros algunas asociaciones animalistas.

En cambio, aseguran que el rol en la sociedad de zoológicos como el madrileño se centra en la preservación de las distintas especies, así como la recuperación de sus hábitats. Para ello, trabajan en coordinación con diferentes organizaciones europeas, gobiernos regionales e incluso otros zoológicos.

El otro gran objetivo sería el de la sensibilización. No todas las especies acogidas en sus instalaciones están en peligro de extinción, pero sí que ayudan a mostrar al público la riqueza de muchos hábitats del planeta cuya desaparición por la acción humana podría ser próxima, concluyen.


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