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Las tensiones geopolíticas y la estaflación, entre los riesgos que Acció apunta para las empresas en 2023

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BARCELONA, 28 (EUROPA PRESS)

Las empresas catalanas afrontarán riesgos como las tensiones geopolíticas y el nuevo orden internacional “más polarizado” provocado por Estados Unidos y la China, así el peligro de estaflación, entre otros, este 2023.

Así lo alerta este miércoles el estudio elaborado por la agencia por la competitividad de la empresa de la Conselleria de Empresa y Trabajo de la Generalitat, Acció, que avanza las siete disrupciones globales que pueden impactar de manera directa en la competitividad de las empresas catalanas.

También apunta a la rotura de las cadenas de valor globales, provocada por la crisis del covid-19 y acentuada por la guerra entre Rusia y Ucrania, que conllevan un “riesgo creciente” de falta de suministros para las empresas y consumidores de materias primas y componentes concentrado en pocos países.

Desde el punto de vista macroeconómico, Acció alerta del peligro de estaflación y la crisis de la deuda mundial, estimando que en 2023 seguirá a política monetaria restrictiva en Europa así como el efecto de inflación importada que ha supuesto el fortalecimiento del dólar respeto la resta de divisas mundiales.

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Destacan también la ‘weaponización’ como una “nueva amenaza emergente” que supone el uso del comercio mundial y las inversiones extranjeras por parte de algunos países para contrarrestar el poder creciente de sus contrapartes y evitar que compañías estratégicas pasen a manos de países terceros considerados rivales.

En este contexto, según el informe, las empresas se ven obligadas a diversificar y a acortar sus cadenas de valor globales para hacerlas más resilientes, relocalizar unidades productivas ya internacionalizadas o buscar nuevos proveedores en el país de origen o cercanos.

Además, las empresas deberán hacer frente a la emergencia climática y al choque energético provocado por la demanda global tras la salida de la crisis del covid-19, siendo la disminución de algunos cultivos y la dependencia de minerales críticos como el cobre o el níquel para el desarrollo de nuevas tecnologías unos de los causantes.

En el informe también indican la inseguridad alimenticia y las consecuentes tensiones sociales e inestabilidades políticas, así como las barreras para transferir datos a través de las fronteras que favorece el desacoplamiento digital.

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Este riesgo se suma al déficit tecnológico de la Unión Europea y la pérdida de competitividad, un hecho que, según el informe, “pone en juego entre 2 y 4 billones de euros al año de valor añadido empresarial en Europa si no se abordan las carencias tecnológicas de continente”.


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