MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
Un recuerdo de miedo remoto es un recuerdo de sucesos traumáticos ocurridos en un pasado lejano, desde hace unos meses hasta décadas. Un estudio con ratones de la Universidad de California en Riverside (Estados Unidos), publicado en ‘Nature Neuroscience’, ha desvelado los mecanismos fundamentales por los que el cerebro consolida estos recuerdos.
El estudio demuestra que los recuerdos de miedos remotos formados en un pasado lejano se almacenan permanentemente en conexiones entre neuronas de memoria en el córtex prefrontal, o CPF.
“Los circuitos de memoria prefrontal se refuerzan progresivamente tras los sucesos traumáticos, y este refuerzo desempeña un papel fundamental en la maduración de los recuerdos del miedo hasta su estabilización en la corteza cerebral para su almacenamiento permanente”, explica Jun-Hyeong Cho, profesor asociado de Biología Molecular, Celular y de Sistemas, que dirigió el estudio. “Utilizando un mecanismo similar, otros recuerdos remotos no relacionados con el miedo también podrían almacenarse permanentemente en el CPF”, afirma.
El cerebro utiliza mecanismos distintos para almacenar los recuerdos de miedo recientes y los remotos. Estudios anteriores han sugerido que, aunque la formación inicial de la memoria del miedo implica al hipocampo, madura progresivamente con el tiempo y se hace menos dependiente de él. Muchas investigaciones explican ahora cómo se almacena la memoria del miedo reciente, pero no se sabe bien cómo consolida el cerebro los recuerdos del miedo remoto.
En este estudio, los investigadores se centraron en el CPF, una parte de la corteza cerebral implicada en la consolidación de la memoria remota en estudios anteriores.
“Descubrimos que un pequeño grupo de células nerviosas o neuronas del CPF, denominadas neuronas de la memoria, estaban activas durante el acontecimiento traumático inicial y se reactivaban al recordar el miedo remoto”, explica Cho. “Cuando inhibimos selectivamente estas neuronas de memoria en el CPF, impedimos que los ratones recordaran el miedo remoto pero no el reciente, lo que sugiere el papel crítico de las neuronas de memoria del CPF en el recuerdo de los recuerdos de miedo remoto”.
En los experimentos, los ratones recibieron un estímulo aversivo en un entorno denominado contexto. Aprendieron a asociar el estímulo aversivo con el contexto. Al exponerlos al mismo contexto un mes más tarde, los ratones se congelaron en respuesta, lo que indicaba que podían recordar miedos remotos. Los investigadores demostraron que las conexiones (sinapsis) entre las neuronas de la memoria en el CPF, denominadas circuitos de memoria prefrontal, se reforzaban gradualmente con el tiempo tras el aprendizaje del miedo, y dicho refuerzo ayudaba al CPF a almacenar de forma permanente los recuerdos de miedo remoto.
A continuación, para extinguir la memoria del miedo remoto en los ratones, los investigadores los expusieron repetidamente al mismo contexto predictivo del miedo, pero sin el estímulo aversivo. El resultado fue una reducción de la respuesta de miedo al contexto.
“Curiosamente, la extinción de la memoria del miedo remoto debilitó los circuitos de memoria prefrontal que se habían reforzado previamente para almacenar la memoria del miedo remoto”, afirma Cho. “Además, otras manipulaciones que bloquearon el fortalecimiento de los circuitos de memoria PFC también impidieron el recuerdo de la memoria de miedo remoto”, agrega.
Cho explica que una desregulación de la consolidación de la memoria del miedo puede conducir al miedo crónico desadaptativo en el trastorno de estrés postraumático (TEPT), que afecta a alrededor del 6 por ciento de la población en algún momento de su vida.
“Teniendo en cuenta que los pacientes con TEPT sufren recuerdos de miedo formados en un pasado lejano, nuestro estudio aporta una perspectiva importante para desarrollar estrategias terapéuticas que supriman el miedo crónico en pacientes con TEPT”, explica. A continuación, el equipo de Cho planea debilitar selectivamente los circuitos prefrontales de la memoria y examinar si esta manipulación suprime la evocación de recuerdos remotos de miedo.
“Esperamos que los resultados contribuyan a desarrollar una intervención más eficaz contra el TEPT y otros trastornos relacionados con el miedo”, finaliza Cho.
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