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CEAR exige políticas migratorias que respeten los derechos humanos para evitar tragedias como la de junio en Melilla

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MADRID, 16 (EUROPA PRESS)

La Comisión Española de Atención al Refugiado (CEAR) exige, en el marco del Día Internacional del Migrante que se celebra este domingo 18 de diciembre, políticas migratorias que respeten los derechos humanos para evitar tragedias como la ocurrida el pasado mes de junio en la frontera con Melilla.

Como ejemplo de las políticas que se llevan a cabo en el país y, en general, en el entorno internacional, CEAR ha lanzado un video con cinco testimonios de refugiados que ellos mismos atienden en un centro humanitario para personas migrantes en situación de vulnerabilidad. Según destaca la entidad, todos ellos coinciden a la hora de señalar la violencia con la que se emplearon las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas en la frontera, pero también durante los días previos.

En concreto, cuentan fueron forzados a abandonar los campamentos del monte Gurugú. “Vinieron a hablar con nosotros y nos dijeron: mañana vendrán las autoridades marroquíes y os harán saber lo que es bueno, será mejor que os marchéis de esta montaña”, explica Ammar sobre la precipitada decisión que tomaron de cruzar la frontera.

“Cuando llegamos a la valla, nos esperaban numerosos hombres. Intentamos escalarla, pero nos obligaron a desplazarnos a la puerta de entrada, un lugar muy pequeño. Nos lanzaron piedras desde fuera. Las autoridades españolas también nos rociaban con un spray, nos disparaban con las balas de goma y tenían bombas de ruido”, denuncia Ahmed.

RELATOS QUE “CONTRADICEN” EL RELATO DEL GOBIERNO

Desde CEAR recuerdan que este es un relato que “contradice la versión oficial del Gobierno” de que “se hizo un uso proporcional de la fuerza para evitar las entradas irregulares”. “Son ellos los que han empleado la violencia. El número de muertos supera los 70, todos ellos migrantes”, ha apuntado Yahya.

En relación a las muertes y a las devoluciones ilegales de las que fueron testigos, todos afirman que nunca van a poder olvidarlas: “Había amigos que estaban heridos, con huesos rotos y, aunque habían cruzado la valla, fueron devueltos”, afirma Annour. Del mismo modo, Yahya señala que algunos de sus amigos más cercanos” están muertos, otros están en la cárcel y otros ni siquiera se sabe dónde están”.

La entidad destaca que estos testimonios muestran “continuas vulneraciones de derechos” y “falta de garantías que sufren las personas migrantes en su trayecto hacia Europa”. A su juicio, esto refuerza la necesidad de que se realice una investigación exhaustiva para que haya justicia, reparación y no repetición.

Al mismo tiempo, CEAR recuerda con este vídeo que para las personas de origen subsahariano resulta imposible acceder al puesto fronterizo para solicitar asilo, y tampoco España habilita la posibilidad de que puedan hacerlo en el consulado, pese a que la Ley lo contempla, lo que les deja como única alternativa “arriesgar sus vidas saltando vallas”. La organización recuerda que así lo señaló la Comisaria Europea de Derechos Humanos, Dunja Mijatovic, tras su visita a Melilla a principios de noviembre.

“Las políticas de migración europeas y españolas están centradas desde hace décadas en evitar a toda costa las llegadas. Lamentablemente, la propuesta de nuevo Pacto Europeo de Migraciones y Asilo refuerza aún más este enfoque basado en externalizar nuestras fronteras a países como Marruecos, donde no se garantiza ni siquiera el derecho a la vida, una obligación internacional”, ha denunciado Estrella Galán, directora general de CEAR, que reclama al Gobierno español un “mayor compromiso con las vidas y los derechos humanos”.

Para hacer realidad este nuevo enfoque de migraciones con derechos, la organización exige cumplir con los compromisos adoptados en los Pactos Mundiales de Migración y Refugio de 2018; investigaciones exhaustivas e independientes para que no se repitan tragedias como la sucedida en Melilla; garantizar el deber de socorro en las fronteras; ampliar y activar vías legales y seguras ya existentes y reconocidas por la Ley de Asilo; poner fin a las devoluciones sumarias; acabar con la cristianización de la solidaridad hacia las personas migrantes; y promover narrativas positivas, así como políticas de convivencia “para contrarrestar discursos antinmigración y construir sociedades inclusivas y diversas”.


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