MADRID, 15 (SERVIMEDIA)
El tejido adiposo pardo o ‘grasa quema grasas’ es una diana terapéutica para el tratamiento de la obesidad y, para activarlo, los expertos recomiendan hacer ejercicio al aire libre y mantenerse en ambientes frescos.
La Sociedad Española de Obesidad (Seedo) y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) reflexionaron este jueves sobre la novedades en el estudio sobre esta enfermedad durante el Día de la Obesidad, que se celebra hoy. La obesidad afecta al 20% de la población española: cuatro de cada diez niños padece sobrepeso u obesidad, y también tres de cada diez adolescentes.
Según el investigador Francesc Villarroya, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Barcelona, entre las líneas de investigación más prometedoras en obesidad se encuentran las relacionadas con el tejido adiposo pardo (o marrón), una zona del organismo “donde se ‘queman’ calorías procedentes de la dieta”.
El ejercicio físico es una de las principales recomendaciones, ya que aumenta el gasto energético, mejora el estado metabólico e inmunológico, y promueve la activación de la grasa parda, según los especialistas.
Otra recomendación es cuidar el entorno térmico. “Las temperaturas altas bloquean la actividad de la grasa parda, por lo que se recomienda aumentar la actividad al aire libre y moderar las temperaturas ambientales interiores”. Por ello, destacó que “las altas calefacciones y la falta de actividad al aire libre se consideran cada vez más parte del ‘ambiente obesogénico’ de nuestra sociedad”.
Según los expertos, aunque inicialmente se consideró que el tejido adiposo pardo sólo servía para producir calor y para mantener la temperatura del cuerpo en condiciones de frío ambiental, ahora se sabe que también es un sistema de protección para eliminar (o ‘quemar’) el exceso de alimentos que ingerimos con la dieta. Villarroya destacó que “no cabe duda de que activar la grasa parda daría lugar a una prevención en el aumento de peso, e incluso permitiría disminuir el peso de una persona con obesidad”.
Por otra parte, una segunda línea de investigación profundiza en el estudio de los efectos saludables de la grasa parda. Un estudio reciente, llevado a cabo en EEUU con cerca de 150.000 pacientes, demostró que, además de proteger frente a la obesidad, “los individuos con grasa parda activa muestran protección frente a diabetes” y a enfermedades cardiovasculares (desde el infarto al ictus)”.
BATOQUINAS Y RESTRICCIÓN CALÓRICA
Otro beneficio de la grasa parda es que “se cree que el tejido adiposo pardo libera a la sangre factores hormonales (las denominas ‘batoquinas’), que ejercen una acción saludable sobre el sistema cardiovascular”, como indicó Francesc Villarroya, quien consideró que “identificar cuáles son y cómo actúan estos factores hormonales es una línea de trabajo prometedora”. Se podrían utilizar estos conocimientos en un futuro como herramientas de tratamiento y prevención de enfermedades graves y muy frecuentes en el paciente con obesidad.
Por lo tanto, cualquier acción que promueva la actividad de la grasa parda es importante frente a la obesidad. Además, el tejido adiposo marrón tiene un declive natural en su actividad simplemente con la edad, lo que explica la propensión a acumular peso con el paso de los años. Por eso, es muy recomendable, “mantener la actividad de la grasa parda y prevenir su declive”.
También se ha demostrado que la restricción calórica durante el envejecimiento también puede favorecer la aparición de un nuevo tejido adiposo marrón en localizaciones donde existe tejido adiposo blanco, lo que se denomina el tejido beige. Lo demuestran diversos trabajos de la doctora Medina-Gómez, llevados a cabo en la Universidad Rey Juan Carlos.
Por último, la Seedo y SEEN llevan a cabo estos días una campaña divulgativa en redes sociales, con el objetivo de animar a la población a activar su grasa parda y ponerle freno a la obesidad. Con la etiqueta #activatutejidopardo, se invita a que los ciudadanos compartan breves videos mostrando actividades que favorecen la activación de este tejido adiposo, contando para ello con el apoyo y la colaboración de destacados divulgadores científicos como Ricardo Moure y Boticaria García.
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