MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
La temperatura determina la supervivencia del pino negro en el noreste peninsular según se desprende de una investigación, liderada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Pablo de Olavide de Sevilla (UPO), en la que ha participado también el Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC).
El estudio, publicado en ‘Science of The Total Environment’, ha analizado por primera vez la información genética de esta especie con el fin de describir cómo responde frente a las variaciones ambientales.
Concretamente, los investigadores han estudiado una relicta población de pino negro de Peñarroya (Sierra de Gúdar, Teruel), de la que cada vez quedan menos ejemplares vivos y suelen mostrar una baja diversidad genética debido a su aislamiento y pequeño tamaño poblacional, así como dos no relictas poblaciones de los Pirineos.
Sin embargo, los datos reflejan una diversidad genética similar, así como un alto flujo genético entre ellas por lo que los científicos apuntan a la temperatura como el factor más limitante para la supervivencia de este tipo de pino de montaña.
En concreto, en las poblaciones de Pirineos, la temperatura media oscila entre los 3 y los 5 grados y las precipitaciones anuales entre 1.200 y 1.600 litros por metro cuadrado (mm), mientras que la temperatura media de Peñarroya es de 9 grados y las precipitaciones descienden a la mitad, a 680 mm. Por ello, concluyen que la perdida de ejemplares de Peñarroya está relacionada con la diferencia de temperatura.
También se han realizado estudios de asociación genotipo-fenotipo (GPA) en los que se ha visto que las diferencias identificadas en relación con el tamaño de las acículas entre las poblaciones, presenta una clara base genética.
Para poder llevar a cabo este estudio se ha empleado una técnica de genotipado basada en NGS, denominada ddRAD-seq, y que ha facilitado el complejo trabajo con los grandes genomas de las coníferas. Posteriormente, se han empleado herramientas bioinformáticas para extraer marcadores moleculares relevantes.
“Los datos genéticos de esta especie son escasos. Su análisis nos permite determinar el grado de vulnerabilidad de esta especie frente a las variaciones ambientales ocasionadas por el cambio climático, así como establecer si hay asociaciones entre las diferencias que se observan en los fenotipos de las distintas poblaciones y sus características genéticas”, ha destacado la investigadora del Departamento de Genética, Fisiología y Microbiología (UD Genética) de la UCM, Belén Méndez Cea.
El siguiente paso en la investigación, según ha avanzado Méndez Cea, podría ser realizar “estudios de epigenómica y de transcriptómica” para ampliar los conocimientos de esta especie y poder entender de forma más completa cómo responde frente al cambio climático.
- Te recomendamos -