MADRID, 07 (SERVIMEDIA)
La 15ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad -conocida como COP15- estudiará desde este miércoles en Montreal (Canadá) la propuesta de la ONU de que al menos un 30% de las áreas terrestres y marinas del mundo -especialmente, las de particular importancia para la biodiversidad y sus contribuciones a las personas- estén conservadas en 2030 mediante sistemas de áreas protegidas eficaces, administrados de manera equitativa, ecológicamente representativos y bien conectados.
Ésa es una de las 21 metas incluidas en el borrador de un nuevo Marco Mundial de la Diversidad Biológica para guiar las acciones en todo el mundo con el fin de preservar y proteger la naturaleza y sus servicios para las personas.
Ese borrador se someterá a la consideración de la segunda parte de la COP15, pues la primera se celebró con sesiones virtuales en octubre de 2021 desde Kunming (China) debido a las restricciones de movilidad por la pandemia de la covid-19.
Ese Marco sustituirá a las llamadas Metas de Aichi, que son 20 objetivos mundiales de biodiversidad acordados en 2010 para conservar la naturaleza hasta 2020 y que se incumplieron en su totalidad y sólo seis de ellos se alcanzaron parcialmente, según Naciones Unidas.
OBJETIVOS PARA 2030 Y 2050
El primer borrador, al que tuvo acceso Servimedia, incluye cuatro objetivos para 2050 y 21 metas de acción para 2030. El documento está impulsado por la Secretaría del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CBD, por sus siglas en inglés).
Entre los objetivos a largo plazo están un aumento de al menos un 15% de la superficie, la conectividad y la integridad de los ecosistemas naturales; apostar por las contribuciones de la naturaleza a las personas; que los beneficios de los recursos genéticos se compartan de manera justa y equitativa, que se cierre la brecha entre los recursos disponibles con los necesarios para conservar la biodiversidad del planeta (con el hito intermedio de 700.000 millones de dólares en 2030).
Además de proteger la superficie del planeta al menos un 30%, otras metas para 2030 son reducir en un 50% la tasa de introducción de especies exóticas invasoras, controles o erradicación de esas especies para eliminar o reducir sus impactos, y rebajar la pérdida de nutrientes al medio ambiente al menos a la mitad y los pesticidas al menos dos tercios, así como eliminar el abandono de residuos plásticos.
Contribuciones basadas en la naturaleza para los esfuerzos de mitigación del cambio climático global de al menos 10 gigatoneladas de CO2 equivalente por año; redirigir, reutilizar, reformar o eliminar incentivos dañinos para la biodiversidad, de manera justa y equitativa, reduciéndolos en al menos 500.000 millones de dólares por año, y un aumento de 200.000 millones de dólares en los flujos financieros internacionales de todas las fuentes a los países en desarrollo son otras metas.
MÁS METAS
Asegurar que al menos un 20% de los ecosistemas de agua dulce, marinos y terrestres degradados estén en restauración; que la recolección, el comercio y el uso de especies silvestres sea sostenible, legal y seguro para la salud humana, y gestionar vías para la introducción de especies exóticas invasoras, previniendo o reduciendo su tasa de introducción y establecimiento en al menos un 50%, y controlar o erradicar las especies exóticas invasoras para eliminar o reducir sus impactos, centrándose en especies y sitios prioritarios también forman parte de las 21 metas.
Que todas las áreas dedicadas a la agricultura, la acuicultura y la silvicultura se gestionen de manera sostenible; mantener y mejorar las contribuciones de la naturaleza a la regulación de la calidad del aire, la calidad y la cantidad de agua y la protección contra peligros y eventos extremos para todas las personas; aumentar el área, el acceso y los beneficios de los espacios verdes y azules, y que todas las empresas evalúen e informen sobre sus dependencias e impactos sobre la biodiversidad se incluyen entre las metas.
“SUPERVIVENCIA”
Por otro lado, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) reclamó la semana pasada en un informe que los flujos financieros en soluciones basadas en la naturaleza se dupliquen para 2025 con el fin de hacer frente a las crisis mundiales de limitar el cambio climático por debajo de 1,5 grados respecto a la era preindustrial, detener la pérdida de biodiversidad, lograr la neutralidad en la degradación de la tierra y cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Los arquitectos del Acuerdo de París, adoptado en la Cumbre del Clima de 2015 (COP21), instaron en una declaración conjunta a los líderes mundiales durante la reciente Cumbre del Clima de Sharm el Sheij (Egipto) -conocida como COP27- a asegurar un gran pacto para la naturaleza durante la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad que se celebrará en Montreal.
Por su parte, Greenpeace ha advertido de que si la COP15 concluye sin un nuevo acuerdo mundial para la naturaleza se elevaría el “riesgo” para la propia supervivencia humana, pues la importancia de mantener la biodiversidad como escudo de protección de la salud quedó patente en la pandemia de la covid-19, cuyo origen se relaciona con las enfermedades zoonóticas, que propician con la deforestación o el tráfico de especies exóticas.
“Cuando hablamos de proteger la biodiversidad estamos hablando de la salud del planeta, de nuestra propia supervivencia. Mantener los ciclos vitales, estructura, funciones y procesos tan vitales como la purificación del agua y aire, la polinización natural, la mitigación de los eventos climáticos extremos, la prevención de pandemias, etc.”, indicó Mónica Parrilla, responsable de la campaña de bosques de Greenpeace España.
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