JAÉN, 5 (EUROPA PRESS)
Investigadores del grupo Inmunobiología Tumoral de la Universidad de Jaén (UJA) han identificado un posible gen implicado en los distintos tipos de lipodistrofia, una enfermedad altamente desconocida e infradiagnosticada, que va a “permitir abordar nuevas formas de tratar la enfermedad a través de la dieta”.
Los resultados de esta investigación han sido publicados recientemente en la prestigiosa revista científica internacional ‘Nutrients’ del grupo MDPI, según ha informado este lunes la institución académica.
El catedrático de Inmunología y responsable de este grupo, José Juan Gaforio, ha explicado que la lipodistrofia “no es una única enfermedad”, sino “un síndrome que puede tener un origen congénito o adquirido”, y “es tan compleja y rara, con tantos posibles orígenes, que se diagnostica poco por desconocimiento”.
“Se trata de una disfunción del tejido adiposo que produce una redistribución anómala de la grasa corporal, provocando que esta grasa desaparezca de algunas partes del cuerpo y se acumule en otras”, ha afirmado el investigador de la UJA, quien ha añadido que esto tiene muchas implicaciones, no sólo a nivel estético, sino también en la salud.
La identificación del gen implicado tanto en la lipodistrofia adquirida como en la congénita supone un hallazgo científico que permite evidenciar un nexo de unión para todos los tipos de lipodistrofia y, por lo tanto, estudiar tratamientos para reducir los efectos de esta enfermedad.
“Normalmente, a las personas que padecen lipodistrofia se les aconseja una dieta baja en grasa”, ha comentado. Sin embargo, según ha recalcado, este gen se puede modular a través de la grasa que ingerimos en la alimentación.
La investigación del grupo Inmunología Tumoral ha demostrado que hay algunas grasas que empeoran la enfermedad, como es el caso de las saturadas (presentes en muchos alimentos de origen animal y vegetal) y otras que actúan de forma positiva sobre este gen y, aunque no la curan, sí actúan positivamente, como son las grasas poliinsaturadas Omega 3 (que se encuentran principalmente en el pescado). Ello abriría la posibilidad a tratar la enfermedad a través de la dieta, así como diseñar nuevas dianas terapéuticas.
En este sentido, Gaforio ha detallado que el tejido adiposo es un órgano endocrino donde se sintetizan hormonas que tienen mucha importancia para la salud de una persona, como es el caso de la leptina.
“Esta es la hormona de la saciedad, la que le dice al hipotálamo que ya estás lleno para que dejes de comer, de manera que cuando el tejido adiposo no sintetiza esta hormona en la cantidad suficiente estas personas tienen un hambre atroz. De ahí la importancia de hallar nuevas formas de mejorar el funcionamiento del tejido adiposo”, ha indicado.
Asimismo, el investigador ha resaltado que, de cara al futuro, el grupo de investigación de la Universidad de Jaén se plantea estudiar los efectos que tienen las grasas del aceite de oliva virgen extra en esta enfermedad.
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