El gobierno de transición subraya que Traoré habló de “intento de desestabilización” y dice que “no es lo mismo”
MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
Las autoridades de transición de Burkina Faso ha aclarado este viernes que el líder de la junta militar, Ibrahim Traoré, no mencionó un presunto intento de golpe de Estado al hablar de un “intento de desestabilización” desarticulado durante el fin de semana, en medio de la crisis política y de seguridad en el país africano.
“El presidente de transición, el capitán Ibrahim Traoré, nunca usó el término golpe de Estado”, ha dicho el portavoz del Gobierno burkinés, Jean Emmanuel Ouédraogo, quien ha resaltado que el líder de la junta “habló de intentos de desestabilización”, según ha informado el portal burkinés de noticias Burkina24.
“Cada término tiene su significado. Existen intentos de desestabilización e intento de golpe de Estado. No es lo mismo”, ha manifestado, antes de agregar que estos “intentos de desestabilización” son “conocidos”. Por ello, ha hecho hincapié en que la situación está bajo control y ha rechazado lanzar una ‘caza de brujas’.
Ouédraogo, quien es además ministro de Comunicación en el gobierno de transición instaurado en Burkina Faso, ha apuntado que “la transición no está en una dinámica de purga” y ha añadido que “no se ha tratado de un intento de golpe de Estado, lo que requiere preparativos y un inicio de ejecución”.
Traoré, que ascendió al poder tras una asonada en septiembre, desveló el jueves esta “maniobra” y afirmó que los presuntos responsables pretenden “minar la moral y los esfuerzos” de la junta militar, a la par que denunció que hay “dinero de por medio”.
La asonada de septiembre, considerada un ‘golpe palaciego’ por parte de un sector del Ejército enfrentado al hasta entonces líder de la junta instaurada tras el golpe de enero, Paul-Henri Sandaogo Damiba, tuvo lugar ante el continuo deterioro de la situación de seguridad y los atentados por parte de grupos yihadistas.
Burkina Faso ha experimentado en términos generales un aumento significativo de la inseguridad desde el año 2015, con ataques obra tanto de la filial de Al Qaeda como la de Estado Islámico, lo que ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.
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