MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
El Papa ha reiterado su llamamiento a la paz para la “martirizada Ucrania” a pesar de las críticas del Gobierno ruso, que denunció la supuesta “rusofobia” del pontífice y una “escandalosa perversión de la verdad” con sus palabras.
“Que la intercesión de los Santos Hermanos Apóstoles Pedro y Andrés, conceda pronto a la Iglesia el pleno disfrute de su unidad y la paz al mundo entero, especialmente a la querida y atormentada Ucrania, siempre en nuestros corazones y oraciones”, ha pedido el Papa durante la audiencia general que ha encabezado este miércoles.
Sus declaraciones públicas se producen horas después de que la titular del Ministerio de Exteriores de Rusia, Maria Zajarova, criticase las palabras del Papa Francisco sobre chechenos y buriatos. “Esto ya no es rusofobia, sino una perversión. Recuerden que en los años noventa y principios de los 2000 nos dijeron exactamente lo contrario: que son rusos, eslavos (los) que estaban torturando a los pueblos del Cáucaso, y ahora se nos dice que son los pueblos del Cáucaso los que están torturando a los rusos”, señaló, según recogió entonces la agencia de noticias TASS.
El Papa había señalado la “crueldad” que enfrenta Ucrania con la ofensiva rusa en una entrevista con el periódico jesuita estadounidense ‘America’ en la que aseguró que “los más crueles son de Rusia… chechenos y buriatos”.
El Pontífice ha continuado con su ciclo de catequesis sobre las cualidades del discernimiento, deteniéndose de nuevo sobre la experiencia de la consolación. Así, ha citado la figura de San Ignacio de Loyola, que dice que “cuando el principio, el medio y el fin de los pensamientos es bueno, y todo está orientado hacia el bien, es un signo del buen espíritu”. “En cambio, cuando los pensamientos no son buenos, nos distraen, nos agitan y nos quitan la paz, es un signo del mal espíritu”, ha asegurado.
Del mismo modo, ha señalado que la “oración no es una fuga de las propias tareas, al contrario, es una ayuda para realizar ese bien”. Por otro lado, ha alertado de que “el diablo existe” y se presenta “de forma astuta, disfrazada”. “Parte de lo que está más cerca de nuestro corazón y después nos atrae a sí, poco a poco –ha concluido–. El mal entra a escondidas, sin que la persona se dé cuenta”.
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