La madre de la joven, acusada también de agresión sexual por omisión, asegura que no estaba presente cuando se produjeron los hechos
SANTANDER, 30 (EUROPA PRESS)
El acusado de violar a la hija de su pareja en Santander hace un año ha admitido que tuvo relaciones con ella, pero “con consentimiento”, mientras la joven asegura que éste la forzó en presencia de su madre, a la que ha acusado de no socorrerla pese a que le “pidió ayuda”.
De hecho, en el juicio, están acusados por un delito contra la libertad sexual tanto el hombre, como autor material de los hechos, como la madre de la chica, a la que se le considera autora en comisión por omisión. Para ellos, la Fiscalía y la acusación particular les pide 6 y 8 años de prisión, respectivamente, al considerar que en el caso de la madre concurre el agravante de parentesco.
Los hechos que se enjuician ocurrieron el 25 de noviembre de 2021 de madrugada, horas después de que los dos acusados recogieran en la estación de autobuses de Santander a la hija biológica de la mujer, que vivía en Logroño.
La madre de la chica había perdido la custodía de su hija cuando ésta tenía unos 7 años, pero tres o cuatro años antes de los hechos que ahora se enjuician habían retomado la relación y se veían varias veces al año.
Tras recogerla, estuvieron tomando alcohol en dos o tres bares de la ciudad, en algunos de ellos en compañía de una amiga de la pareja, y a última hora de la noche o primera de la madrugada, se dirigieron a un hostal de la calle La Unión que había reservado la presunta víctima para alojarse.
Allí, los tres estuvieron en la habitación escuchando música, comiendo y consumiendo alcohol. Fue allí donde, presuntamente, se produjeron los hechos, sobre los que han discrepado hoy los acusados y la denunciante en sus declaraciones.
Mientras que el acusado ha explicado que, en un momento en que su pareja y madre de la chica abandonó la habitación y fue a una cocina que tenía el hostal, la supuesta víctima comenzó a “tontear” con él, iniciándose un “toqueteo” entre ambos, pero “con consentimiento” de ella. “Quería conmigo”, ha afirmado el hombre, que ha insistido en que “en ningún momento fue forzado”.
Ha asegurado que la chica se quitó algo de ropa y comenzaron un “jugueteo” que acabó con ambos manteniendo sexo oral, pero sin penetración ni eyaculación. Cuando regresó a la habitación la madre de la chica y pareja del acusado, les sorprendió juntos y “se enfadó con los dos”.
Tras ello, el hombre intentó tranquilizar a su pareja, que, según el acusado, le llegó a decir que “se esperaba eso de su hija” porque “cuando se emborrachaba siempre le liaba alguna”.
En ese momento, en que el acusado estaba dando explicaciones e intentando calmar a su pareja, la joven empezó a gritar “¡Que me matan!” y salió corriendo, una reacción que él asoció a que tenía “vergüenza” por lo ocurrido.
Después de que la chica abandonara el lugar, salió a la calle a buscarla para que regresara. La encontró y, en dos ocasiones pero ésta rechazó volver al lugar, con lo que él volvió a la habitación con su pareja. Momentos después, llegó la Policía y le detuvo.
La otra acusada ha negado que presenciara la relación entre su hija y su pareja porque ésta se produjo cuando ella había salido a la cocina y al regresar “los descubrió” y se quedó “congelada”. Por tanto, ha negado que mantuviera o participara en ninguna relación sexual con ninguno de los dos.
Cuando les pidió explicaciones, ha dicho que los dos admitieron la relación pero “de repente” todo se convirtió “en un caos” y su hija se marchó de la habitación.
Distinta versión de la de los acusados ha dado la presunta víctima, que ha asegurado que cuando estaban los tres en la habitación y en un momento en que ella se había tumbado en la cama porque estaba “mareada” tras haber consumido alcohol, el hombre le quitó las medias y las botas que llevaba puestas, “se puso encima” de ella y la penetró mientras ella forcejeaba para intentar evitarlo.
Además, ha explicado que el acusado se turnaba para penetrarla a ella y también a su madre. “Ella estaba en la habitación, yo le pedí ayuda”, ha asegurado la chica, que, sin embargo, ha reconocido tener “un poco confuso” cómo ocurrió exactamente todo. Sí ha señalado que su madre no la auxilió y tuvo que salir de la habitación por sus propios medios “cuando ya se pudo poner en pie”.
Entonces, salió a la calle solo con el vestido que llevaba puesto pero sin ropa interior y descalza y llamó a un telefonillo de un piso de la misma calle para pedir ayuda y que llamaran a la Policía. Cuando los agentes llegaron, dijo a los agentes que “la habían violado”. Uno de ellos, la acompañó al hospital Valdecilla, donde fue examinada y se le detectaron lesiones en genitales.
En el juicio han declarado la pareja que vivía en la casa donde la víctima acudió pidiendo ayuda y que llamó a la Policía. Ambos han explicado que cuando se encontraban durmiendo, alguien tocó al telefonillo, se levantaron y escucharon a la chica diciendo “me quieren matar” y pidiéndoles que la dejaran entrar en casa.
Aunque no abrieron la puerta, se asomaron a la ventana y vieron a la chica sola con un vestido, descalza y “muy nerviosa” y con “mucho miedo”, y llamaron a la Policía para que acudiera al lugar.
Hasta que llegaron los agentes, la pareja estuvo controlando desde la ventana lo que pasaba y, en un momento dado, vieron como, en dos ocasiones, acudió a donde estaba la chica el acusado, que intentaba tranquilizarla y decía que estaba así por una medicación que no se había tomado. Sin embargo, ella “no quería acercarse a él”.
Esta pareja presenció la llegada de la Policía y cómo la chica decía a los agentes que “la habían violado” –algo que hasta entonces aseguran que no le habían escuchado decir antes–.
Los dos agentes que han declarado en el juicio han corroborado que, a su llegada, la chica solo acertaba a decir “ese negro –el acusado era de raza negra– me ha violado”, aunque en ese momento no sabían a quién se refería porque el acusado no estaba allí.
En ese momento, llegó la madre de la chica, que les explicó que habían estado tomando copas y que su hija estaba “un poco confundida y no había pasado nada”. Sin embargo, a los agentes, viendo el estado de la chica, “algo no les cuadraba” y tenían que la sensación estaba intentando “quitar hierro” al asunto y “tapar” a su pareja.
Los policías le preguntaron dónde estaba el hombre y la mujer les llevó a la habitación donde se encotraba el acusado y dos de ellos le detuvieron, mientras otro llevó a la chica al hospital.
Está previsto que el juicio concluya este jueves, 1 de diciembre, tras declarar los peritos y exponer las partes sus conclusiones. Además, de la pena de prisión, la Fiscalía pide una indemnización para la víctima de 5.600 euros por las lesiones y secuelas sufridas y la acusación particular reclama 12.000.
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