MADRID, 28 (SERVIMEDIA)
El nuevo secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo auxiliar de Toledo, César García Magán, aseguró este lunes que utilizará su experiencia en la diplomacia vaticana para dialogar con el Gobierno y buscar a la “persona” que hay en cada político “tras el traje” y tras “la careta”, comparó con la dramaturgia griega.
En una entrevista a Cope recogida por Servimedia el prelado defendió esa relación con el Ejecutivo y otras instituciones que capitanea en la CEE su presidente, el cardenal Juan José Omella, como un “encuentro entre dos corazones”. García Magán, elegido la semana pasada por la Asamblea Plenaria de los obispos españoles como su secretario general para el próximo quinquenio tiene amplia experiencia en el Vaticano y en varias nunciaturas de la Santa Sede.
Asimismo, aseguró que la principal preocupación de la Iglesia española es la evangelización basada en el “primer anuncio” del Evangelio, y no tanto el descenso del número de bautizos y otros sacramentos católicos o la progresiva secularización de la sociedad.
Para García Magán subrayó, no obstante, que en una sociedad “postmoderna y secularizada”, “quien se abraza a la fe lo hace con mucha consecuencia y coherencia”, pues “hoy no está de moda el domingo, hay miles de ofertas”. “El que va lo hace porque tiene un convencimiento muy fuerte. No es cuestión de número. Los primeros cristianos fueron una minería convencida que evangelizaron el sur de Europa y el norte de África, y eran minoría” y transformaron la cultura de Occidente, subrayó.
Ese primer anuncio, prosiguió es una llamada a impulsar la pastoral de la juventud y de la familia y de la caridad: “La fe no es una pieza de museo es algo activo. Si se produce ese anuncio lo demás caerá por su peso. La prueba está en la historia de la Iglesia, es maestra”.
El prelado también se refirió a la propuesta de familia que hace la Iglesia y a su “derecho” de hacerla a la sociedad y “que sea respetada”, pero también defendió ese derecho a ser respetado a quienes tengan otro concepto. “No se trata de juzgar ni de condenar”, porque, incidió, “en el fondo” de cada persona “está inscrita la voz de Dios creador”.
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