MADRID, 24 (SERVIMEDIA)
Save the Children alertó este jueves de que la violencia de género que sufren las adolescentes “sigue siendo poco visible”, como lo atestigua el hecho de que el mayor aumento de víctimas de esta lacra en 2021 se produjo entre las menores de 18 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Lo hizo la víspera de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, una efeméride ante la que recordó que la violencia de género que sufren las adolescentes “sigue siendo visible”, a pesar de que son quienes “necesitarían una mayor atención”.
En ese sentido, aseveró que la violencia contra las niñas y las adolescentes “no es un hecho aislado”, como lo pone de manifiesto los insultos y cánticos machistas que los estudiantes del Colegio Mayor Elías Ahuja profirieron contra las estudiantes del cercano Colegio Mayor Santa Mónica o los pinchazos que sufrieron este verano varias jóvenes en las discotecas o festivales.
“Todos estos actos son expresiones de la violencia y la desigualdad que todavía hoy en día están asentadas y que sufren las mujeres por el simple hecho de serlo”, deslizó.
Save the Children consideró necesario aplicar “medidas efectivas” para proteger a las jóvenes y mujeres, especialmente a las primeras, ya que “a menudo no se identifican como víctimas”, según afirmó la directora de Incidencia Social y Política de la organización, Catalina Perazzo.
Perazzo comentó que el hecho de que “tu pareja te controle el móvil, te haga comentarios acerca de cómo vas vestida o te diga con quien puedes o no salir de fiesta no son gestos de amor, es violencia de género”.
La organización afirmó que es “alarmante” cómo el negacionismo se ha extendido entre los jóvenes, como lo pone de manifiesto el Barómetro Juventud y Género de la Fundación FAD, que detalla que un 20% de los y las adolescentes no creen que exista violencia de género entre sus iguales, “lo que añade trabas a la hora de poder hacerle frente”.
Ante esta situación, Catalina Perazzo afirmó que ha llegado el momento de ofrecer a la infancia y la adolescencia “modelos alternativos de relaciones libres de violencia y educación afectivo-sexual ligada al uso seguro y responsable de las tecnologías”.
También llamó a “asegurar la formación de profesionales para la detección de las víctimas con una atención especializada, así como garantizar programas de reeducación para agresores”.
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