MURCIA, 10 (EUROPA PRESS)
El Consejo de Gobierno ha dado este jueves el visto bueno, a propuesta de la Consejería de Presidencia, Turismo, Cultura y Deportes, a la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), bajo la figura de Lugar de Interés Etnográfico, del Conjunto de los Pozos de Nieve de Sierra Espuña, en el término municipal de Totana.
Los informes técnicos emitidos por el Servicio de Patrimonio Histórico fundamentan esta medida en la calidad del paisaje donde se ubican y en el hecho de que gracias a su conservación se pueden rememorar técnicas constructivas, oficios desaparecidos y formas de vida de la población que perduraron durante más de tres siglos.
Señalan, asimismo, que el bien posee un sobresaliente interés cultural, por su singularidad, autenticidad, integridad, interés rememorativo y representatividad para la Región de Murcia, al tiempo que reviste interés técnico, valor simbólico, tipológico y una inigualable situación en el ámbito natural.
El Lugar de Interés Etnográfico está formado por un conjunto de 26 pozos junto a doce construcciones anejas (ermita y casas), dos fuentes de agua, dos caminos de la red de senderos naturales (PR-MU-57 y PR-MU-63) y una vía pecuaria (con un abrevadero y descansadero de ganados). A esto se añade un entorno natural de gran valor medioambiental.
Las edificaciones fueron construidas entre los 1.350 y los 1.450 metros de altitud, aproximadamente. La elección de esta zona vino determinada por ser el área donde las precipitaciones anuales de nieve son más abundantes. Las dos áreas en las que se concentran estos pozos se han conocido tradicionalmente como ‘Pozos de Murcia o del Tío Cola’ y ‘Pozos de Cartagena o de los Zurdos’, y entre ellas existe una separación aproximada de unos 500 metros.
Los pozos de nieve se realizaron en Sierra Espuña debido a su localización estratégica en la zona más alta de todo el valle del Guadalentín, próximo a los principales núcleos de población, y al encontrarse situada en una zona de umbría. De este modo, se aseguraba la conservación del hielo en los meses de menos frío y que se mantuviera bien preservado de un año para otro en aquellos años en los que las nevadas eran más intensas, puesto que al año siguiente podía escasear la nieve.
El sistema de fabricación artesanal de hielo en Sierra Espuña comenzó a despegar alcanzando importantes cotas de producción a finales del siglo XVI y, especialmente, durante el siglo XVII y XVIII. Era utilizado tanto para fines medicinales como para consumo a través de la ingesta de bebidas, helados y sorbetes, empleándose también para la conservación de determinados alimentos.
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