MADRID/SHARM EL SHEIJ (EGIPTO), 08 (SERVIMEDIA)
Unicef destacó este martes, mientras se desarrollaba la segunda jornada de negociaciones de la Cumbre del Clima en Sharm el Sheij (Egipto), que al menos 27,7 millones de niños en 27 países de todo el mundo han sufrido este año los efectos de inundaciones devastadoras.
La gran mayoría de esos menores se encuentran entre los más vulnerables y corren un alto riesgo de sufrir una multitud de amenazas que incluyen la muerte por ahogamiento, brotes de enfermedades, falta de agua potable, desnutrición, interrupción de la educación y violencia, según Unicef.
“Estamos viendo niveles de inundaciones sin precedentes en todo el mundo este año y, con ello, una explosión de amenazas para los niños”, indicó Paloma Escudero, jefa de la delegación de Unicef para la COP27, como se conoce a la Cumbre del Clima de Sharm el Sheij.
Escudero indicó que “la crisis climática está aquí”. “En muchos lugares, las inundaciones son las peores que han ocurrido en una generación, o en varias. Nuestros hijos e hijas ya están sufriendo las consecuencias a una escala que sus padres y madres nunca experimentaron”, añadió.
EFECTOS EN PAÍSES
Las secuelas de las inundaciones suelen ser más mortales para los niños que los fenómenos meteorológicos extremos que las provocaron. En 2022, las inundaciones han contribuido a aumentar la propagación de las principales causas de mortalidad infantil, como la desnutrición, la malaria, el cólera y la diarrea.
Por ejemplo, en Pakistán se ha descubierto que la desnutrición aguda grave afectó a más de uno de cada nueve niños menores de cinco años ingresados en centros de salud en las áreas afectadas por las recientes inundaciones de Sindh y Baluchistán.
En Chad se han destruido 465.030 hectáreas de tierras de cultivo, lo que ha empeorado la ya grave situación de inseguridad alimentaria en el país. Y en Malawi, las lluvias torrenciales y las inundaciones provocadas por la tormenta tropical Ana el pasado enero causaron grandes daños a los sistemas de agua y saneamiento, lo que creó las condiciones perfectas para un brote de cólera que se ha cobrado la vida de 203 personas, 28 de ellas niños.
Junto a otras amenazas climáticas y conflictos, las inundaciones han provocado que el número de niños en Sudán del Sur que afronte altos niveles de inseguridad alimentaria supere las tasas observadas durante el conflicto en 2013 y 2016.
Además de amenazar la vida de millones de niños, las inundaciones han interrumpido servicios esenciales y desplazado a innumerables familias. Así, las recientes inundaciones en Pakistán dañaron o destruyeron cerca de 27.000 edificios escolares y obligó a dos millones de menores a faltar a clase. En Sudán del Sur, 95 centros de nutrición apoyados por Unicef se han visto afectados por las inundaciones, lo que ha dificultado la prestación de servicios de prevención de la desnutrición que salvan vidas a 92.000 niños.
Unos 840.000 niños han quedado desplazados por las inundaciones en Nigeria durante los últimos meses. Y las fuertes lluvias e inundaciones en Yemen dañaron seriamente los refugios en los campamentos de desplazados.
“HOJA DE RUTA CREÍBLE”
Además de presionar a los gobiernos y las grandes empresas para que reduzcan rápidamente las emisiones, Unicef instó a los líderes a tomar medidas inmediatas para proteger a los niños de la devastación climática mediante la adaptación de los servicios sociales críticos de los que dependen, pues esas medidas de adaptación, como la creación de sistemas de agua, salud y educación que resistan a las inundaciones y sequías, salvarán numerosas vidas.
“La COP27 brinda la oportunidad de trazar una hoja de ruta creíble con hitos claros para la financiación de la adaptación climática y soluciones para pérdidas y daños”, recalcó Escudero, antes de añadir: “Los jóvenes de los lugares más afectados de la Tierra se están ahogando en la inacción climática. Ya basta. Hay vidas en juego: los niños y niñas necesitan acción ahora”.
El año pasado, los países desarrollados acordaron duplicar el apoyo para la adaptación hasta los 40.000 millones de dólares (una cifra similar en euros) al año para 2025. En la COP27 deben presentar “una hoja de ruta creíble con hitos claros” sobre cómo se irá ejecutando esa ayuda, según Unicef, como un paso para inyectar al menos 300.000 millones de dólares al año para adaptación de aquí a 2030. Al menos la mitad de toda la financiación climática debería encaminarse hacia la adaptación.
Unicef también solicitó a los negociadores en la COP27 a encontrar soluciones para apoyar a quienes se enfrentarán a pérdidas y daños climáticos más allá de los límites a los que las comunidades pueden adaptarse.
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