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El 41,95% de las personas mayores de 55 años trabaja en España

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MADRID, 07 (SERVIMEDIA)

El 41,95% de las personas con edades comprendidas entre 55 y 69 trabaja en España, mientras que la tasa de actividad en este segmento de la población española se sitúa en el 47,78%.

Así consta en el ‘II Mapa de Talento Sénior. España en el contexto europeo’, un informe impulsado por el Centro de Investigación Ageingnomics Fundación Mapfre, en cuya elaboración han participado varios investigadores y docentes especializados en ‘economía plateada’, cuyos resultados se presentaron este lunes.

El trabajo analiza la situación de la población sénior española con la de la UE, utilizando dos métodos de investigación: uno cuantitativo, a partir de datos obtenidos de Eurostat y la encuesta ‘Global Entrepreneurship Monitor’ (GEM); otro cualitativo, centrado en las “buenas prácticas corporativas de gestión de talento sénior” en los países europeos y en la opinión de expertos de reconocida solvencia.

De los 27 Estados miembros de la UE, se ha elegido como objeto de estudio a Alemania, Francia, Italia, España, Polonia, Suecia y Portugal, por su volumen de habitantes (algo más del 70% de la población total comunitaria), su pertenencia a los grandes conjuntos geográficos europeos, sus trayectorias y sus rasgos demográficos actuales. También se ha tenido en cuenta la cercanía de los países a España y el tamaño de su economía.

Entre las conclusiones del estudio destaca que la pirámide laboral de los países estudiados tiene menos jóvenes, una proporción notable de inmigrantes, más mujeres y fundamentalmente más personas mayores.

En el caso de los jóvenes, “hay y habrá menos, pero sus tasas de desempleo mejorarán”, algo positivo en España, donde sus niveles de desempleos son altos. Esa menor presencia de jóvenes y adultos “será compensada en parte por una inmigración que, cuando tiene la condición de económica, está compuesta por personas menores de 50 años”.

También “hay y habrá más mujeres” en todos los tramos de la pirámide laboral, puesto que su incorporación, “más tardía, no ha terminado” todavía. Del mismo modo, “hay y habrá más séniores porque cada vez son más las personas mayores en la pirámide de edades y deberán compensar los huecos que dejen los jóvenes si no queremos que el mercado laboral se desfonde”.

A su vez, los índices de natalidad han ido cayendo en el tiempo en todos los países estudiados, como consecuencia de que la baja fecundidad no permite el relevo generacional, el menor número de las mujeres en edad de procrear y una edad tardía a la hora de tener hijos.

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En este contexto, los siete países analizados perdieron alrededor de 350.000 nacimientos entre 2008 y 2019, mientras que la mortalidad ha ido en aumento, lo que ha provocado un crecimiento natural negativo, salvo en Suecia y en Francia, donde la fecundidad y la natalidad es mejor debido a sus políticas de ayuda familiar.

A pesar de ello, las cifras negativas del crecimiento vegetativo son corregidas por saldos migratorios favorables provocando que el crecimiento real -combinación del saldo natural y migratorio- sea positivo en todos los países, salvo en Italia, donde el balance migratorio no es suficiente para revertir la tendencia.

Todos los países estudiados tienen “fuertes niveles de envejecimiento” que se sitúan en torno al 20% de población de 65 años y más -ese envejecimiento es mayor entre las mujeres, fruto de su mayor esperanza de vida al nacer-, y en entre el 5% y el 7% en el segmento de población de 80 años y más.

ACTIVIDAD Y EMPLEO

En cuanto al la situación laboral de las personas sénior, el estudio se ha centrado en los tres elementos esenciales del mercado de trabajo: actividad, empleo y desocupación.

Respecto a la actividad (personas séniores que están dispuestas a trabajar, tengan o no trabajo), crece el número de activos sénior desde 2008 debido al proceso general de envejecimiento y al alargamiento de la vida laboral, siendo la población activa de mujeres las que crece más frente a los hombres, lo que ha llevado a que la población activa sénior aumenta en el total de la población activa.

Así pues, por países, la división de la población sénior activa es la siguiente: Suecia (65,33%), Alemania (58,25%), Portugal (51,63%), España (47,78%), Italia (45,37%), Francia (41,07%) y Polonia (37,46%).

En ese sentido, existe “una fuerte concentración” de las personas activas en el grupo de 55 a 59 años, mientras que a partir de los 60 años las tasas “caen significativamente” y “de manera fuerte” en el grupo de 65 a 69 años. A ello se suma que las tasas femeninas son más pequeñas que las masculinas son más pequeñas que las masculinas en todos los países y en cada grupo de edad.

Del mismo modo, aumenta la duración media de la vida laboral de manera especial en los países del norte, con Suecia, con 42 años, marcando la senda a seguir.

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Respecto al empleo (las personas séniores asalariadas o que tienen un puesto de trabajo), crece en todos los países desde 2008, un aumento que hace que aumente su peso relativo en el conjunto de la población empleada.

La división de la población sénior que trabaja es la siguiente: Suecia (61,82%), Alemania (56,49%), Portugal (48,81%), Italia (43,20%), España (41,95%), Francia (38,76%) y Polonia (36,71%).

La parte más importante de los ocupados sénior se concentra en el grupo de 55 a 59 años, “cae de manera significativa” en el tramo de 60 a 64 años y “se reduce a valores insignificante” en el de 65 a 69 años.

Los índices de empleo masculino son superiores a los femeninos en todos los grupos de edades y en todos los países, a pesar de que está aumentando las tasas de empleo femenino, “lo cual ayuda a reducir la brecha entre sexos”.

En la mayoría de los países predominan los trabajadores con nivel intermedio de estudios, salvo España y Portugal, donde el grupo mayoritario sólo tiene estudios básicos. En todos los estados estudiados prevalecen los asalariados sobre los trabajadores por cuenta propia, que sólo tienen “alguna relevancia” en Polonia, Portugal, Italia y España.

La población sénior trabaja principalmente en cinco actividades, industria, comercio, administración pública, educación y sanidad, y trabajo social; siendo menor la ocupación en la agricultura, la pesca, la construcción y el transporte. Por el tipo de dedicación, entre el 70% y el 90% de los ocupados sénior trabajan a tiempo completo.

DESEMPLEO

En cuanto al desempleo, el estudio concluye que la desocupación entre la población sénior ha aumento en toda Europa, pese al crecimiento de la actividad y la ocupación, con España e Italia liderado el paro en lo concerniente a este segmento de la población. No obstante, Alemania y Polonia son las únicas excepciones de la UE.

La evolución negativa del paro de los séniores ha sido más intensa entre las mujeres. A pesar de ello, las tasas de paro masculinas son más altas entre los hombres, con la excepción de España, que es el peor país de la UE en el paro femenino sénior.

La participación de la población desempleada sénior sobre el total de la población desempleada empeora desde 2008, según el estudio.

Las tasas más fuertes de desempleo sénior corresponden a los que sólo tienen estudios inferiores a primaria y secundaria inferior, son intermedias entre quienes cuentan con estudios secundarios superiores y postsecundarios no universitarios y son mucho más bajas entre los que disponen estudios terciarios. España tiene los peores datos de la UE en este indicador.

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En los países del norte (Suecia, Alemania y Polonia) la duración del desempleo suele ser inferior a un año, mientras que en los países del sur (Portugal, Italia, España y Francia) la mitad de los desempleados son de larga duración.

EMPRENDIMIENTO

El estudio también se ocupa del trabajo autónomo y del emprendimiento entre la población sénior, observando que en todos los países europeos el peso de los cuentapropistas es mayor entre los séniores que en otros tramos de edad.

También señala que los trabajadores por cuenta propia con empleados a su cargo se retiran más tarde del mercado laboral, siendo España el país que más descuella en este ámbito; que la tasa de emprendimiento baja conforme se superan los 45 año, siendo similar en todos los países, con la excepción de España, que tiene el tramo más alto en el tramo de 55 a 64 años y que cuenta con un peso relativo de emprendimiento mayor en los dos tramos finales de edades analizadas (45.54 y 55-64 años).

El estudio hace un aparte para analizar la gestión del “talento sénior” de cada uno de los siete países de la muestra, resaltando las “actuaciones empresariales para retener y atraer séniores que pueden ser consideradas como buenas prácticas nacionales”, indicando, en el caso de España, la necesidad de desarrollar un “gran pacto de país para el fomento del empleo sénior que corte de raíz el derroche de talento de los mayores españoles”, la aprobación de un “paquete legislativo” para el trabajo sénior, la aplicación de programas en el mismo sentido por parte de las empresas, un “cambio de mentalidad” en la administración, las empresas, los sindicatos y los trabajadores, fomentar el trabajo por cuenta propia y el emprendimiento de los séniores, incentivar su formación, la forja de un “activismo sénior” para dar a conocer su labor social, “propiciar la presencia en la opinión pública de españoles sénior”, lograr mejores cifras de empleo sénior en los tramos por encima de los 60 años, conseguir más mujeres en el merado laboral de los séniores y extender la fórmula del trabajo a tiempo parcial como vía de permanencia en el mercado laboral.


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