MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
El presidente de la Cámara de los Comunes de Reino Unido, Lindsay Hoyle, ha concluido este martes que no hubo intimidaciones contra los parlamentarios conservadores para que votaran a favor de una moción sobre fracking presentada por los laboristas el pasado 20 de octubre que se entendió como un voto de confianza para el Gobierno de la entonces ex primera ministra Liz Truss.
“El ambiente era tenso y los miembros alzaban la voz para hacerse oír, pero no hay evidencia de intimidación o influencia indebida sobre otros miembros”, ha expresado Hoyle, agregando que “la multitud hacía difícil ver lo que realmente estaba ocurriendo”, según ha recogido el diario ‘The Guardian’.
Así, Hoyle ha expresado que, en el marco de su investigación sobre los hechos, preguntó a varios miembros sobre estos contactos físicos aparentemente violentos, a lo que uno de ellos dijo “claramente” que no se estaba obligando a nadie a ingresar a la sala para emitir su voto favorable a Truss.
Asimismo, el presidente de la Cámara ha recalcado que es necesario que los parlamentarios se traten con respeto, al tiempo que ha dicho que se toma “muy en serio” las denuncias de intimidación, por lo que tomará medidas “rápidas cuando sea necesario” para abordar comportamientos inapropiados en la Cámara.
Unos 40 parlamentarios se abstuvieron o decidieron no votar en una moción presentada por los laboristas el pasado 20 de octubre sobre el ‘fracking’, práctica utilizada para extraer combustibles fósiles a la que los ‘tories’ se opusieron claramente en la campaña previa a las últimas elecciones.
La votación en la Cámara de los Comunes se entendió como un voto de confianza al entonces Gobierno de la ex primer ministra Liz Truss y provocó revuelo dentro de la bancada conservadora, con informaciones contradictorias sobre expulsiones si algún miembro rompía la disciplina de partido. Posteriormente, el número 10 cambió de opinión sobre este punto en el último minuto.
De hecho, la jefa del grupo parlamentario de los conservadores, Wendy Morton, tuvo que desmentir haber sido despachada de su cargo por encontrarse entre los abstencionistas, mientras algunos parlamentarios conservadores denunciaban supuestas intimidaciones para dar votos positivos a Truss durante la votación de fracking.
En este sentido, el diputado laborista Chris Bryant instó a una investigación en el seno del Parlamento después de observar varias escenas en las que el ministro de Negocios, Jacob Rees Mogg, y la viceprimera ministra, Therese Coffey, presionaban de forma acalorada a sus compañeros para que apoyasen a Truss.
Tras esta polémica y las sucesivas peticiones de dimisión que se llevaban acumulando meses, en público y sin paños calientes, Truss decidió finalmente comparecer ante Downing Street para asumir que no tenía capacidad para cumplir el mandato que le otorgaron sus propios compañeros.
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