El antropólogo Jesús Moreno ve un momento propicio para generar un debate sobre el relativismo cultural y la convivencia de tradiciones
LOGROÑO, 31 (EUROPA PRESS)
Mientras el cine ha conseguido que la noche de muertos se convierta en el Halloween de la gran pantalla, la tradición celta que originó esta tradición, Samhain, “resiste” igual que otras como el Magosto.
Hay una noche en la que la barrera que separa el mundo humano del sobrenatural se difumina; es la noche de hoy, 31 de octubre, víspera del Día de Todos los Santos.
La actual fiesta de Halloween tiene su origen en un festival celta conocido como Samhain; incluso el truco o trato, que era una forma de ganarse a los espíritus.
No obstante, incluso en México, donde tienen una “gran tradición de muertos”, el Halloween de Estados Unidos ha vestido sus tradiciones.
El antropólogo Jesús Moreno, en una entrevista a Europa Press, ha relatado cómo el gran peso de este desarrollo lo tiene “la gran industria del cine, la comunicación” y, ahora, Internet, que hacen que “la imagen que llega de Estados Unidos lo impregne todo”.
Moreno, docente del Máster Universitario en Intervención Social en las Sociedades del Conocimiento de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha apuntado a una fecha, 1979, y la película de John Campbell, Halloween, como el momento de ese despegue.
“La gran mayoría de la población se piensa que Halloween es algo americano”, ha señalado añadiendo que ahora parece que “adoptamos” una tradición que, en realidad, fue llevada a Estados Unidos con la emigración, en 1840, llegando a celebrar el primer festival en Minnesota en 1920.
No obstante, hay movimientos de “resistencia” o “reexistencia” frente a esa “cultura que parece que lo va homogeneizando todo”.
Así, hay ejemplos de lugares en Asturias, o Galicia, donde “intentan revitalizar el festival celta de Samhain” que marca, también, el final de la época de cosecha.
Se ha referido, junto a esta, a la Fiesta del Magosto, que también puede relacionarse, y que gira alrededor de la Fiesta de la Castaña frente a productos como los buñuelos o el pan de muertos.
Son “movimientos locales de resistencia” ante un fenómeno globalizador de un festival como Halloween, “en orden a recuperar nuestras tradiciones”.
“Es un poco David contra Goliat” pero se trata de pueblos en los que “mucha gente pequeña, en muchos lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, caminan hacia la utopía” y “están poniendo en la palestra la diversidad local”.
En este sentido, ha señalado la escuela como un “mecanismo” que permitiría dar a conocer el origen ancestral de esta celebración, manteniendo las costumbres del ‘truco o trato’ y los disfraces; frente a la celebración que se escoge, hoy en día, de Halloween en los colegios.
En cualquier caso, ha querido “romper una lanza” por dos términos antropológicos: el etnocentrismo (considerar que nuestra cultura es superior) y el relativismo cultural (que considera que una cultura no debe ser juzgada con los patrones de otra).
En su opinión, estos términos, y el que el relativismo cultural nos ayuda a dar valor a todos los fenómenos y los procesos culturales sin juzgarlos, puede hacer propiciar un debate de respeto entre estas celebraciones.
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