MURCIA, 30 (EUROPA PRESS)
Murcia Turística, la página web oficial de turismo de la Costa Cálida, ha preparado un listado de lugares emblemáticos de la Región para “pasar miedo” con motivo de la celebración de Halloween, la fiesta que se enmarca en el Día de Todos los Santos.
La primera de ellas es el antiguo sanatorio de tuberculosos de Sierra Espuña. Su pasado como hospital de pacientes terminales y su emplazamiento apartado y rodeado de bosques hacen de éste uno de los sitios más frecuentados por cazadores de psicofonías y seres ectoplasmáticos.
Sus cerca de 2.600 metros cuadrados de planta y 7.276 construidos hicieron de este hospital una de las obras de mayor envergadura de la historia de estas montañas. Fue diseñado para acoger a 56 enfermos, aunque la saturación de ingresos en determinadas épocas fue tal que el número de camas se hubo de multiplicar hasta por tres. Se inauguró en 1935 y cerró sus puertas el 10 de mayo de 1962.
Otro de los lugares con un pasado espeluznante es la Casa Cayitas de Alcantarilla. Un escudo con la cruz, la espada y el laurel anuncia que allí estuvo instalado durante los siglos XVII y XVIII el Tribunal Comarcal de La Inquisición. En la actualidad, alberga el Archivo Municipal y se utiliza como sala de exposiciones.
Las paredes del Castillo de la Concepción de Cartagena, cuyo interior acoge el Centro de Interpretación de la Historia de la ciudad portuaria, guardan otro secreto. Al parecer, en sus muros una dama fue emparedada viva por su marido, un noble italiano que no pudo soportar que su amor no fuera correspondido. Desde entonces, hay quienes confiesan haber visto apariciones nocturnas de la desdichada.
El Monte Arabí es otro de los lugares clave para los amantes del misterio. Protegido como parque natural, es un sitio habitual para senderistas y montañeros, pero también es uno de los lugares más mágicos. Antiguos pobladores eligieron estas montañas para hacer rituales y también se han avistado esferas luminosas en la zona y apariciones de figuras femeninas con túnicas.
En la capital de la Región, el Teatro Romea dispone de su propia maldición, originada tras la expropiación de los terrenos a los frailes de Santo Domingo. Ellos vaticinaron tres incendios, y dos de ellos ya se han producido, uno en 1877 y otro en 1899. El tercer incendio ocurrirá, según cuenta la leyenda cuando el aforo del teatro esté completo. Por ello siempre se dejan sin vender una o dos entradas.
El Salto del Usero de Bullas se transforma por la noche en un escenario en el que, según cuentan, el espectro de una mora revive su drama una y otra vez, ahogándose en esta poza por amor a un cristiano. En la mágica noche de San Juan se celebra la tradicional ‘Bajada de la Mora’, que congrega a cientos de personas al filo de la medianoche.
También en la noche de San Juan, junto al río Benamor, en Moratalla, dicen que se aparece el espíritu de la princesa Ordelina, condenada a vagar por romper su promesa de matrimonio con el noble Sigiberto y casarse con el de este, Hiliberto.
En la pedanía caravaqueña de Barranda hablan de la encantada de la Tosquilla, una muchacha joven, pálida y de ojos brillantes que sólo puede ser desencantada si se tiene la paciencia de devanar completamente una hila de lana roja que aparece junto a ella.
En Águilas también existe una leyenda vinculada a una desaparecida. Cuenta la leyenda que, si alguna persona se acerca al ‘pozo de la mora’, en las inmediaciones del Cejo de la Peñarrubia, el día del solsticio de verano de un año bisiesto, en un momento determinado, encontrará una figura que describen como la más bella, portando un cántaro y en actitud de espera de aquel que vendrá a socorrerla. Si a pesar de su extraño ropaje, nos acercamos a hablar con ella, tan solo pedirá un deseo: un beso.
Consumado el beso, apenas si da tiempo para ver su cara de inmensa tristeza, ya que en ese momento se hace la oscuridad y la figura, como si se la tragara la tierra, desaparece en espera de otro periodo de cuatro años.
En Portmán, al sur de La Unión, espera el túnel de José Maestre, un antiguo pasadizo de dos kilómetros que sirvió hasta la década de los 80 para el desplazamiento de minerales. Junto a la entrada del túnel abandonado permanecen los armazones de las locomotoras y los viejos vagones, en una suerte de cementerio de hierro que contrasta con las ruinas de los antiguos barracones, el fango y la vegetación salvaje.
El Ope es el cerro más alto y representativo de Archena, y está coronado por una cruz que se puede identificar desde cualquier punto del término municipal. Cuentan que una lluviosa tarde de invierno un pastor fue al monte Ope a recoger caracoles y se encontró un corderillo pequeño. Se lo echó a los hombros, pero su peso iba aumentando paulatinamente y en consecuencia fatigándolo cada vez más. El cordero se había transformado en borrego y, de pronto, dijo con una voz grave, como de ultratumba: “Cuanto más lejos me lleves, más te pesaré”.
El pastor soltó horrorizado al enorme borrego de pelo negro que resultó ser la figura del demonio en forma de fauno. El animal galopó ladera arriba, dejando tras de sí una estela maloliente y azufrosa a la vez que emitía unas espeluznantes carcajadas.
El pastor huyó despavorido al pueblo, donde relató lo ocurrido a los lugareños. Rápidamente corrió la voz y llegó a oídos del cura, quien decidió que el cerro debía ser purificado con exorcismos y coronado con una cruz en su punto más alto para librarse de la presencia demoníaca. Y así fue que se construyó una cruz de madera y entre los vecinos del pueblo y el sacerdote la subieron a lo alto del Ope.
La Cruz del Ope permanece en lo alto del cerro, aunque ya no es de madera, sino de hierro. La reposición tuvo lugar entre 1940 y 1941 y fue iniciativa de un vecino de Archena que había prometido restituirla si conseguía volver a su pueblo tras haber sido encarcelado en la guerra.
En Águilas existe también otro lugar mágico, dado a las leyendas. Yegua Blanca es el nombre que se le da a una gran piedra que recuerda a una yegua o caballo que estuviera subiendo por las estribaciones de las montañas del lomo Bas, a la altura aproximada de la Pinilla.
Cuenta la leyenda que, en plena Reconquista, tuvo que huir de estas tierras un príncipe o califa moro al que perseguía un grupo de ávidos caballeros cristianos. El príncipe llevaba a su esposa, una bella mujer de atuendos y velos negros, sus tesoros y sus dos mejores corceles: un alazán negro y una yegua blanca en la que iban su mujer y parte de los tesoros.
Pero el príncipe, que también conocía las artes de la hechicería, viéndose asediado por sus perseguidores, se bajó del caballo, desmontó sus tesoros y a su princesa, encendió una vela y rezó un hechizo que sólo él conocía, mientras daba siete vueltas en sentido inverso a las agujas del reloj. Entonces se abrió bajo sus pies la tierra y apareció una escalinata con catorce peldaños. El príncipe-mago bajó por ella a su mujer y sus tesoros, rápidamente dio las vueltas en sentido contrario y la entrada secreta se cerró.
Para recordar el lugar exacto lanzó otro hechizo y, tocando a la yegua, la convirtió en piedra, y acto seguido viendo que sus perseguidores ya trepaban entre los jarales y los altos romeros de las faldas de la montaña, se montó en su alazán y, envuelto en una capa negra, se perdió en la noche.
Dice la gente del lugar que los mozos más valientes que se atreven a acercarse por la noche a la piedra blanca pueden oír los lamentos de la bella princesa.
Otros lugares como el castillo de Benizar, la catedral de Cartagena, las antiguas instalaciones militares del Carmolí, el poblado fantasma de Las Murtas o el Orfanato del Valle también se añaden al catálogo de sitios terroríficos que aguarda la Región.
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