SANTA CRUZ DE TENERIFE, 28 (EUROPA PRESS)
La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias se suma a la conmemoración del ‘Día Mundial del Ictus’ que se celebra este sábado e incide en que es tan importante mantener hábitos de vida saludable para prevenir esta patología como actuar con inmediatez ante la sospecha de síntomas.
Durante 2021 se registraron un total de 2.360 ingresos hospitalarios por ictus en Canarias distribuidos de manera homogénea entre ambos sexos y la edad media de los pacientes atendidos fue de 71 años.
El ictus es una enfermedad cerebrovascular que afecta a los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro, provocando un trastorno brusco de la circulación cerebral que altera la función de una determinada región del cerebro.
El 85 por ciento se producen por obstrucción vascular y el resto por hemorragia, recoge una nota de la Consejería de Sanidad.
Esta enfermedad supone la segunda causa de muerte en España y la primera en mujeres, además, es la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda causa de demencia.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año unas 130.000 personas sufren un ictus en España, de los cuales un 50% tendrán secuelas posteriores que les causan discapacidad con una mortalidad del 30%.
En los últimos 20 años la mortalidad y discapacidad por ictus ha disminuido gracias a la mejora en la detección precoz y el control de los factores de riesgo pero aún así, su incidencia sigue aumentado.
La atención al ictus se encuentra enmarcada en el ‘Programa de prevención y control de la enfermedad aterosclerótica de Canarias’.
El daño cerebral que produce un ictus está estrechamente relacionado con el tiempo que se mantiene la alteración en la vascularización cerebral y de la zona que se haya visto afectada.
Por lo tanto, saber identificar precozmente síntomas de la enfermedad para poner activar el sistema de emergencias, puede ayudar a mejorar significativamente el pronóstico de esta enfermedad.
CÓDIGO ICTUS
El ‘Código Ictus’ es un programa plenamente instaurado en Canarias y es el procedimiento de actuación que se inicia en el lugar donde se genere la primera alerta al sistema sanitario, basado en el reconocimiento precoz de los síntomas de un ictus con el objetivo de trasladar lo antes posible a cada paciente al centro hospitalario idóneo para que pueda beneficiarse de una terapia de reperfusión y de cuidados especializados en una unidad de ictus.
Al activar el ‘Código Ictus’ mediante llamada al Servicio de Urgencias Canario a través del teléfono de emergencias 1-1-2, se pone en marcha el proceso intrahospitalario de diagnóstico y cuidados mientras se traslada al paciente con ictus hasta el servicio de Urgencias.
A la llegada de un paciente al servicio, el equipo de profesionales de la unidad estará esperando al paciente y en muchas ocasiones será trasladado incluso a la propia sala de tratamiento.
El objetivo es no solo disminuir la mortalidad por ictus, sino las complicaciones y secuelas (morbilidad), ya que estas tienen mucha importancia en la calidad de vida posterior, puesto que el ictus constituye la segunda causa de invalidez o discapacidad a largo plazo en el adulto.
La asistencia al paciente con ictus incorpora la prestación de rehabilitación, un proceso complejo, multidisciplinar, limitado en el tiempo y cuya finalidad fundamental es tratar y compensar los déficit y la discapacidad (motora, sensorial o neuropsicológica) para conseguir la máxima capacidad funcional posible en cada caso, facilitando la independencia y la reintegración al entorno habitual del paciente en todas sus vertientes (familiar, laboral y social).
PREVENCIÓN
En la prevención de los factores de riesgo está la clave para evitar nuevos casos, su morbilidad o mortalidad.
Uno de los pilares de la atención al ictus es el control y tratamiento de enfermedades como la hipertensión, diabetes y dislipemia, así como mantener una dieta y actividad física equilibradas, evitando el consumo de tóxicos como tabaco, alcohol, café y otras drogas de abuso.
Debe sospecharse la posibilidad de estar ante un episodio de ictus cuando hay una pérdida brusca de fuerza o sensibilidad, entumecimiento o debilidad en una parte del cuerpo; aparición repentina de confusión o dificultad para hablar o entender; manifestación brusca de problemas de visión, ceguera o visión doble; dolor de cabeza inusual, de gran intensidad y sin causa aparente y sensación de vértigo intenso, pérdida súbita de equilibrio o déficit de la marcha.
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