MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
El exoficial de la Policía de Minneapolis Alexander Kueng se ha declarado culpable de homicidio involuntario en el marco del caso George Floyd, quien murió tras ser detenido después de que el exagente Derek Chauvin se arrodillara sobre su cuello durante más de nueve minutos.
Kueng, sentenciado a tres años de cárcel, ha renunciado así a su derecho a un juicio –que estaba programado para este lunes junto con Tou Thao, el otro implicado en la muerte de Floyd– a cambio de declararse culpable de ayudar e incitar a un “homicidio involuntario en segundo grado”.
De esta forma, el exoficial, que fue acusado junto con su excompañero Thomas Lane de ayudar a sujetar a Floyd mientras Chauvin lo inmovilizaba, no se enfrentará a un cargo de “complicidad en asesinato en segundo grado”, según ha informado la cadena CNN.
Por su parte, Thao, sentenciado a tres años y medio de cárcel, se ha declarado inocente de ambos cargos y ha renunciado a su derecho a un juicio con jurado, por lo que los testigos no tendrán que volver a testificar y, en su lugar, los abogados presentarán pruebas ante el tribunal antes del 1 de noviembre.
Thomas Lane, otro de los agentes de la Policía de Mineápolis implicado en el asesinato de Floyd, fue condenado en julio a dos años y medio por violar sus derechos civiles cuando no le facilitaron atención médica.
La Justicia de Estados Unidos condenó en julio a más de 20 años de prisión a Chauvin por violar los derechos civiles federales de George Floyd después de que el propio exagente se declarase culpable de estos cargos federales.
Chauvin se encuentra actualmente cumpliendo una sentencia de 22 años y medio de prisión tras ser declarado culpable de asesinato en segundo y tercer grado, así como de homicidio involuntario en segundo grado por la muerte de Floyd, a quien asfixió hasta matarlo.
Floyd fue detenido en mayo de 2020 a la salida de un establecimiento por haber utilizado un billete falso para pagar un paquete de cigarrillos. Durante el operativo, fue esposado y colocado en el suelo sobre su pecho.
Su muerte, registrada en un vídeo que dio la vuelta al mundo, generó una ola de indignación a nivel global. Las movilizaciones y marchas que en ocasiones derivaron en disturbios, y puso nuevamente sobre la mesa el racismo sistémico en el seno de las instituciones de Estados Unidos.
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