MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
Un equipo de investigadores internacional han descubierto que el cáncer de cuello uterino se puede dividir en dos subgrupos moleculares distintos, uno mucho más agresivo que el otro, lo que ofrece pistas importante para comprender mejor la enfermedad. El estudio, dirigido por dirigido por investigadores de la University College London (UCL) y la Universidad de Southampton, ambas en Reino Unido, es el más grande realizado hasta ahora sobre este tipo de cáncer con datos multiómicos.
Publicado en ‘Nature Communications’, los investigadores dicen que los hallazgos revolucionarios son un “gran paso adelante” en la comprensión de la enfermedad y proporcionan una nueva pista tentadora para determinar los mejores tratamientos para pacientes individuales.
El cáncer de cuello uterino es una de las principales causas de muertes relacionadas con el cáncer en las mujeres y representa 528.000 casos nuevos y 266.000 muertes en todo el mundo cada año. Casi siempre es causada por el virus del papiloma humano (VPH), un virus común que puede transmitirse de una persona a otra durante las relaciones sexuales.
Incluso en el Reino Unido, donde la detección cervical del NHS ha reducido drásticamente la incidencia de cáncer y con el programa nacional de vacunación contra el VPH que tiene como objetivo reducir aún más las tasas, alrededor de 850 mujeres mueren cada año a causa de la enfermedad.
Para el estudio, los investigadores comenzaron aplicando un enfoque multiómico, analizando y comparando una combinación de diferentes marcadores, incluidos ADN, ARN, proteínas y metabolitos, en 236 casos de carcinoma de células escamosas de cuello uterino (CSCC), la forma más común de cáncer de cuello uterino, disponible en una base de datos pública de EEUU.
Este análisis reveló que los cánceres de EEUU se dividían en dos subgrupos “ómicos” distintos, a los que llamaron C1 y C2. Investigaciones posteriores revelaron que los tumores C1 contenían una cantidad mucho mayor de glóbulos blancos especializados, conocidos como células T citotóxicas, que se sabe que son potentes asesinos en serie de células tumorales. Los hallazgos sugirieron que los pacientes con tumores C1 tendrían una respuesta inmune más fuerte dentro del microambiente tumoral.
Luego, los científicos se preguntaron si afectan los dos subtipos a las pacientes con cáncer de cuello uterino de manera diferente. Para responder a esto, el equipo, que también incluía investigadores de la Universidad de Kent, la Universidad de Cambridge, el Hospital Universitario de Oslo, la Universidad de Bergen y la Universidad de Innsbruck, derivó perfiles moleculares y analizó los resultados clínicos de otros 313 casos de CSCC, de Noruega y Austria, para la cual se disponía de datos de seguimiento de pacientes mucho más detallados.
Al hacer este análisis integrado, los investigadores encontraron que, al igual que en la cohorte de EEUU, casi una cuarta parte de los pacientes pertenecían al subtipo C2 y que, nuevamente, los tumores C1 contenían muchas más células T asesinas que los tumores C2. Es importante destacar que los datos también mostraron que C2 era mucho más agresivo clínicamente, con peores resultados para los pacientes. Esta diferencia en los resultados entre los pacientes con tumores C1 y C2 fue muy similar en las cohortes de EEUU y Europa.
Luego, al analizar una cohorte adicional de 94 casos de CSCC de Uganda, el equipo encontró que los tumores C2 eran mucho más comunes que los tumores C1 en pacientes que también eran VIH positivos, lo que subraya el vínculo con una respuesta inmune antitumoral más débil en este grupo.
Curiosamente, la agrupación C1/C2 parecía ser más informativa que el tipo de VPH presente. El cáncer de cuello uterino puede ser causado por al menos 12 tipos diferentes de VPH de “alto riesgo”, y ha habido informes contradictorios sobre si el tipo de VPH presente en un cáncer de cuello uterino influye en el pronóstico de la paciente. Este nuevo estudio sugirió que, si bien ciertos tipos de VPH se encontraron con mayor frecuencia en los tumores C1 o C2, el pronóstico estaba relacionado con el grupo al que se podía asignar el tumor, en lugar del tipo de VPH que contenía.
“A pesar de los grandes avances en la prevención del cáncer de cuello uterino, muchas mujeres aún mueren a causa de la enfermedad. Nuestros hallazgos sugieren que determinar si una paciente tiene un cáncer de cuello uterino C1 o C2 podría ayudar a planificar su tratamiento, ya que parece proporcionar información pronóstica adicional más allá de la obtenida con la estadificación clínica (examinar el tamaño y el grado en que el tumor se ha propagado más allá de el cuello uterino en el momento del diagnóstico)”, señala Tim Fenton, profesor asociado de biología del cáncer en el Centro de Inmunología del Cáncer de la Facultad de Ciencias del Cáncer de la Universidad de Southampton.
“Dadas las diferencias en la respuesta inmune antitumoral observada en los tumores C1 y C2, esta clasificación también podría ser útil para predecir qué pacientes probablemente se beneficiarán de los medicamentos de inmunoterapia emergentes como pembrolizumab (‘Keytruda’, un medicamento de inmunoterapia aprobado recientemente para su uso en el cáncer de cuello uterino), pero será necesario incorporar la tipificación C1/C2 en los ensayos clínicos para probar esto”, señala Fento, quien es uno de los autores de la investigación.
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