SEVILLA, 20 (EUROPA PRESS)
Algunos pinsapos, un tipo de abeto superviviente de cambios climáticos drásticos del pasado, son “capaces de adaptarse” al cambio de ambiente gracias a su genética, según un trabajo internacional liderado por investigadores de las universidades Pablo de Olavide (UPO) y Complutense de Madrid. Los efectos más asersos del cambio climático podrían hacer desaparecer algunos bosques relictos de abetos, como el pinsapo. Las temperaturas extremas, las olas de calor, cada vez más frecuentes, y las sequías más intensas obligan a estas poblaciones a “migrar” por las laderas montañosas en busca de ambientes más favorables. Por eso, el trabajo publicado en ‘Tree Physiology’ ofrece “esperanzas adaptativas” para estos fósiles vivientes.
En una nota de prensa, la Pablo de Olavide ha explicado que, desde hace tiempo, se ha observado que las poblaciones de pinsapo “trepan” por las laderas en busca de condiciones climáticas más favorables. Las limitaciones en su migración hacia zonas de mayor altitud son motivo de “preocupación” y han llevado a declarar al pinsapo especie en peligro según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Sin embargo, existen individuos de pinsapo en zonas afectadas por la sequía que, contra todo pronóstico, resisten.
Estas observaciones llevaron al grupo de investigadores a preguntarse si podría haber una base fisiológica o genética en la mayor tolerancia a la sequía de estos individuos. Con esta pregunta en mente, los investigadores diseñaron un “novedoso estudio” capaz de monitorizar no solo la expresión genética y la respuesta fisiológica del pinsapo durante la sequía, sino también su resiliencia, es decir, su capacidad de recuperarse una vez finalizado el estrés. Al igual que en el medio natural, se observaron dos respuestas: individuos capaces de recuperarse tras el estrés (resilientes) y otros incapaces de recuperarse (sensibles).
A continuación, analizaron posibles diferencias fisiológicas y genéticas, tanto de expresión como de marcadores genéticos, entre ambas respuestas. Los resultados muestran diferencias tanto fisiológicas como genéticas entre los individuos de pinsapo resilientes y sensibles que podrían explicar su distinta capacidad para tolerar la sequía. Uno de los hallazgos más interesantes fue el papel de genes relacionados con la regulación epigenética en los individuos resilientes.
“La epigenética es un mecanismo prometedor de adaptación rápida a nuevas condiciones climáticas, ya que no requiere nuevas modificaciones en la secuencia del ADN. Consiste en la activación o inhibición de la actividad de genes ya existentes, debido a alteraciones en su estructura química causadas por el ambiente. Estas alteraciones son, además, heredables, lo que permite su transmisión a futuras generaciones. Por este motivo, se ha barajado que podría ser un mecanismo clave en la adaptación rápida de especies longevas y con capacidad de migración limitada, como los árboles”, explica Irene Cobo, autora principal del trabajo que forma parte de su tesis doctoral en la Complutense.
El descubrimiento de biomarcadores heredables relacionados con la resiliencia a la sequía, como los hallados en este trabajo, permite acelerar la adaptación de los árboles al cambio climático, que es clave para la conservación de la biodiversidad y es de utilidad para el diseño de programas de conservación, por ejemplo, mediante la llamada “selección de individuos guiada por marcadores”. “Consiste, esencialmente, en seleccionar individuos que tengan naturalmente biomarcadores heredables que les confieran resiliencia a factores de estrés relacionados con el cambio climático. Estos individuos podrían utilizarse en repoblaciones o para guiar los programas de manejo y conservación.”, aclara Cobo.
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