“Haré que vuestras madres lloren vuestras muertes”, gritó un oficial, según testimonios de un preso a Amnistía Internacional
MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
Amnistía Internacional ha exigido este martes a las autoridades iraníes el acceso “sin trabas” de observadores internacionales independientes para investigar el “terrible” uso de la fuerza contra los presos de la prisión de Evin, en la capital iraní, Teherán, durante un incendio que comenzó el pasado 15 de octubre.
“Este último incidente mortífero vuelve a poner de relieve la necesidad urgente de abordar la letanía de delitos cometidos por las autoridades iraníes mediante un mecanismo independiente de investigación, presentación de informes y rendición de cuentas”, ha explicado la ONG en un comunicado.
Teherán busca justificar “su sangrienta represión” contra los presos, culpándoles de iniciar los disturbios, aunque los testimonios recogidos por la ONG revelan que los funcionarios de la prisión reprimieron a la multitud con gases lacrimógenos y perdigones de metal, llegando a someter a muchos a “brutales” palizas con porras, particularmente en la cabeza y la cara.
“Amnistía Internacional también está profundamente preocupada por los testimonios de testigos que salen del interior de la prisión que indican que las fuerzas de seguridad apuntaron con armas a la cabeza de varias reclusas y que también podrían haber disparado munición real contra algunos presos varones”, ha apuntado.
Con respecto a las muertes, la ONG ha asegurado que el balance oficial de las autoridades, que cifra en ocho las víctimas, podría ser mayor, ya que “emitieron rápidamente declaraciones que atribuían las muertes a asfixia por inhalación de humo o disturbios”.
“La fuerza arbitraria y abusiva utilizada por las fuerzas de seguridad y los funcionarios de prisiones del Irán contra los presos confinados dentro de los muros de una prisión afectada por el fuego y sin posibilidad de escapar ofrece más pruebas de la brutalidad extrema que las autoridades iraníes utilizan habitualmente para aplastar al disentimiento”, ha recalcado la ONG.
Uno de los presos le ha explicado a Amnistía Internacional que “no permiten que los heridos reciban tratamiento médico”. “Dicen: ‘Lo peor que puede pasar es que mueras y no pae nada’. No tenemos seguridad aquí. Si la gente nos olvida, las autoridades nos masacrarán a todos”, ha sentenciado.
EL INCENDIO DE LA PRISIÓN DE EVIN
Amnistía Internacional ha reconstruido los acontecimientos del pasado sábado 15 de octubre, cuando alrededor de las 20.00 horas (hora local) se empezaron a escuchar disparos y personas gritando desde dentro del edificio adyacente 7, donde se encuentran presos condenados por robo y delitos financieros.
Muchos de los presos del bloque contiguo, el 8, donde se encuentran presos políticos, disidentes y defensores de Derechos Humanos, intentaron acceder por la entrada principal del edificio en un intento por comprobar la seguridad de los presos del número 7.
“En respuesta, los guardias y la Policía antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos y perdigones de metal contra los prisioneros. Según un testigo presencial, las fuerzas de seguridad armadas estacionadas fuera del edificio 8 también dispararon munición contra los prisioneros que se encontraban dentro del edificio a través de las ventanas”, ha descrito la ONG.
De esta forma, los guardias de prisiones esposaron a presos del edificio 8 y los golpearon de forma repetida con porras, mientras que también dieron palizas a los reclusos que habían sido heridos por perdigones de metal, dándoles directamente sobre las lesiones.
Un testimonio de un preso, obtenido por Amnistía Internacional a través de una fuente bajo condición de anonimato, llegó a afirmar que los ataques fueron dirigidos por un oficial, identificado como coronel, que participó en las palizas mientras gritaba amenazas de muerte a los presos. “Haré que vuestras madres lloren vuestras muertes”, gritó.
Según el relato de este recluso, las fuerzas de seguridad iraníes trasladaron posteriormente a cientos de presos al gimnasio de la prisión, un gran salón que sirve de sala de ejercicios, y allí les golpearon brutalmente.
Asimismo, los reclusos detenidos en el edificio 5, que contiene el pabellón de mujeres y el edificio 4, que alberga, entre otros, hombres con doble nacionalidad detenidos arbitrariamente y disidentes políticos, también intentaron salir hacia el exterior.
Los testimonios de prisioneros revelan, según AI, que las fuerzas de seguridad dispararon gases lacrimógenos. Además, los agentes de prisión también entraron en el pabellón de mujeres y apuntaron con sus armas a la cabeza de varias reclusas mientras proferían amenazas e insultos.
Según la información obtenida por Amnistía Internacional, más de una docena de presos en el edificio 8 sufrieron heridas causadas por perdigones metálicos, que han quedado sin tratar o con un tratamiento inadecuado, mientras que varios presos del pabellón de mujeres y el edificio 4 cayeron enfermos debido a la exposición a gases lacrimógenos.
Tras el ataque, las autoridades trasladaron a decenas de prisioneros del edificio 8, incluidas personas que habían resultado heridas, a un lugar desconocido y se negaron a informar a sus familias de su suerte y paradero. Se supo un día después, ya que permitieron a algunos presos hacer breves llamadas telefónicas, que habían sido trasladados a la prisión de Shahr en Karaj, provincia de Alborz.
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