SEVILLA, 14 (EUROPA PRESS)
La Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla inaugura la exposición ‘PostrImerías’, organizada en colaboración con el Hospital de la Santa Caridad, con motivo del cuarto centenario del nacimiento del pintor Juan de Valdés Leal (Sevilla, 1622-1690).
En este sentido, forman la exposición ochenta obras realizadas por el profesorado de los grados de Bellas Artes y de Conservación y Restauración del Patrimonio, y por estudiantes del Programa de Doctorado en Arte y Patrimonio de dicha Facultad. Las obras, con los diferentes medios de las artes visuales –que van desde la pintura a la instalación, desde la escultura al objeto encontrado–, se acercan al rico universo de las Postrimerías o Novísimos –“se les llama así por ser las últimas novedades que acaecerán a cada persona llegado el final de su vida terrena”, escribía Miguel Mañara en su Novena meditación–, con sus simbólicos momentos de la muerte, el juicio, el castigo y la gloria”.
La creación contemporánea no ha abandonado el interés del arte por la escatología, y, aunque ya no se interese por esta en los términos de la moral y la ética del Barroco y la Contrarreforma, en las artes siguen vigentes los encuentros reflexivos con la muerte en las referencias a la guerra, al dolor o a la degradación.
Postr;merías, comisariada por Daniel Bilbao, Enrique Valdivieso, María Arjonilla y Fernando Infante, invita a un recorrido que comienza con la muerte, con una revisión de la iconografía tradicional sobre la muerte en la que dominan las calaveras y los osarios. Algunas citas entresacadas del Discurso de la Verdad de Miguel Mañara sirven para guiar en el discurso de la exposición. En esta sección puede leerse una de las declaraciones de intenciones más perspicaces del promotor de Valdés Leal: “Si quieres tener buena muerte, en tu mano está: ten buena vida, que con buena vida no hay mala muerte, ni buena muerte con mala vida” (Discurso de la Verdad).
A la muerte la sigue una pequeña sección dedicada a ‘La inocencia de los limbos’, en referencia al verso de Rimbaud. Aquí el tono se vuelve afable, con predominio de los blancos en las diferentes obras, en contraste con la oscuridad del momento anterior, aunque todo queda como en suspensión. A esta la sigue el juicio, con obras pictóricas, gráficas e instalativas que aluden, mediante el uso de la geometría, la tipografía o el jeroglífico, al orden y la lógica que supone todo juicio.
Es este un segmento de la muestra que se vuelve más claramente racional y obliga a establecer relaciones de causa y efecto entre las diferentes imágenes, de la misma forma en que las acciones tienen como consecuencia el premio o el castigo en la creencia católica.
Aludiendo a una expresión de Mañara, el apartado ‘Monte de verdad’ presenta obras que atañen a la naturaleza y al paisaje, con una oposición entre obras de tonos vivaces y otras en las que la ceniza y la sombra parece ceñirse sobre el terreno. El Infierno es una parte de la muestra que aporta gran colorido en contraste con lo que en las obras figurativas se presenta.
La muestra se completa con la edición de un libro publicado por la Editorial de la Universidad de Sevilla que cuenta con quince textos de investigación sobre el arte de Valdés Leal, su tiempo y la relevancia de sus Jeroglíficos de las Postrimerías, además de la extensa sección dedicada a la presentación crítica de las obras y artistas participantes.
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