MADRID, 11 (SERVIMEDIA)
Los expertos señalan que la coordinación y la multidisciplinariedad son aspectos claves al abordar las enfermedades infecciosas.
Consciente del panorama desolador que dibujaba la covid-19 y ahora la guerra en Ucrania y las consiguientes crisis económicas y energéticas por las que atraviesa el planeta, la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad (Red TBS Stop Epidemias) ha llevado a cabo la 1ª Jornada Conjunta de Centros Penitenciarios, Sociosanitarios y Organizaciones Humanitarias, dirigida a los diferentes profesionales implicados en el abordaje de la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas, y poniendo especial atención a los colectivos de riesgo.
Porque “solos somos soñadores pero juntos podemos ser una herramienta”, argumentó en la presentación de este encuentro el doctor Julio Ancochea, presidente del Comité Científico de la Red TBS Stop Epidemias, quien añadió que “no solo colaborar nos enriquece sino que conocer las distintas experiencias supone sin duda una oportunidad para todos”.
Así se materializaba tras más de dos horas y media de una jornada ‘online’ que puso de manifiesto los estragos de una situación, como definió el moderador del encuentro, en la que se ubicó el conflicto como algo de cada día. Una cotidianidad en la que, para los miembros de esta entidad, la solidaridad, “con mayúsculas”, es cada vez más necesaria para hacer frente a unas enfermedades que tienen como denominador común el hacer mayor mella en las poblaciones más desfavorecidas: covid-19 y tuberculosis no solo comparten la imagen del pulmón que destrozan, sino el ser ambas ejemplo de lo que es una epidemia de injusticia. Y en los diferentes ámbitos se ha vivido de manera similar, en unos con más fortuna que en otros.
CONTROL EN LOS CENTROS PENITENCIARIOS
Enrique Acín, Jefe del Área de Salud Pública de la Subdirección General de Sanidad Penitenciaria del Ministerio del Interior, habló de la situación de las enfermedades infecciosas más prevalentes en centros penitenciarios. La prevalencia conocida del VIH en instituciones penitenciarias ha bajado del 32% en 1989 al 3,8% en 2021. Y los casos de tuberculosis en instituciones penitenciarias, 24 casos en 2021 sobre todo varones jóvenes, y con el dato importante que el 100% de los casos en tratamiento directamente observado.
La prevalencia del virus de la hepatitis C en prisiones de alguna manera es una historia de la que pueden estar orgullosos: del 48,6% del 98 al 9% en 2021 y solo un 0,9% con carga viral positiva. En lo que se refiere a la infección por SARS-CoV-2 la tasa de mortalidad en prisiones ha sido bastante inferior a la de la población general, y un dato llamativo: 0 fallecimientos por ómicron.
Por su parte, Susana Catalán, médica del Centro Penitenciario Madrid V, de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, describió la situación en Soto del Real: De 1.000 a 2.000 internos con una altísima rotación, son presos preventivos fundamentalmente.
Para el manejo de las enfermedades infecciosas, la doctora explicó que tienen un protocolo sanitario establecido en el que destaca la búsqueda de sinergias con el apoyo del Servicio de Microbiología el Hospital Gregorio Marañón. Ejemplos de la actividad colaborativa son los 418 casos de covid-19 pero ningún fallecimiento y en cuanto a casos de tuberculosis, 7 casos en los últimos cinco años, ejemplo de por qué hay que insistir en el protocolo: despistaje, historia clínica, radiografía de tórax, baciloscopias seriadas en esputo, Mantoux… La importancia de hacer las cosas bien.
UN PROGRAMA QUE NO SE EVALÚA NO EXISTE
Así lo defendió Joan Caylà, presidente de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona, quien puso de manifiesto que todas las enfermedades de declaración obligatoria se han visto afectadas por la pandemia, dejando un retroceso grave en toda la población, “ya no podemos hablar de inmigrantes o autóctonos”, argumentÓ este experto, aunque recordó que tradicionalmente el abordaje de la tuberculosis se ha visto marcado por las migraciones como uno de los problemas (como el VIH/sida, las drogas, las pocas innovaciones farmacológicas o la pobreza estructural, todos ellos grandes aliados de esta epidemia de injusticia que ahora es ya un sindemia junto a la covid-19).
De hecho, según datos del Programa de Control de tuberculosis de Barcelona, “un programa ejemplar y modelo para todos”, según lo definió el doctor Ancochea, el 67% de los casos en 2021 corresponden a personas nacidas en otros países, ejemplo de lo que pasa en las grandes ciudades, donde la enfermedad se concentra en determinadas zonas.
Joan Caylà recordó las recetas clásicas de la atención a la tuberculosis importada, remarcando los pilares: mejorar el estudio de contactos, profesionales de enfermería de salud pública, agentes de salud y facilitar la tarjeta sanitaria y cribar en el primer contacto con el sistema de salud con PPD y radiografía de tórax puesto que muchos pacientes quizá no regresen al citarles para otra prueba. En resumen, para este experto, la clave pasa por invertir, actuar… y evaluar, porque, según afirmó, “un programa que no se evalúa es como si no existiera”.
DISMINUYE LA DETECCIÓN DE TUBERCULOSIS
Concretamente, el “covidcentrismo”, como lo definió este ponente, ha hecho que desde 2019 haya caído en España un 23% la notificación de casos de tuberculosis, pasando de 4.400 casos en 2019 a unos 3.400 en 2021.
Javier García Pérez, presidente de NeumoMadrid y secretario general de la Red TBS – Stop Epidemias, no se cansó de ejemplificar cuan llamativo ha sido el impacto de la covid-19 en el control de la tuberculosis, que ha obligado a los profesionales a cambiar enfoques y objetivos. “En el 2021”, argumentó con datos de la Organización Mundial de la Salud, “se ven interrumpidos la detección y tratamiento de los casos en el 42% de los países del mundo, con 6,3 millones más de casos y 1,4 millones más de muertes… que se sumarían a las que hubiera habido sin pandemia”.
El también responsable de la unidad de tuberculosis del Hospital Universitario de La Princesa recordó la nefasta asociación “baja detección, menor tratamiento, mayor mortalidad”. Pero parece que el curso está cambiando, y para ilustrarlo compartió los datos “no epidemiológicos pero sí descriptivos” de su hospital: 16 casos en 2017, 16 en 2018, tan solo 8 en 2020 y 6 en 2021, y parece que en el 2022 se empieza a diagnosticar más, y en estos nueve meses ya llevan 11. Para el doctor García Pérez, es la incertidumbre lo que marcará el futuro inmediato.
TRATAMIENTO DIRECTAMENTE OBSERVADO
Especialmente en población vulnerable, así lo ratificó el doctor Xavier Casas, Director Médico de Serveis Clínics, quien explicó la experiencia en atención sanitaria y social en un centro de referencia en tuberculosis, donde combinan el internamiento con el tratamiento ambulatorio. El doctor Casas puso mucho énfasis en la multidisciplinariedad y la atención integral, enfatizando el importante papel del Trabajo Social y destacó el gran trabajo realizado en prisiones. También habló del incremento progresivo en población inmigrante.
¿EL QUID? CONFIANZA Y COMPROMISO
Así lo defendió Joaquín Rodrigo, presidente de la Asociación Española de Medicamentos Biosimilares y director general de Sandoz, en una ponencia que alabó las bondades de los genéricos y biosimilares como una herramienta para la mejora al acceso de los medicamentos, gran reto en el futuro no tan lejano y un aspecto en el que para Julio Ancochea “deberíamos llegar más lejos todos juntos”.
Y si la coordinación es primordial siempre, se torna esencial en la atención a los pacientes vulnerables. Así lo reivindicó Francesca Sánchez Martínez, médica adjunta del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar de Barcelona. La doctora Sánchez Martínez enfatizó la importancia de la atención a los grupos de riesgo y esas situaciones de vulnerabilidad social y puso énfasis de nuevo en las dificultades burocráticas y de acceso al sistema sanitario que tienen los inmigrantes. A destacar, según esta doctora, la importancia de cada profesional en el imprescindible abordaje integral: desde la gestión de casos al trabajo social pasando por los agentes y mediadores de salud.
SOLEDAD
La soledad es la gran pandemia a la que la pandemia nos ha encarado. Así lo reivindicó Fátima Cabello, directora del Área de Salud de Cruz Roja Española, quien habló de la salud y los determinantes sociales tras la covid-19, enfatizando la gran trascendencia de estos determinantes sociales. Para la directora la gran pandemia actual es la soledad, de las personas mayores y también de los cuidadores.
Así lo ponen de manifiesto los informes de vulnerabilidad que Cruz Roja realiza entre sus usuarios. Unos informes que, según Cabello, han puesto de manifiesto que ha rejuvenecido el perfil de la población a la que atienden: casi el 65% son mujeres de cerca de 55 años de media.
La responsable de Cruz Roja ratificó que la covid-19 ha repercutido en el aumento de la pobreza, en la salud global y mental e incluso en el medioambiente. Y ya son el 17% de sus usuarios que reconocen fatiga pandémica, 25% si se acota al grupo de mayores de 65 años.
Junto a la soledad de los mayores, Fátima Cabello destacó la posible fragilidad en la población joven especialmente en cuanto a salud mental pues se generaliza la frustración y desmotivación dada la incertidumbre con la que se enfrentan a un futuro en el que señalan la falta de oportunidades.
La responsable de Cruz Roja quiso destacar la constatación de la transmisión intergeneracional de la pobreza y reiteró el hincapié de la importancia de la situación laboral, de la vivienda, de la pobreza energética, de la economía sumergida… e incluso de la brecha digital que ha afectado a un gran número de escolares. Una pobreza que hace que, según expuso Cabello, Cruz Roja Española haya visto incrementadas en un 30% la demanda de ayuda para cubrir necesidades básicas.
Una pobreza que, según la Red TBS-Stop Epidemias, es sinónimo de injusticia, y más aún en pleno siglo XXI. De ahí que siga trabajando duro para vencer a las enfermedades infecciosas contagiando compromiso y solidaridad con acciones como esta primera Jornada Conjunta de Centros Penitenciarios, Sociosanitarios y Organizaciones Humanitarias.
Como concluyó el doctor Julio Ancochea: “Solidaridad no es dar lo que sobra, es compartir lo que tienes, porque todos juntos podemos llegar más lejos, volar más alto e incluso, por qué no, ser soñadores y mirar a los ojos a la luna”. Y la Red-TBS Stop Epidemias lleva más de una década sumando a entidades y profesionales a un soñar cada vez más real.
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