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Patricia Fernández, psicóloga clínica: “La polarización política y social está afectando a la salud mental de la gente”

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MADRID, 10 (EUROPA PRESS)

Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra este lunes, la psicóloga clínica Patricia Fernández, del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, ha advertido de que la “polarización política y social actual” está siendo perjudicial para la salud mental, al no aportar “ni tranquilidad ni serenidad” a la población.

“Creo que la salud mental también se traduce en prevención y en una sociedad bien articulada, con unas redes y lazos afectivos sanos entre las personas, por lo que es necesario que se disminuya la polarización política y social”, ha precisado la experta, en el marco de la celebración de las I Jornadas del Día de la Salud Mental: Hablemos de Salud Mental, organizadas por el Hospital.

“Necesitamos apostar por la moderación en el ámbito público. Eso da tranquilidad y sensación de serenidad”, ha añadido, en declaraciones a Europa Press. Tal y como ha explicado, estos son factores que se denominan “determinantes de salud”, que también influyen en la preocupación de la vida de las personas y que pueden repercutir en el futuro desarrollo de enfermedad mental.

Al hilo, la psicóloga ha recordado la importancia de la prevención en este ámbito. “Creo que una sociedad bien articulada podría ser una variable protección, igual que hay que aumentar el número de profesionales dedicados a la salud mental, también hay que trabajar en los determinantes sociales de salud”, ha insistido, en declaraciones a Europa Press.

Para ello, a su juicio, es necesario “trabajar en una sociedad donde se promueva fortalecer aspectos comunitarios, donde se trabajen problemas sociales relacionados con la salud mental, como por ejemplo la soledad, el acceso a una vivienda digna, a un trabajo estable y duradero, y en los vínculos de amigos y lazos sanos entre las personas”.

Por otro lado, la prevención también pasa por intervenciones en los espacios de trabajo para disminuir el estrés. “En el ámbito laboral se necesitan muchos más programas de sensibilización, así como cambios en las culturas corporativas de muchas empresas para poder disminuir el estrés de sus empleados y poder favorecer que una persona con un problema de salud mental tenga una adaptación normalizada a su centro de trabajo”, ha reclamado.

LOS RETOS DE LAS I JORNADAS DE SALUD MENTAL

Así las cosas, la psicóloga ha comentado que el principal objetivo de las I Jornadas de Salud Mental que se celebran en el Hospital Ramón y Cajal es abordar el tema “desde una posición científica y con rigor”. “Se está hablando mucho de salud mental, pero quizás se está hablando a veces de una forma frívola, y queremos dar datos objetivos y científicos sobre la realidad que estamos viviendo”, ha precisado, en declaraciones a Europa Press.

Otro de los fines es “romper el estigma de pedir ayuda”. “Queremos que las personas que vengan hoy al hospital puedan identificar los malestares que puedan tener en el ámbito emocional y diferenciarlos de un trastorno mental”, ha detallado. “No se trata de patologizar los problemas de la vida, pero hay que aclarar que si ese problema de la vida nos ocasiona un sufrimiento intenso, duradero en el tiempo y que nos impide hacer nuestra vida de normal, es hora de pedir ayuda y saber cómo se pide en el circuito público de salud”, ha expresado.

Otra finalidad del acto es “ofrecer un testimonio de esperanza, ya que un problema de salud mental bien tratado es compatible con una vida funcional y normalizada”, apostilla la experta. “El estigma se rompe cuando las personas confían en que haya un tratamiento con un buen pronóstico que facilite que el sufrimiento y que dure el menor tiempo posible”, agrega.

CONSECUENCIAS DE LA PANDEMIA

Por otro lado, la psicóloga ha recordado la “explosión” de problemas relacionados con la salud mental a raíz de la pandemia, que ha funcionado como un “estresor” mantenido en el tiempo, provocando, concretamente, un aumento de los trastornos de ansiedad y depresión, sobre todo en la población infantojuvenil.

Además de niños y adolescentes, según ha explicado, esto se ha acrecentado en los pacientes con enfermedades crónicas, en el personal sanitario y en los mayores, por el fenómeno de la soledad no deseada.

Por otro lado, las personas ya diagnosticadas de una enfermedad mental grave han sido también personas sensibles en esta pandemia. Según ha aclarado Ángela Ibáñez, jefa del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal y una de las coordinadoras de las Jornadas, “no se ha visto incrementada la incidencia de estos trastornos, como la esquizofrenia, si bien se ha visto que sus consecuencias han empeorado a causa de la menor atención recibida durante la pandemia”.

Para la psiquiatra, es “positivo” que tras la pandemia se hable más de salud mental. “Sin embargo, lo importante es que esto llegue a los pacientes. Los planes de salud mental se deben traducir en un aumento de recursos y de posibilidad de poder atender mejor”, ha reclamado la doctora en declaraciones a Europa Press, para incidir en la importancia de la educación emocional “desde los colegios” para acabar con el estigma.

En este mismo sentido se ha pronunciado la escritora Almudena Sánchez, que participa en las jornadas y que acaba de publicar el libro ‘Fármaco’, sobre su experiencia en primera persona como paciente con depresión. “Para acabar con el estigma, falta empatía social en general y sensibilizar. Por ello, en los colegios debería haber educación emocional, porque el cerebro también se enferma, igual que el cuerpo”, alerta.

“Si tratas mal a una persona, y hay un componente genético que le predispone a ello o es una persona muy sensible, puede caer en esta enfermedad devastadora que no te deja vivir, en la que estás todo el día llorando, por lo que animo a que haya comprensión en la sociedad”, ha apuntado, en declaraciones a Europa Press.

Finalmente, también ha pedido un aumento de los recursos “para que todo el mundo tenga derecho a un médico, independientemente de la clase social a la que pertenezca”. Tal y como ha advertido, actualmente “pueden pasar tres meses hasta encontrar cita con el psiquiatra y, en caso de que haya riesgo de suicidio, esa persona no sobrevive”.


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