MADRID, 06 (SERVIMEDIA)
Científicos de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) prevén que el número anual de nuevos casos y muertes por cancer de hígado aumentará en más del 55 % para 2040.
Según inform este jueves el IARC, un total de 905.700 personas fueron diagnosticadas con cáncer de hígado en todo el mundo y 830.200 murieron a causa de esta enfermedad en 2020. Suponiendo que las tasas actuales de incidencia y mortalidad no cambien, los científicos estiman que 1,4 millones de personas podrían ser diagnosticadas con cáncer de hígado y 1,3 millones de personas podrían morir a causa de la enfermedad en 2040.
De hecho, la epidemióloga de la IARC y autora principal del studio, Harriet Rumgay, destacó que “ya predijimos que el número de personas que son diagnosticadas o mueren de cáncer de hígado por año podría aumentar en casi 500.000 casos o muertes para 2040, a menos que logremos una disminución sustancial en las tasas de cáncer de hígado a través de la prevención primaria”.
“Estos hallazgos -añadió- proporcionan una instantánea de la carga global del cáncer hepático y, por lo tanto, son una herramienta esencial para que los países planifiquen el control del cáncer de hígado”.
Este tumor es la tercera causa más común de muerte por cáncer a nivel mundial, y se encuentra entre las cinco causas más comunes de muerte por cáncer en 90 países de todo el mundo. Esto es a pesar de la investigación que indica que la mayoría de los casos de cáncer de hígado podrían prevenirse.
Los principales factores de riesgo modificables para el cáncer primario de hígado son la infección por el virus de la hepatitis B (VHB) y el virus de la hepatitis C (VHC). El impacto de los esfuerzos exitosos de eliminación del VHB y el VHC, en gran parte gracias a la estrategia mundial, está empezando a reflejarse en la carga del cáncer de hígado.
Sin embargo, la creciente prevalencia de otros factores de riesgo, como la diabetes tipo 2 y la obesidad, podría impulsar cambios futuros en la incidencia de este cáncer.
La supervivencia de esta patología sigue siendo pobre, incluso en los países de altos ingresos, y se han registrado pocas mejoras en la supervivencia en las últimas décadas, destacaron los investigadores. Por lo tanto, la prevención primaria es clave para reducir su incidencia y mortalidad.
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