MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
La Fiscalía de la Comunidad de Madrid achaca el hostigamiento entre jóvenes de bandas juveniles a la banalización de la violencia entre menores desde muy temprana edad, algo que genera alarma entre los fiscales de Madrid y que consideran que hay que combatir con una intervención temprana.
La Memoria Anual de la Fiscalía correspondiente al año 2021, cuyo contenido se ha conocido este jueves, muestra la preocupación de la Fiscalía al llamar la atención “la mayor gravedad y violencia de las conductas en las que se ven inmersos los menores de edad”.
Ante ello, insiste en “la necesidad de una intervención temprana y multidisciplinar con los menores evitando así que naturalicen la violencia (de cualquier tipo que sea) y la conviertan en su ‘modus vivendi'”.
Según las cifras, “los 23 delitos de homicidio y asesinato registrados en el periodo es un dato alarmante como lo es también el hecho de que en muchos de ellos están implicados menores relacionados con bandas juveniles”.
Además, apunta que se han recrudecido los enfrentamientos entre bandas juveniles rivales en el último semestre del ejercicio de estudio, habiéndose incrementado en un 22% los delitos de lesiones registrados (un 62% más con uso de armas o instrumentos peligrosos), en un 75% los de pertenencia a organización criminal, en un 74% los de tenencia ilícita de armas y en un 24% los de riñas tumultuarias.
“Ese mayor hostigamiento entre jóvenes de bandas juveniles genera gran preocupación pues es fiel reflejo de la banalización de la violencia que, con carácter general, se produce por parte de los menores desde muy temprana edad”, recalca y agrega que resulta preocupante, asimismo, “la facilidad con que los jóvenes pueden adquirir determinados tipos de armas”.
No obstante, destaca que las conductas que pudieran encuadrarse dentro del conocido como acoso escolar siguen descendiendo, este año en un 18%, confirmándose la tendencia a la baja de los últimos tiempos.
En casi la mitad, 34, se encuentran implicados menores de 14 años, lo que revela que, con carácter general, se trata de conductas que, precisamente por ello, no pueden ser catalogadas como de relevancia jurídico-penal, sino conflictos propios de la convivencia en el ámbito escolar e, incluso, desavenencias de los progenitores con el centro escolar sobre la forma de gestión de aquellos.
También descienden en casi un 15% los datos relativos a delitos de violencia doméstica, aumentan los de violencia género, que vuelve a datos de 2019.
Y baja, en proporción, la incidencia en los delitos de violencia familiar en los menores con una edad inferior a los 14 años, siendo inexistente en lo que se refiere a la violencia de género, sin registros en el periodo para esa franja de edad.
Los delitos de robo con violencia y/o intimidación siguen manteniendo datos que evidencian que la implicación de los menores en conductas graves se mantiene y en casi un 6 % se encuentran implicados menores inimputables lo que supone un notable incremento frente al ejercicio anterior.
DELITOS CONTRA LA LIBERTAD SEXUAL
Continúa, según recoge la Memoria, la tendencia alcista de los delitos sexuales, pues si bien los registros por agresión sexual (86) son muy similares a los de 2020, incrementan en un 25,5% más los abusos sexuales (216). En 9 de las agresiones sexuales y en 38 de los abusos se vieron implicados menores de 14 años.
Los delitos contra la salud pública disminuyen muy ligeramente lo que pone de relieve la posible eficacia de las actuaciones, impulsadas desde la administración y la propia fiscalía, tendentes tanto al control de tales actividades como a proporcionar a los jóvenes información sobre los riesgos inherentes al consumo de sustancias estupefacientes.
En los delitos contra el patrimonio incrementan los hurtos, pero proporcionalmente al aumento generalizado de asuntos y muy alejado de los datos de 2019 siendo muchos de ellos delitos leves cometidos por infractores primarios o cuasi primarios en conocidos establecimientos comerciales.
Disminuyen sin embargo los delitos de robo con fuerza en las cosas y, dentro de ellos, también lo hacen los ocurridos en casa habitada y/o local abierto al público fuera de las horas de apertura, representando menos de un tercio.
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