MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
El Nobel de la Paz reconocerá este viernes la labor de la persona u organización que sucederá en el palmarés a los periodistas Maria Ressa y Dimitri Moratov, en un año marcado por la guerra de Ucrania y por sus efectos colaterales en todo el mundo.
El proceso de presentación de candidaturas concluyó el 31 de enero, antes por tanto de que el presidente ruso, Vladimir Putin, diese orden de comenzar el 24 de febrero la invasión sobre el país vecino, pero entre los favoritos suenan de nuevo defensores de los Derechos Humanos como contraposición a Moscú y a gobiernos afines.
El director del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO), Henrik Urdal, sitúa al frente de su quiniela particular a la opositora bielorrusa Svetlana Tijanovskaya, principal disidente al régimen de Alexander Lukashenko, y también a Alexei Navalni, encarcelado actualmente en Rusia.
“Tanto Tijanovskaya como Navalni son destacados críticos de la invasión rusa sobre Ucrania. Un premio Nobel de la Paz compartido por ambos se vería como una clara protesta a la agresión rusa y a la asistencia brindada por Bielorrusia y como un apoyo a las alternativas democráticas y no violentas a Lukashenko y Putin”, ha argumentado Urdal en un reciente comunicado.
Casi 40 políticos europeos reivindicaron en marzo en una carta conjunta al Comité Noruego que reabriese el plazo de inscripción de candidaturas para incorporar al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en un llamamiento que sin embargo no secunda el director del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Dan Smith.
Smith ha recordado que “quizás” en próximos años Zelenski puede ser una opción, “si lleva la paz al país”, pero no en esta ocasión. “La guerra sigue y eso es un hecho”, ha explicado, en una entrevista a Europa Press en la que ha planteado algunas otras opciones para el Nobel en ciernes.
El responsable de SIPRI ha admitido que, mientras que otros años “es difícil saber quién conseguirá el premio Nobel de la Paz porque hay muchos candidatos muy buenos”, en 2002 “no ha habido mucha paz”. No descarta que el Comité Noruego tenga en cuenta el factor Ucrania, pero sí anticipa que no será premiando a un político tan destacado como Zelenski.
Una posibilidad “vinculada a la guerra de Ucrania” sería, a su juicio, reconocer la labor del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que ha hecho campaña por la no proliferación y ha trabajado sobre el terreno para impedir un desastre nuclear en centrales como las de Chernóbil o Zaporiyia, esta última aún ocupada militarmente.
La agencia ya recibió el galardón en el año 2005, pero esto no sería un impedimento conforme a la normativa de los premios. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), por ejemplo, ha sido reconocido en tres ocasiones con el galardón.
Smith también coincide con Urdal en su quiniela al señalar a disidentes pacíficos como Tijanovskaya, como reconocimiento a la “oposición democrática” a Lukashenko y al hecho de que, si hubiese consumado su victoria en las elecciones de 2020, “quizás la situación sería muy diferente”. Reconocer a Tijanovskaya, explica el director del SIPRI, supondría premiar a “una aliada para la paz”.
OTRAS OPCIONES
Smith introduce como tercera vía a activistas defensores del medio ambiente, sin dar nombres. La joven sueca Greta Thunberg ha sido una presencia recurrente en casas de apuestas a lo largo de estos últimos años, pero tradicionalmente el Nobel suele premiar a varias personas cuando se trata de poner el foco en un desafío tan global como puede ser el cambio climático.
Por su parte, el director del PRIO añade junto a Tijanovskaya y Navalni a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), símbolo de la resolución pacífica de conflictos, así como al activismo indio representado por Harsh Mander y la campaña Karwan-e-Mohabbat, si el Comité Noruego quisiera reconocer en esta ocasión la lucha contra el extremismo religioso.
Otra de las opciones pasa por situar de nuevo a China en el centro de la diana, premiando al economista uigur Ilham Tohti o los activistas hongkoneses Agnes Chow y Nathan Law, mientras que como quinta opción Urdal plantea el potencial reconocimiento del Grupo de Análisis de Datos de Derechos Humanos (HRDG) y de la ONG CANVAS, que aboga por la resistencia no violenta.
MÁS DE 340 CANDIDATOS
Para la edición de 2022, se han presentado 342 candidaturas, de las cuales 251 corresponden a personas y 92 a organizaciones. Las normas de este prestigioso galardón no establecen ningún límite a la hora de proponer candidatos, razón por la cual dictadores como Adolf Hitler o Benito Mussolini han llegado a figurar en la terna de opciones.
Corresponde a los miembros del Comité discriminar entre la amplia lista de candidatos, que en 2022 han alcanzado la segunda mayor cifra de la historia, sólo por detrás del récord de 376 que se alcanzó en la edición de 2016. Los nombres son secretos hasta pasados 50 años, pero no se prohíbe la divulgación por parte de quienes presentan las candidaturas.
El ganador recibirá 10 millones de coronas (más de 917.000 euros), redirigidos habitualmente a la causa reconocida por el Comité Noruego. Muratov, premio Nobel de la Paz en 2021, decidió incluso subastar la medalla que acompaña el galardón para donar el dinero recaudado a los niños desplazados por el conflicto en Ucrania.
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