MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
El Mecanismo de Investigación Independiente para Birmania de Naciones Unidas ha valorado este martes como un posible crimen de guerra un bombardeo sobre una escuela situada en la región de Sagaing, en el norte del país, que se cobró la vida de doce niños.
En un comunicado, ha recordado que el portavoz del Ejército birmano, el general Zaw Min Htun, afirmó que el ataque no tuvo como objetivo a los civiles, sino a los soldados del Ejército de Independencia de Kachin y de las Fuerzas de Defensa del Pueblo que estaban presentes en la escuela.
“Sin embargo, incluso si este fuera el caso y el ataque armado tuviera un objetivo militar, está prohibido según las leyes de la guerra”, ha sentenciado, agregando que “los comandantes que deciden lanzar un ataque militar cerca de civiles” tienen obligaciones con respecto al Derecho Internacional.
“Deben hacer todo lo posible para verificar la existencia de los objetivos militares; tomar todas las precauciones practicables en la elección de métodos y medios de guerra para evitar o minimizar el daño a los civiles; y no debe lanzar ataques que puedan causar bajas civiles desproporcionadas o daños a la propiedad civil”, ha enumerado.
Por ello, los expertos independientes de la ONU han concluido que los comandantes que incumplan estas condiciones “pueden ser penalmente responsables, al igual que cualquier soldado o piloto que siga órdenes para llevar a cabo lo que debe saber, dadas las circunstancias, que es un ataque desproporcionado”.
La Unión Europea también lanzó un comunicado el pasado martes en el que acusaba a “helicópteros del Ejército” de llevar a cabo el ataque, al tiempo que señaló que este crimen es “contrario al Derecho Humanitario y debe investigarse a fondo”.
Asimismo, desde la Unión Europea incidieron en que ni los niños ni las escuelas deben ser objetivo en un guerra, a la par que recordaron que, desde que los militares ascendieron al poder en Birmania, más de 380 niños han sido asesinados o mutilados.
El departamento diplomático de la UE pidió “el cese inmediato de todos los ataques contra escuelas”, así como de su uso con “fines militares”. “Toda escuela debe ser un espacio protegido para que los niños y los estudiantes aprendan y alcancen su potencial, incluso durante los conflictos”, zanjó.
Según fuentes consultadas por el diario ‘The Irrawaddy’, crítico con la junta militar que gobierna el país, dos helicópteros del régimen atacaron el sábado 17 de septiembre un centro de educación religiosa en la localidad birmana de Tabayin.
Los militares quemaron los cadáveres y los llevaron a más de diez kilómetros de distancia, supuestamente para ocultar las pruebas. Las autoridades justificaron el bombardeo de la escuela esgrimiendo que en su interior se ocultaban milicianos armados.
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