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El acusado de agresión sexual a una mujer asegura que fue ella quien quiso realizar una práctica ‘sado’ y que él se negó

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La mujer declara que el hombre la amenazó: “Me dijo que si realmente pensaba que él no era capaz de matar a nadie, que nadie me echaría de menos porque yo estaba sola en la isla”

PALMA, 22 (EUROPA PRESS)

Un hombre acusado de agredir sexualmente a una mujer sometiéndola a prácticas no consentidas se ha defendido este jueves, en el juicio en la Audiencia Provincial, asegurando que fue ella quien quiso que realizaran una práctica sadomasoquista, y que él no se sentía cómodo y quiso parar.

La Fiscalía le acusa de agredir sexualmente a su pareja y de golpearla cuando trató de resistirse, y pide para él una pena de siete años de cárcel por un delito de agresión sexual y otro de lesiones, así como una indemnización de unos 1.200 euros.

Los hechos se remontan a una madrugada de agosto de 2019, en Mallorca. En el juicio ambos han coincidido en que mantenían relaciones esporádicas de corte sadomasoquista, y que aquella noche habían quedado en el domicilio de él para tener sexo.

Sin embargo, el fiscal sostiene que durante el acto el hombre sometió a la mujer a una dura práctica sexual, y que siguió haciéndolo a pesar de que ella se negaba. Entonces, presuntamente habría tratado de penetrarla vaginalmente sin conseguirlo por la resistencia que ella ofreció, cerrando las piernas, y habría reaccionado violentamente.

El hombre, que ha contestado a las preguntas de la Fiscalía y de su defensa pero no al letrado de la víctima, ha negado esta versión este jueves. Según ha explicado, llevaban un tiempo viéndose en encuentros sexuales que se fueron intensificando. “Ella empezó a pedirme que me pusiera más agresivo y jugase a su rol, en el cual ella era sumisa”, ha declarado.

Así, el hombre ha sostenido que ella quería que fuera “más bestia” y que entraba dentro de ese “juego” que ella le pidiera parar cuando en realidad quería que siguiera: “Según ella yo era demasiado blando”. En este sentido, no tenían pactada ninguna palabra clave de seguridad para indicar al otro cuándo querían parar de verdad.

El acusado ha añadido que es culturista y en ese momento pesaba alrededor de 112 kilos. “Ella pesaría la mitad que yo. Yo no quería hacerle daño y ella me pedía más. Me llegó a pedir que le pegase”, ha explicado. El procesado también ha dicho que, para cuando ocurrieron los hechos, él quería alejarse porque “era una relación demasiado tóxica” y le preocupaba que, con las prácticas sadomasoquistas que llevaban a cabo –que podían dejar marcas y lesiones–, pudieran terminar acusándole de algún delito.

“LE DIJE QUE SE FUERA Y QUE NO QUERÍA SEGUIR CON ESTO”

El día de los hechos, según el acusado, la mujer le envió vídeos íntimos –que se han aportado como pruebas a la causa– y le pidió citarse, pero cuando empezaron a mantener relaciones “ella empezó a decir ‘no, mi amo'” y él paró. Siguiendo con la versión del procesado, ella habría insistido en continuar y le habría pedido una determinada práctica sexual anal, y él, “cansado”, le dijo que se fuera y que no quería seguir con esto. “Se puso agresiva y empezó a pegarme”, ha contado.

Fue el hombre quien llamó a la Policía. La grabación de la llamada es otra de las pruebas en el procedimiento y se ha reproducido en la Sala. En ella se escuchan gritos de fondo mientras el hombre dice a la operadora de que la mujer le está agrediendo y pide que “por favor” venga la Policía.

“ME MIRÓ Y ME DIJO QUE SI PENSABA QUE NO ERA CAPAZ DE MATAR”

Por su parte, la mujer ha sostenido en el juicio, en el que ha declarado por vídeoconferencia, que el hombre intentó forzarla a pesar de que ella no quería continuar. “Me giró, me cogió del cuello e intentó penetrarme vaginalmente”, ha contado.

A esto ha añadido supuestas amenazas de muerte. “Me puso contra la pared, me miró a los ojos y me dijo que si realmente pensaba que él no era capaz de matar a nadie, que nadie me echaría de menos porque yo estaba sola en la isla”, ha declarado.

La mujer ha matizado que ella había accedido a mantener sexo anal pero que cuando comenzaron le estaba “doliendo demasiado” y le pidió repetidamente parar.

En este sentido, se ha mostrado convencida de que el acusado tenía intención de maltratarla y atentar contra su libertad sexual, fuera del juego de relaciones “peculiares” que ambos venían manteniendo. “Hay una diferencia entre decir que no en el marco de un juego y que no porque te hace daño. Este señor me dobla en peso y altura. En ese momento temes por tu vida. Y yo creo que en esas circunstancias el juego se ha acabado”, ha incidido.

La mujer ha explicado que el hombre la inmovilizó estando desnuda y que permaneció así hasta que llegó la Policía Local, un tiempo que le pareció “una eternidad”.

La víctima también ha dicho que fue el acusado quien propuso esas prácticas sexuales porque “era su ilusión” y “fantasía”, y que ella cedió porque estaba “obnubilada” por él. También ha confirmado que no tenían pactada una palabra de seguridad: “Él solito sabía cuando me hacía daño y cuando no”.

Otra prueba documental son los mensajes de WhatsApp entre ambos antes del incidente, y también un mensaje que la mujer envió posterior a la denuncia, y al que el hombre no contestó porque tenía una orden de alejamiento y prohibición de comunicación. En este mensaje la mujer le pedía hablar para decirle algo “muy importante” y le advertía de que está “en juego” su “futuro”. La mujer ha dicho que “quería solucionar las cosas sin pasar por este calvario que han sido estos tres años”. “Estuvo semanas llamándome y usaba cualquier tipo de red social para intentar ponerse en contacto conmigo”, ha dicho por su parte el acusado.

CUANDO LLEGÓ LA POLICÍA LOCAL

La Policía Local llegó al domicilio tras la llamada del acusado al 112 y se encontraron a ambos “bastante tranquilos los dos”. Los policías han contado que la mujer no lloró ni gritó y que de hecho, mientras el acusado daba su versión –sobre que era él quien se había negado a una práctica sexual y que ella le había agredido– ella “asentía” y no le contradijo en ningún momento.

Sin embargo, “al final”, cuando anunciaron que no se lo iban a llevar detenido, “ella dijo que iba a denunciar porque había habido una agresión sexual” y llamaron a la Guardia Civil. Los agentes han indicado que les sorprendió esta actitud de la mujer, porque “no se la veía reaccionar de forma emotiva respecto a lo que contaba que había ocurrido”. Tampoco mencionó las amenazas.

En cambio, la funcionaria de la Guardia Civil que ha comparecido sí ha declarado que encontró a la mujer con “un estado de nerviosismo bastante evidente”.

Por su parte, la psicóloga que asistió en terapia a la mujer en los meses posteriores a los hechos ha explicado que sus síntomas eran “compatibles con un trastorno de estrés postraumático”, y ha afirmado que no apreció “ningún atisbo” de que estuviera fingiendo o manipulando el relato.

UN ANTIGUO AMIGO DE LA VÍCTIMA LA TACHA DE MENTIROSA

En la vista también ha comparecido un antiguo amigo de la víctima que ha acusado a la denunciante de mentir sobre éste y otros supuestos casos de violencia sexual por parte de otras personas. Según el testigo, “cada fin de semana habían abusado de ella” y este tipo de episodios “se iban acumulando y ya no era normal”.

Para mayor énfasis, el testigo ha señalado que en una ocasión la mujer le contó que un conocido rapero de Zaragoza la habría “violado y tirado atada al río Ebro”. Al principio se creyó el relato sobre el incidente con el acusado: “Me contó que la violó y que le intentó asesinar asfixiándola cantándole una nana”. Pero “la noche siguiente ya estaba de jauja” y finalmente el testigo le dijo “que no podía más con esta sarta de mentiras” y que “ya no quería ser su amigo”.

Este testigo también ha declarado que la denunciante estaba “obsesionada con ser la pareja” del acusado, y que le dijo que iba a “cargárselo”, “en el sentido de meterlo preso”.


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