MADRID, 22 (SERVIMEDIA)
Cerca de 8,4 millones de personas vivían el año pasado con diabetes tipo 1 (DT1) en todo el mundo y esa cifra podría aumentar a entre 13,5 millones y 17,4 millones en 2040.
Así se explica en un estudio realizado por una docena de investigadores y publicado en la revista ‘The Lancet Diabetes&Endocrinology’.
Graham Ogle, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sidney (Australia) y coautor del estudio, apuntó que este incremento de la prevalencia de personas con diabetes tipo 1 acarrearía “implicaciones negativas sustanciales para las sociedades y los sistemas de atención médica”.
“Existe la oportunidad de salvar millones de vidas en las próximas décadas elevando el estándar de atención para la DT1 (lo que incluye garantizar el acceso universal a la insulina y otros suministros esenciales) y aumentando la conciencia sobre los signos y síntomas de la DT1 para permitir una tasa de 100% de diagnóstico en todos los países”, añadió.
Los datos sobre la prevalencia y la mortalidad de la DT1 rara vez están disponibles en la mayoría de los Estados. Los datos faltantes generalmente se relacionan con países de bajos y medianos ingresos, y las poblaciones adultas. La mayoría de los estudios anteriores calculan la incidencia de la diabetes tipo 1 en función de los datos europeos y norteamericanos.
El nuevo estudio ofrece estimaciones de modelos altamente comparables con datos observados y prevé la prevalencia faltante por primera vez, con lo que brinda una base significativa para un cambio en la atención y la política a desarrollar ante esa enfermedad.
EDAD MEDIA: 32 AÑOS
Los investigadores modelaron datos sobre la prevalencia de diabetes tipo 1 en niños, adolescentes y adultos en 97 países, junto con datos de incidencia a lo largo del tiempo de 65 naciones y de mortalidad en 37 Estados para predecir la incidencia, la prevalencia y la mortalidad por esa enfermedad el año pasado en 201 países y territorios, con proyecciones de la prevalencia futura hasta 2040.
Así, indicaron que 8,4 millones de personas en todo el mundo vivían el año pasado con diabetes tipo 1, de los cuales un 18% tenía menos de 20 años, un 64% entre 20 y 59 años, y un 19% más de 60 años.
Aunque históricamente la diabetes tipo 1 ha sido una enfermedad asociada con el inicio en la infancia, estos resultados revelan que cada año se diagnostican numéricamente más adultos que niños (316.000 frente a 194.000 casos en todo el mundo en 2021), con una edad media de diagnóstico de 32 años.
“Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para el diagnóstico, los modelos de atención y los programas de apoyo. Dichos programas, en los países donde existen, están diseñados y entregados casi exclusivamente para niños y jóvenes con DT1. Además, nuestros hallazgos enfatizan la necesidad urgente de mejorar la vigilancia y la recopilación de datos sobre la incidencia, prevalencia y mortalidad de la DT1 en poblaciones adultas”, comentó Dianna Magliano, de la Facultad de Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad Monash (Australia).
ESPAÑA, EN EL ‘TOP TEN’
Los 10 países con la prevalencia estimada más alta de diabetes tipo 1 son Estados Unidos, India, Brasil, China, Alemania, Reino Unido, Rusia, Canadá, Arabia Saudí y España, que representan 5,08 millones (60%) de los casos globales. Un 21% de las personas con esa enfermedad residen en países de ingresos bajos y medianos.
El año pasado murieron alrededor de 175.000 personas por diabetes tipo 1, de las cuales unas 35.000 (un 20%) se atribuyeron a la falta de diagnóstico y de estas, 14.500 se produjeron en el África subsahariana y 8.700 en el sur de Asia.
Los investigadores indican que 3,1 millones de personas adicionales habrían estado vivas en 2021 si no hubieran muerto prematuramente debido a una atención subóptima de la diabetes tipo 1 y otras 700.000 aún vivirían si no hubieran fallecido de forma prematura por la falta de diagnóstico.
“Nuestros hallazgos indican que la huella general de la DT1 es mucho más grande de lo que indicaban las estimaciones anteriores, cuando se tiene en cuenta la prevalencia faltante debido al exceso de mortalidad”, recalca Kim Donaghue, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sidney.
Donaghue añade que esto es particularmente cierto en los países de ingresos bajos y medianos. Por ejemplo, el África subsahariana representa un 4% de la prevalencia mundial (357.000 casos), pero un 23% de vidas perdidas (40.000), lo que destaca la necesidad urgente para aumentar la conciencia de los signos y síntomas de la DT1 estas naciones.
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